Cómo enamorar a una chica punk
La aventura extraterrestre
Por Erick Estrada
Cinegarage
En un bar inglés de finales de los años setenta se desarrolla una fiesta. Estamos en el sótano y en el entorno más punk que pueda haber suena a todo lo que da un reggae inclasificable. La historia nos dirá que la fusión de estos dos elementos, completamente disímbolos, creó una de las músicas más emocionantes del siglo XX y generó uno de los pensamientos más aguerridos para sobrevivirlo.
¿Será que en Cómo enamorar…, esta aventura extraterrestre en el año del jubileo de la reina (en el momento más explosivo de los Sex Pistols), John Cameron Mitchell (dirección) y Neil Gaiman (guión) nos dicen a su manera cómo es que ocurrió esa fusión? ¿Qué es el punk? Es una música que aunque hecha de discordancias no acepta discordancias entre quienes la escuchan; es una música, dice Cameron Mitchell en su fugaz narración, en la que el sinsentido adquiere sentido.
Los sinsentidos de la película son obvios: un trío de amigos que apenas despiertan a las noches de sus ciudad, puestos a mil revoluciones después de la fiesta punk en donde inició todo, buscan una fiesta post concierto y se encuentran, de repente, mezclados con seres extraterrestre extravagantes e indescriptibles, pero poseedores de cierta sabiduría, especialmente en el aspecto sexual. Cada uno de ellos, queriendo ser punk hasta el tuétano, queda cautivado con alguno de los elementos presentes en la casa, todos viatles y festivos. Uno de ellos Enn (Alex Sharp) encuentra en una de las extraterrestres que desde esa casa estudian al mundo, algo más que punk: se enamora perdidamente de Zan (Elle Fanning).
Los sentidos aparecen. ¿Es la película una descripción personal de lo que es el punk? ¿Cuando Enn ve que estos seres aparentemente maduros devoran a sus hijos, vemos reflejada la rebelión juvenil que nos obliga a abandonar la casa en la que vivimos hasta ese momento? ¿Es también la aparición de la rebeldía adolescente? ¿Es la mezcla de estos improbables (Zan y Enn) el origen de algo más profundo y mejor trabajado? ¿Es ello reflejo de la mezcla del punk y del reggae que hizo de la música inglesa de fines de los setenta algo propositivo, fuerte y combativo?
Probablemente sí. Y la película manipula esa historia con una delicadeza conmovedora, salpicada de humor mordaz, de secuencias de sexo experimental hilarantes con la idea de ser hilarantes. Eso sí, hablando de esas épocas y pudiendo ser una especie de capítulo perdido en las noches anfetamínicas de Quadrophenia (Reino Unido, 1979), la película se va acortando hacia el final, no en el espíritu de batalla de su pareja protagónica, pero sí en la de algunos de sus personajes extra.
Está, eso sí, un llamado a la libertad (sexual y no), a las experiencias propias (sexuales y no) y la película por momentos nos lleva a lo mejor de esa otra lista larga de sugerencias eróticas que es la estupenda Shortbus (EUA, 2006) y su anarquía de bajo perfil, todo a favor del disfrute.
En una experiencia que también podría definirse como “Los hijos del punk” John Cameron Mitchell elabora un cuento extravagante de orgías eroticomusicales que suenan a la distorsión de quien aprende apenas a tocar la guitarra pero que invitan a una mezcla casi de contrarios, a una especie de evolución del punk, todo con colores y sonidos, canciones y voces que se enfilan a un pequeño caos en lo cinematográfico que sin embargo, encaja perfectamente con el espíritu del resto de la película. A final de cuentas, no hay futuro.
Cómo enamorar a una chica punk
(How to Talk to Girls at Parties, EUA, Reino Unido 2017)
Dirige: John Cameron Mitchell
Actúan: Nicole Kidman, Elle Fanning, Alex Sharp,Ruth Wilson
Guión: Philippa Goslett, John Cameron Mitchell
Fotografía: Frank G. DeMarco
Duración: 102 min.
