Supersonic, crítica

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Supersonic
Todas o ninguna
Por Hugo Corona
Cinegarage

¿Cuántas veces son suficientes para ver a tu banda favorita en vivo para que deje de emocionarte? La respuesta es sencilla. Todas o ninguna. No todos pudieron ver a su banda favorita sobre el escenario. Yo tuve la fortuna de hacerlo. No en su mejor momento. Tal vez eso fue imposible para mi, sobre todo porque era parte de ese porcentaje de la población mundial que odiaba cualquier cosa que tuviera que ver con Oasis.

Hoy en día no logro entender cómo fue que pasé del odio a tatuarme una frase de una de sus canciones legendarias. Hay una parte de la historia que desconozco por diferentes razones. Era muy chico, en el México de los 90 la música llegaba a cuenta gotas. Pero sabía de su existencia. ¿Cómo es que un niño de 12 años sabía “odiar” a Liam y a Noel Gallagher? Sencillo: un hermano mayor que me presentó su música. Antes de que me gustaran ya habían vendido millones de discos. Ya tenían una lista larga de conflictos y peleas entre ellos, ya habían corrido a un baterista y a un bajista. Vaya, llenaron un lugar con 250,000 personas, no una, dos veces… Y en días consecutivos.

Este suceso histórico es lo que marca el punto de arranque y de partida del documental Supersonic dirigido por Mat Whitecross y quien fue elegido por los hermanos a partir de lo que había realizado con el documental Amy. El trabajo de dos horas de duración nos lleva al principio de la carrera de ambos integrantes, nos cuentan en propia voz qué y cómo fue lo que hicieron para llegar al mítico momento dónde fueron firmados por una disquera.

A través de material de archivo nos adentra a las sesiones de los dos primeros discos de la banda, que fue lo que los llevó a dar la vuelta al mundo. ¿Quién no reconoce “Wonderwall”? Bueno, pues esa razón de que esté en su cabeza la melodía, es el por qué fueron la banda más grande del planeta. Y digo fueron porque su grandeza fue lo que al final mató a la banda. El talento de Liam y Noel, saber ejecutar su trabajo y la búsqueda de más, es lo que nos queda claro. Lo demás, no importa. La música es lo que se queda, como dice Noel en una de las entrevistas recogidas por el director. Por eso lo demás no importa, porque si la música sigue estando ahí y trascendiendo, ¿qué nos importa si se peleaban?

Si bien no a todos les gusta una banda que se dedicaba a pregonar por todos lados lo increíbles que eran, podrían entender y darse cuenta del mismo error que yo cometía en ese entonces. Prestar más atención al fuego que al calor es el error más grande que uno puede cometer frente a una hoguera.

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