Los colores del destino, crítica. Película de la semana

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Los colores del destino
Realidad ultra resquebrajada
Por Erick Estrada
Cinegarage

Curioso. El nombre de Shane Carruth, director de Upstream Color aparece en la lista de personas a las que se agradece de manera especial en una de las mejores películas de ciencia ficción que hemos visto en los últimos años: Looper.

Ya en su película Carruth se desata por completo contando una historia ultra fragmentada, muy viajera en el tiempo incluso de manera más aventurada de como lo hace Harmony Korine en su Spring Breakers, en la que el futuro y el presente colisionan para generar gratos y cálidos fuegos artificiales. Carruth, remando más lejos, hace chocar no solamente presente pasado y futuro, sino que introduce realidades que bien podrían pertenecer a una realidad alterna, a un cuento dentro de la cabeza de sus personajes, a una cinta conspiratoria de la mejor inspiración de J.J. Abrams o a una ciencia ficción dolorosa y completamente sumergida en alucinógenos.

Sus dos personajes luchan (porque se trata en realidad de una lucha) por descifrar su propio entorno, por colocar las piezas de un rompecabezas inexistente (sus propias vidas y coincidencias), y en ese ir y venir de realidades, personalidades, tiempos y circunstancias, encuentran diferencias y coincidencias, casi al estilo de una comedia romántica retro nostálgica pero también con mucho dolor y organismos palpitantes, como el terror que deconstruye William Friedkin en Bug.

Al avanzar en este pantano de imágenes que se reconectan para abandonarse de nuevo en la irrealidad, los dos personajes se dan cuenta que probablemente fueron parte de algún experimento en alguna de las realidades que se han encargado de visitar ahora que están juntos. Es ahí donde nos damos cuenta que quienes somos parte del experimento somos nosotros, quienes vemos la película y debimos haber dejado ya, secuencias rotas atrás, todo asomo de racionalidad para entregarnos por un lado al sufrimiento de ficción ultra resquebrajada de sus personajes, para dejarnos llevar por la emoción ante un vacío que sabe a algo mejor de lo que se detecta a primera vista.

Desconcertante e irrealista, malévola y orgánica, emotiva y desoladora Upstream Color es sin duda una experiencia que reta a quienes se llaman cinéfilos, pero recompensa a quienes saben que la historia existe siempre y cuando uno se olvide de ella, y no al revés como a veces pretenden varios directores amantes de visitar a los festivales.

Los colores del destino
(Upstream Color, EUA, 2013)
Dirige: Shane Carruth
Actúan: Shane Carruth, Andrew Sensenig, Brina Palencia, Amy Seimetz
Guión: Shane Carruth
Fotografía: Shane Carruth
Duración: 96 min.

Comments (4)

  1. Hola Erick. Quizá me recuerdes: fui tu alumno en la UIC hace como 10 años. Quisiera hacerte unas preguntas para incluir tu perspectiva en un trabajo que estoy realizando sobre cine comercial. Aquí viene mi correo. Ojalá me puedas ayudar. Saludos!

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