Ilusión nacional, crítica

Ilusión nacional
Los demonios del soccer
Por Erick Estrada
Cinegarage

Ganar contra perder. El acierto contra el error. Probablemente la mayor cualidad de Ilusión nacional, el nuevo documental de Olallo Rubio, sea plantear su narración sobre las aventuras e infortunios de la selección nacional de fútbol bajo esos términos: la odisea que puede terminar en victoria o que puede hundirse en la derrota. Hablaremos de fútbol soccer, sí, pero debajo hay otros discursos que, como siempre que se habla de fútbol soccer, pueden permanecer ocultos debajo de los gritos y los sombrerazos.

Brasil, 1950. La ejemplificación de la derrota de derrotas. Flashback a la primera participación de la selección nacional en un mundial. El trabajo que lleva a una selección (la de Brasil) a ganar campeonato tras campeonato, y los extraños atajos que sigue otra (la de México) para vivir y sobrevivir de un sentimiento triunfalista inexplicable, tan firme como fuera de control.

A través de la historia veloz y casi sin descanso de los hombres que han llevado la camiseta de la selección nacional en las copas del mundo, Olallo Rubio desgaja (a veces sin querer, otras con una malicia que descubre cuando se platica con él en corto) los sentires de un México profundo y muchos de los errores que como sociedad acarreamos desde no sabemos cuándo.

Llorar y cantar. Gritar y lamentarse. La segunda ventaja de Ilusión nacional es que a pesar de repetir una fórmula que a Rubio le acomoda tanto (la zona de confort narrativa salta a un tema distinto pero se modifica muy poco en realidad), no pretende regalar ninguna respuesta, no gritará a los cuatro vientos el descubrimiento de una verdad irrefutable.

Un país que enseña a sus niños a no llorar excepto cuando pierde su selección nacional; la entrada del futbol a los medios masivos (para muchos entendidos debió permanecer puro y sin ser tocado por ellos); el racismo en ese deporte (porque de ese deporte se habla, no porque en otros no exista); los cambios de rumbo y de sociedad que se filtran al cómo y por qué se juega futbol. Todo se hila en un arco tan dramático como documental (tres historias se unen de manera gratamente sorpresiva en la película), condimentado con anécdotas y sobre todo imágenes que subrayan el discurso debajo de la historia, muchas de ellas nuevas y todas exprimidas al máximo para sacarle juego visual a un deporte tan monocromático como el fútbol soccer.

Los demonios del soccer también está presentes: los malos manejos, el hecho de que el deporte haya perdido su carácter jovial para transformarse en un negocio que desde fuera es difícil de entender; la presión al deportista (de esta y otras  disciplinas) y su explotación en favor de un espectáculo envuelto en demandas nacionalistas; la sensación de que se compran manzanas podridas (sensación que puede llevarse al terreno de la política incluso). Y sin embargo, no habrá respuestas, no sabremos si los medios hacen bien o no al futbol nacional. Las puertas quedan abiertas hasta un final que tampoco se empeña en aclarar la situación. ¿Serán esos demonios los mismos que tropiezan la carrera de un país como éste? La puerta, insisto, queda abierta.

Dar respuestas no era la idea, de ahí que el documental resalte y sobresalga.

En una sociedad y en un país que ahora presume su propia superficialidad y que ignora de manera casi conciente la lectura entre líneas, las ideas escondidas y el lenguaje figurado, Olallo Rubio presenta a través de su narración la oportunidad de echarle un ojo al país que ha generado un fenómeno tan extraño como su propia selección nacional, que gana, pero que inevitablemente pierde; que vive entre la certeza y el error, que habla mucho de nosotros sin que nos demos cuenta. Aquí hay una oportunidad de hacerlo no importa si, como a mí, el fútbol soccer les resulte tan lejano como extraño.

Ilusión nacional
(México, 2014)
Dirige: Olallo Rubio
Guión: Olallo Rubio
Edición: Juan Fontana de Rosas
Producen: José Nacif, Olallo Rubio