Jauja, crítica. Vean aquí la película.

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Jauja
La brújula perdida
Por Erick Estrada
Cinegarage

La promesa es grande. Un mundo prometido vasto y extenso y los europeos que escapan de sus espacios reducidos chocan en lo que se anuncia como un cuento fatalista en la parte sur del continente americano, plana, llana, abierta.

Los hombres que se han perdido en esa promesa, que se han adentrado en esa tierra deberían aullar su falta de rumbo y dada la introducción que Lisandro Alonso nos regala debrían chocar y reñir para aliviar algo del futuro estancado ahí, a fines del siglo XIX, buscando cosas perdidas en terrenos en donde nada puede ocultarse, en donde los escondites son imposibles frente a un horizonte que se vuelve eterno y universal.

Ahí transcurre esta propuesta de perdiciones, de brújulas místicas, de brujas copiadas a Shakespeare en la que un hombre en busca de fotuna busca a su hija quien a su vez ha decidido escapar con un nativo que de tan despistado sufre muy pronto en la película y fuera de cuadro, la peor de las suertes. Ahí se deja ir esta pretendida fábula de círculos de tiempo en los que la búsqueda es inútil pues todo será encontrado, en donde los símbolos son tan abiertos y arbitrarios que no será de extrañar que los interesados le adjudiquen sentido sin temer equivocarse.

Y es que en la búsqueda de este hombre por la fortuna que su país natal no le da -y en la de su propia hija- hay sí un detalle en el encuadre que ilusiona y una recreación histórica lúcida y lucidora, pero que nunca consigue corresponderse con un lenguaje cinematográfico ya no digamos en forma, sino en concordancia con la pérdida de brújula del padre en busca de su hija, de una pandilla de vagabundos nativos por un asaltante afamado, de cierta certeza de su existencia de un par de fantasmas adjuntos al padre en dolor que sólo quieren encontrar la fiesta más importante del momento.

Nada hay en el lenguaje cinematográfico de Lisandro Alonso que haga más redondo el promisorio texto en la introducción de la película sino todo lo contrario. En lugar de, probablemente, un lenguaje disparatado; en lugar de, por ejemplo, un discurso alocado e incluso viajado; en lugar de un montaje que, por ejemplo, sugiera la desesperación de navegar sin rumbo (al estilo del Aguirre, la ira de Dios (Alemania, 1972) de don Werner Herzog, epítome de la locura cinematográfica reflejo de la locura y sinsentido dentro de la cabeza de su protagonista; en lugar de ello tenemos encuadres prolongados en los que los personajes deambulan para hacer redundante que no tienen a dónde ir ni en donde ocultarse: un montaje plano como las tierras en que fue fotografiada esta historia minúscula de apuntes cósmicos (de nuevo, los círculos de tiempo), planos generales, pocos detalles y en consecuencia poco discurso visual, ese sí, correspondiente a la ausencia de diálogos en la película, muy de acuerdo a las pláticas sin sentido que a veces los personajes ejecutan a cuadro.

Si la idea de reflejar la pérdida de rumbo de este personaje cabizbajo y pasivo a mares estaba en un no discurso de la película, en ese hacer que los personajes se decidan a veces de ir del lado izquierdo al derecho del encuadre para comunicar cierto movimiento y después regresar a su posición original, la fórmula es infalible.

Pero si la idea era meternos al infierno mental de estos personajes atrapados en una sequía paisajista que de repente regala buenas fotografías de una naturaleza agreste devorando a personajes que tampoco merecían mejor destino, Jauja queda a deber, mucho, debido en principio a un estatismo premeditado que obliga a los actores a murmurar y moverse en un encuadre que los atrapa falsamente y que hace obvio que no tienen a dónde ir. Deberia haberlos dejado escapar.

Desde ese punto de vista sí, Jauja evidencia una pérdida de la brújula mortal. Lástima que la perdida sea la brújula de la película en sí, no la de sus falsamente enloquecidos personajes que cargan el grillete de un no discurso que, en consecuencia, ofrece un no montaje cegador cuando la promesa había sido la de algo deslumbrante.

CONOCE MÁS. Esta es la crítica de Erick Estrada a Pájaros de verano de Cristina Gallego. Aquí tienen también la posibilidad de ver la película.

Jauja
(Argentina-Dinamarca-Francia-México-EUA-Alemania-Brasil-Holanda, 2014)
Dirige: Lisandro Alonso
Actúan: Viggo Mortensen, Ghita Nørby, Viibjørk Malling Agger, Adrián Fondari
Guión: Lisandro Alonso, Fabián Casas
Fotografía: Timo Salminen
Duración: 109 min.

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