El juicio de los 7 de Chicago, crítica (rumbo al Oscar)

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El juicio de los 7 de Chicago
La revolución y la Amérika puritana
Por Erick Estrada
Cinegarage

“Si nuestro juicio se hubiese televisado la insurrección habría iniciado en las calles después del primer día”.
Jerry Rubin. We Are Everywhere.

“El mundo entero observa” es la última frase que se escucha en El juicio de los 7 de Chicago, la segunda película de Aaron Sorkin. Y esa es probablemente la idea que impulsa la ¿necesidad? de lanzar el discurso sobre el juicio de “los 7 de Chicago” (el real) a un público universal como nunca antes lo había sido.

Estamos, se sabe, frente a un producto industrial, plagado de estrellas frente a la cámara y detrás de ella (no hay reclamo al trabajo de ninguna de las personas a cuadro y hay aplausos especiales para Frank Langella). El juicio de los 7 de Chicago no surge de un proyecto guerrillero ni independiente. Es prueba, probablemente, de que existe un ala menos conservadora en la industria del entretenimiento en los Estados Unidos pero entonces surge de los laboratorios del ala menos conservadora de la industria del entretenimiento en los Estados Unidos.
Sin importar las oportunidades que trajeron hasta las pantallas del siglo XXI un acontecimiento que, a la vez, abrió y cerró un capítulo en la historia de Estados Unidos y de la contracultura universal, asombra que con su estreno se vuelvan proféticas las palabras de Jerry Rubin (una de las víctimas de este juicio) respecto a su revolución:
“El movimiento se muestra muy puritano respecto al uso de los medios. Después de todo Karl Marx nunca vio televisión.
Hoy no puedes ser un revolucionario sin una televisión – ¡Es tan importante como un arma!
Toda guerrilla debe saber cómo usar el terreno de la cultura que trata de destruir.”

(Do It! Scenarios of the Revolution. 1970).

Desde esa óptica El juicio de los 7 de Chicago, la película, se convierte en importante e interesante por partes iguales.

Importante porque con el oficio narrativo de Sorkin, pulido, barroco, detallista y puntual, abre la oportunidad para describir y descubrir temas pertinentes para la actualidad occidental. En esta recreación de un proceso injusto sobre personas que los Estados Unidos de fines de los años 60 consideraba peligrosas (los 8 enjuiciados que luego se convirtieron en 7) se da el tiempo para mostrar las ramas (contrarias tanto como contradictorias) de la resistencia al sistema; de lo que Jerry Rubin y Abbie Hoffman llamaban “Revolución” y lo que por su parte (con las mismas búsquedas) Tom Hayden (otro enjuiciado) entendía más bien como “Rebelión”.

Es decir, muestra el caos que desde el inicio significó este juicio (caos destinado a restar moral a los acusados a los que el sistema declaró culpables desde el inicio del proceso) mientras pinta lo multifacético de la Revolución en contra del sistema, ese otro aparente caos en el que la revuelta, la rebelión, la revolución y la resistencia forman parte de una misma cosa, a su vez inalcanzable e indispensable: la utopía.

El espíritu exacto del final de la era hippie.

Es necesario entonces todo lo que Sorkin apretuja en la película. La mención de James Baldwin, la aparición aparentemente tangencial de Fred Hampton (ahí Sorkin cruza su Historia con la de Judas and the Black Messiah), la utilización de material documental, la utilización certera del humor y la festividad (los Yippies lo consideraban un arma tanto como una pistola).

Al despegar desde ahí El juicio de los 7 de Chicago despierta interés. No solamente porque recoge (probablemente con fines mercantiles) el tema de Las Panteras Negras en tiempos del Black Lives Matter. Se convierte en un producto interesante porque igual que Judas… es también muestra simbólica de la división e inquietud reinantes en los Estados Unidos en la puritana era Trump. Y no son las únicas.

Los discursos de ambas (sabiendo y viendo que Sorkin contó con el cobijo de un mayor presupuesto) colocan en la calle la discusión sobre lo problemático de un sistema rubinianamente puritano y claramente supremacista que tomó por asalto los controles de ese país. Pero también describe a un sistema reproducido en el hemisferio (si no es que a nivel mundial) que ahora muestra sus fallas, sus grietas, lo endeble de sí mismo.

Interesante porque en los espacios de tanta información -malabareada con inteligencia por Sorkin– podemos ver que ese sistema que oprime, persigue, criminaliza y castiga la insurrección (pacífica en la forma pero combativa en el fondo) es el mismo que opera hoy,  no porque haya nuevos problemas sino porque su reacción se ha recrudecido. Sus objetivos son la reafirmación de los derechos civiles a través de resistencias como el Black Lives Matter, los residuos magnificados del colonialismo y por supuesto opera un ataque frontal y universal sobre el feminismo.

Si alguien dice no comprender el pacto patriarcal puede acercarse a descripciones simbólicas como la que este año presentan películas como Akelarre (España-Francia-Argentina, 2020). Pero también puede voltear a la narración de Sorkin. En la película vemos los arreglos, los manejos, las tácticas para proteger al sistema de disidencias a las que para lograrlo criminaliza y ataca. Son los mismos arreglos, manejos y tácticas que ese sistema utiliza en nuestra vida real para mantener a raya demandas como las feministas. Es el mismo sistema puritano belicista y machista contra el que los 7 de Chicago se rebelaron para terminar la guerra de Vietnam. Y es el mismo sistema puritano belicista y machista que gobierna al mundo ahora.

“Amérika ha convertido en esclavas a las mujeres.
La pelea de las mujeres es una lucha de liberación y debe ocurrir dentro de la revolución tanto como contra el capitalismo y el imperialismo. La organización de las mujeres en colectivos separados salvó a las mujeres porque sólo las mujeres pueden liberarse a sí mismas, y esto comienza cuando luchan contra su opresión como mujeres en Amérika  y en el movimiento.
LAS AMAS DE CASA SON PRISIONERAS POLÍTICAS.

Jerry Rubin
(We Are Everywhere, 1971).

El mundo entero observa.

El juicio de los siete de Chicago
(The Trial of the Chicago 7, EUA-Reino Unido-India, 2020)
Dirige: Aaron Sorkin
Actúan: Eddie Redmayne, Sacha Baron Cohen, Jeremy Strong, Frank Langella
Guion: Aaron Sorkin
Fotografía: Phedon Papamichael
Duración: 129 minutos.

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