Adiós al lenguaje, crítica

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Adiós al lenguaje
Godard en 3D
Por
Erick Estrada
Cinegarage

Jean-Luc Godard es un niño berrinchudo. Con una tercera dimensión atiborrada de experimentos logra una no narración que, para variar, nos deja clarísimo desde los créditos iniciales, que no le importamos ni quienes vemos sus películas ni quienes las verán en el futuro.

La diferencia con otros directores que dicen seguir sus pasos y que filman falsa pornografía es que, con experimentos audiovisuales como lo es Adiós al lenguaje, Godard sí predica con el ejemplo.

En los tiempos en que el copia y pega son más que la herramienta la materia prima; en los años en que la remezcla de todo puede considerarse obra de autor; en la década que privilegia el instante sobre la permanencia; en los años en que el punto de vista de todos sobre todo se privilegia irracionalmente; en ese pesente Godard se lanza, agresivo como siempre, a trabajar y amasar una instalación audiovisual en la que declara una y otra vez (con frases fracturadas, con sentencias filosóficas, con gritos y ladridos) que busca más que la narración, la “pobreza del lenguaje”.

Agresivo, sí, esa es la palabra. La 3D ayuda a Godard a fragmentar el encuadre cinematográfico. Siempre hay obstáculos visuales, siempre hay intromisiones en huestra dimensión, desde la nariz del simpático perro que nos acompaña por toda esta experiencia, hasta floreros y sillas que si bien ocultan a los humanos o a sus rostros, nunca dejan de encajar viciosa y estéticamente.

La genialidad escondida en este atrabancado y muy fastidioso montaje es que hay secretos visuales, reflejos en los cromos o en los pomos en los que vemos, en 3D, deformado y trastocado, aquello que Godard ha decidido dejar fuera del encuadre real.

El resultado: una estética bizarra y sutilmente grata en encuadres enrarecidos y necios. Hay búsqueda plástica mientras se niega la narración lírica.

¿Será que en esta mecánica godardiana lo que importa es lo que se queda fuera del encuadre, lo que ven esos negros ojos de un perro que a su vez parece ser la conciencia sobre la que todo este discurso quedará depositado?

Es probable. Una posible prueba son esos paneos de falsa 6D en los que dos imágenes yuxtapuestas (Eisenstein es reelaborado con mano mágica) se desdibujan en objetivo pero coinciden en escenarios, que laceran los ojos y revuelven el cerebro y que cuando se completan entregan cierto descanso en la nada porque lo que se ve cuando terminan es eso, nada. Todo está fuera del encuadre.

La otra prueba podría ser el poder que en este violento experimento Godard entrega a la pantalla. No al encuadre, a la pantalla. Si bien los colores están mancillados, la narración violada y los encuadres retorcidos, la plástica que aparece en la pantalla es intrigante y eso, dudas, es la verdadera materia prima del cine de Godard.

Adiós al lenguaje
(Adieu au langage, Francia, 2014)
Dirige: Jean-Luc Godard
Actúan: Héloise Godet, Kamel Abdeli, Richerd Chevallier, Zoé Bruneau
Guión: Jean-Luc Godard
Fotografía: Fabrice Aragno
Duración: 70 min.

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