TIFF 2019: Proxima, crítica de Erick Estrada.

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Proxima
La cuenta regresiva
Por Erick Estrada
TIFF 2019
Cinegarage

Proxima es una muy grata tormenta de discretos símbolos que desembocan en una de las figuras sobre la libertad y la dificultad de ser madre, de sus satisfacciones y sus terrores, más poderosas que hemos tenido en los últimos años: en medio de un campo abierto pero pedregoso una yegua cabalga con su cría: poder, furia y resistencia.

Para llegar a esa imagen, para culminar ese símbolo Alice Winocur recorre un territorio que hasta hace muy poco le pertenecía solamente a los hombres, el de las historias de astronautas, super seres despojados de sentimientos familiares que arriesgaban todo para cumplir la misión de lanzarse al cosmos.

Apenas el año pasado Damien Chazelle comenzó a darle a estos extraños personajes dosis de sentimientos y apegos familiares y su propio Neil Armstrong (El primer hombre en la Luna, EUA-Japón, 2018) encontraba en la pérdida de una hija el combustible necesario para llegar a la Luna. Ahora, Claire Denis juega con una idea bastante más tétrica, carnal y opresiva sobre la idea de las familias en el espacio exterior en la maravillosa High Life (Reino Unido-Alemania-Francia-Polonia, 2019) aunque ahí y a pesar de encontrarnos fuera del planeta no hablamos de astronautas en sentido estricto. Es hasta ahora y de la mano de Winocour que tendremos no la pérdida ni el sino de la familia pero sí el apego real y humano a ella, a una hija, como tema central de una película que involucra a una astronauta.

Proxima narra dos historias traslapadas. La de Sarah (espectacular Eva Green), astronauta elegida para ser parte de una misión a Marte y su extenuante preparación, física y emocional para lograrlo. Luego la de Sarah (todavía mejor Eva Green), madre de familia separada que cuida de su hija Stella y el proceso a través del cual tiene hacer entender a su hija las complicaciones de su trabajo que incluye una misión a Marte.

Con estas historias corriendo en paralelo Winocour consigue con un pulso y una elegancia digna de resaltarse (tenemos toda suerte de afortunados símbolos, juegos de elipsis que impulsan las ideas de la película) primero que hagamos conciencia de la doble dificultad que para una mujer representa convertirse en astronauta (y que además muchas, más de las que creemos, han logrado superar): ¿cómo se maneja la menstruación en gravedad cero y dentro de estos trajes?, ¿es un problema el pelo largo?, ¿es determinante la fuerza física? Y tras ello, Proxima plasma la necesaria perspectiva femenina hacía un mundo (como todo) al que damos por sentado como masculino.

¿Es una madre vulnerable e incapaz de convertirse en astronauta, de dejar a su familia aquí mientras ella se lanza al espacio? ¿Son compatibles los niños y las instalaciones de entrenamiento y preparación de los astronautas? ¿Deberían serlo o deberíamos dejar de asumir que a los hombres no les toca el cuidado de los niños? Son algunas de las preguntas que surgen del día a día, arduo y sacrificado que Winocur nos muestra de Sarah y de las conversaciones con su hija.

Pero lo más interesante de Proxima está todavía más abajo, aunque no tanto como para no detectarlo. El símbolo que se nutre de esta narración es el de la maternidad, pero no una maternidad contemporánea, sino LA maternidad. Es dolorosa físicamente simplemente por origen, pero es también dolorosa a nivel espiritual: las separaciones, los cambios, las presiones. Ahí, la misión de Sarah refuerza el símbolo: ir al espacio es tan complejo como ser madre, es un salto a lo desconocido, un trabajo que la otra mitad del mundo (nosotros los hombres) no podremos ver jamás de la misma forma (importante aquí la idea del padre presente pero lejano, en otro sitio, en otro lugar). En ese momento, Winocour enfrenta a Sarah a una decisión todavía más compleja, la de realizar ese salto de nuevo ahora sin la compañía de su hija Stella, y su misión refleja la separación que inevitablemente llegará un día: ir al espacio y abandonar la Tierra es tan complicado como separarse de la hija, que deberá en algún momento recorrer su propio camino y ejecutar sus propios saltos.

Esa es la principal diferencia entre la propuesta de Proxima y la de First Man. El Neil Armstrong de Chazelle inmerso en su propio mundo llega tan lejos como el dolor se lo permite para no mostrar ese dolor aquí en la Tierra. Sarah, la astronauta de Winocour acepta su dolor y lo asimila en compañía de su hija sabiendo que la cuenta regresiva no es liberadora, sino una experiencia en la que ambas, madre e hija comprenden el verdadero mensaje, el de la yegua que en un terreno abierto pero pedregoso corre, por el momento, al lado de su cría: poder, furia y resistencia.

CONOCE MÁS. Esta es la crítica de Erick Estrada a El primer hombre en la Luna, dirigida por Damien Chazelle.

Proxima
(Francia-Alemania, 2019)
Dirige: Alice Winocour
Actúan: Eva Green, Matt Dillon, Lars Eidinger, Sandra Hüller
Guión: Alice Winocour, Jean-Stéphane Bron
Fotografía: Georges Lechaptois
Duración 107 minutos.

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