Cannes, la segunda
La segunda de Cannes 2011. Las dificultades de la paternidad y un festival que aún no levanta vuelo
Por Joaquín Rodríguez (enviado)
Mayo 14, 2011. Concluida la tercera jornada del Festival de Cannes número 64 y todavía no se ha visto ninguna gran película. Por el contrario, prácticamente todo lo mostrado hasta ahora raya en la mediocridad, si no en el desastre; los grandes nombres no comenzarán a aparecer sino a partir del lunes, con los títulos firmados por Lars Von Trier, Pedro Almodóvar, Terrence Malick o Paolo Sorrentino, entre otros. Eso sí, a diferencia de la opinión de quien esto escribe, la cinta de inauguración, Midnight in Paris, de Woody Allen, parece haber gustado mucho y las críticas han sido más que benévolas. Incluso, los críticos norteamericanos ya hablan de la nominación número quince para el Oscar en la categoría de Mejor Guión Original para Allen. Y la verdad, es que luego de lo visto en los días dos y tres de este evento, uno extraña al maestro Woody.
Hablando de lo visto en las últimas horas, tuvo ya su presentación la primera de las tres cintas mexicanas que participan este año en Cannes, nada menos que Miss Bala, de Gerardo Naranjo, una producción de Canana que está incluida en la sección Una cierta mirada. Y antes de que los reseñistas nacionales se apresten a asegurar que fue ovacionada, hay que decir que su recibimiento, por lo menos en la función de prensa de la mañana de este viernes, fue bastante tibio, con pocos y muy discretos aplausos. De ella, sin duda, hablaremos con calma en Cinegarage.com cuando se aproxime su fecha de estreno en México.
En lo que toca a las tibiezas de la competencia oficial, resulta curioso que dos de las cintas exhibidas en estos días tengan como eje narrativo el tema de la paternidad y cómo la ineficiencia de los padres es en gran medida la responsable de crear criminales. Primero está la película británica We Need To Talk About Kevin, de la cineasta Lynne Ramsay, cuya traducción sería algo así como Tenemos que hablar sobre Kevin. Muchos críticos se han dejado sorprender por su deslumbrante puesta en escena; ciertamente la fotografía es excelente y el manejo de cámara apantallante, pero la verdad es que es uno de esos casos de mucho estilo pero muy poca sustancia. Y claro, también ayuda la extraordinaria actuación de su protagonista, la siempre confiable Tilda Swinton, que lucha denodadamente por darle complejidad al personaje protagónico, una madre de clase media norteamericana que intenta en vano poner en orden su conciencia luego de que su hijo adolescente se convierte en asesino múltiple al atacar a sus compañeros de preparatoria.
El planteamiento es muy interesante, y ciertamente resulta intrigante explorar en la psique de los padres de esos súbitos asesinos tan comunes en la sociedad norteamericana buscando deslindar responsabilidades; en el caso del filme de Ramsey uno se topa con un guion terriblemente hueco, esquemático y sin complejidad alguna. De hecho, son muchos los lugares comunes, a los que Swinton no puede vencer, y al final no queda más que la idea de que el hijo es un loquito más, dominado por la maldad pura y simple, y que la propia madre que encarna Swinton es una mujer profundamente tonta, y ya. Al final, queda la impresión de que ya vio uno esta historia varias veces, protagonizada en alguna ocasión incluso por Macaulay Culkin en aquel churro llamado Ángel malvado (The Good Son), de 1993. Es decir, una película pretenciosa que no trasciende el trillado subgénero del chavito malvado.
Mucho mejor en este sentido fue la cinta francesa Polisse, dirigida por una actriz que se hace llamar simplemente Maiwenn, y que habla sobre una unidad policiaca -o brigada- que en el París contemporáneo se dedica a perseguir a individuos culpables de maltrato infantil, sobre todo pedófilos. Muy bien realizada y con una duración de poco más de dos horas, no se puede decir que sea aburrida, todo lo contrario; incluso desde ahora se le puede augurar un buen éxito en la taquilla de su país cuando se estrene. Para muchos no deja de ser algo así como un episodio de la serie Law and Order, pero digamos que es como un buen episodio de una serie policiaca gringa, con buenos momentos y muchos apuntes interesantes sobre la pedofilia y las complejidades detrás de un crimen como ese. Quizá su problema mayor sea que se alarga demasiado y abusa de subtramas, personajes y golpes dramáticos. Al final uno como espectador se siente un poco saturado, y si bien el guión y la realización son lo suficientemente eficaces para que uno no se extravíe, la verdad es que todo termina por ser muy superficial y cada historia acaba por tener muy poco tiempo real en pantalla. También hubo quien dijo que Polisse parece un largo tráiler de dos horas, o el apresurado resumen de la correspondiente serie de tele. Pero por lo menos se deja ver y es entretenida.
Y ya como pilón y en referencia a esto de la paternidad, la Semana de la Crítica inauguró el jueves por la noche con otra cinta francesa, La guerre est declare, de Valerie Donzelli, otro muy entretenido melodrama que aborda la larga odisea de una joven pareja que intenta encontrar una cura para el tumor que su hijo -de apenas unos meses de nacido- padece. En este caso, son padres responsables que saben lo que tienen que hacer pero que sufren demasiado para sacar adelante a su criatura. Lo extraño es que una sección de Cannes que presume de ser tan contestataria y renovadora haya elegido un filme que a muchos les pareció convencional, pero la verdad es que uno lo agradece cuando se trata, como en el caso de Polisse, de una cinta que funciona, cuenta bien su historia, y al final llega a ser tan conmovedora como en este caso. Vaya, muchos fueron los espectadores que lloraron hasta decir basta durante la proyección, y es entonces cuando uno reflexiona sobre la vuelta de un Festival de Cannes a formas más tradicionales, pero bienvenidas luego de tanto abuso de las “vanguardias”, sobre todo las contemplativas.
A ver qué cuenta el fin de semana, pero por lo pronto la invasión a este puerto por parte de los Piratas del Caribe mañana sábado, y la exhibición de una esperada cinta de artes marciales, Wu Xia, Peter Chan, hacen esperar un poco de acción para espabilarse.
