El sacrificio del ciervo sagrado, crítica. Película de la semana.

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El sacrificio del ciervo sagrado.
Operación a corazón abierto
Por Erick Estrada
Cinegarage

Yorgos Lanthimos lo deja extremadamente claro en el encuadre inicial de su película: esto será una operación a corazón abierto. ¿De qué? Lo sabremos y tendremos temor ante ello conforme su elegante y atemorizante narración se abra paso entre todos los mecanismos de defensa que uno pueda presentar como espectador.

El discurso, la anécdota, la pesadilla, la operación, inicia con ángulos contrapicados de personajes robóticos, que suenan y se mueven artificialmente, recordando por más de una razón (estamos en los entretelones familiares, sexuales, psicológicos de una pareja de médicos y Nicole Kidman es la mitad de esa pareja), a los tonos y acentos gélidos y casi ensayados del matrimonio rebuscado y decadente que Stanley Kubrick plasmó en Ojos bien abiertos (Reino Unido-EUA, 1999). ¿Por qué la cámara nos somete a personajes de esta calaña, miembros de la alta burguesía que se vanagloria de su distancia con el resto del mundo? ¿Por qué Lanthimos nos lleva a someternos (involuntariamente, desde el ángulo inmodificable de sus primeras secuencias) a esta lista de hipócritas egoístas que sólo ven por su propio bien?

Porque poco a poco ese encuadre cambiará al lado opuesto, conforme la macabra anécdota se abra paso entre un diseño sonoro que podría pertenecer a la película de terror perfecta y la transformación-conocimiento de los personajes que creíamos inferiores y que maliciosa y sorpresivamente, aparecen de repente como espadas flamígeras que tienen como misión la aniquilación de los egos que viven y se creen a salvo en el mundo de los suburbios, el éxito del american dream convertido en casa con jardín trasero.

Esta pareja de doctores será enfrentada a un adolescente que se parece más a un extraterrestre abandonado por los suyos en un planeta tan miserable como lo es la Tierra, pero que con razones de peso pero medidas extremas se convierte, tras desplegar sus alas con una precisión carnívora y predadora,  en un ángel de la muerte que toma el control de ese sueño americano, que lo deforma y lo transforma exprimiendo, para evidenciarlos y nunca para desterrarlos, los defectos, los pecados, la violencia contenida en los retratos en movimiento que hace la cámara de Lanthimos del sueño americano en su máximo esplendor.

A partir de ese momento, por razones que ahora no es pertinente explicar, nuestro punto de vista se empata con el de Martin, el protegido del doctor cabeza de familia (ya veremos qué tipo de cabeza). Martin crece frente a nosotros mientras la maldad intrínseca -muchas veces invisible- de ese modo de vida aparece, oculto entre el planchado perfecto de sus cortinas y la visión aséptica que tenemos de sus garajes y de sus sótanos.

Lanthimos nos llevará hasta ellos (los sótanos) mientras deja que su película se convierta en una culebra mística que a veces parece una narración del terror psicológico más devastador y otras un thriller psicosomático con toques de la peor pesadilla llegada desde el Black Mirror más cruel que ustedes tengan el atrevimiento de recordar.

Así, El sacrificio del ciervo sagrado nos deja oler la historia del sacrificio que un dios descarado y paranoico le exige a un tal Abraham (porque descarado y paranoico es Martin, nuestra oscura imagen criminangelical) para después llevarnos a las maldiciones del DNA que con una maestría no muy lejana degustamos con delicioso desagrado en Tenemos que hablar de Kevin (Reino Unido-EUA, 2011). Lanthimos no se detiene ahí y permite a su historia cavar todavía más en los terrenos del terror psicológico más realista y menos lógico que ustedes puedan imaginar, depositando a sus personajes muy cerca de Funny Games (Austria, 1997), convirtiendo la invasión del hogar en un evento psicológico casi paranormal o en uno metafísico casi antinatural, depende como quieran leer este desmantelamiento de la careta de la alta burguesía del sueño americano de colores pastel y formas sociales robóticas y mecánicas.

Mucha gente encontrará en lo paranormal la explicación de lo que ocurre en el alto voltaje de El sacrificio del ciervo sagrado. En realidad, lo que Lanthimos busca y consigue con un lenguaje visual tremendamente elaborado en su simplicidad, es una deconstrucción del orgullo burgués capitalista contemporáneo para describirlo con precisión y lujo de detalle en estos retratos en movimiento; y después para dejar al descubierto sus enormes e irremediables debilidades: a partir de conocer “las alas” de Martin los personajes que antes se nos presentaron en ángulos contrapicados son vistos desde ángulos picados muy marcados y en planos que los encierran en las esquinas del encuadre. Por alguna razón que la película muestra pero no explica (la respuesta la tenemos todos) estos poderosos magnates de las formas, del dinero, del poder, han dejado de dominarnos y ahora son los dominados.

Lanthimos ha desmembrado a ese sueño americano y como en el mejor de los dramas de la Europa más rancia, saca a los esqueletos del ropero y los hace bailar una danza macabra de rostros encapuchados que bailan escopeta en mano para que la muerte tenga una mejor  oportunidad de elegir al “hijo de Abraham” solicitado por un dios paranoico, cruel, inhumano como todos los dioses. La razón de ese desmembramiento es la crítica y el señalamiento a un país que ahora muestra su peor rostro, su peor discurso y que siempre busca el sacrificio de los demás y nunca el propio. ¿Qué contaría la Biblia si Abraham hubiese elegido matarse él mismo antes que sacrificar a su hijo? El mundo sería algo completamente diferente.

Lanthimos quiere exhibir esos defectos del sueño americano, no desterrarlo.

Desterrarlos habría significado una curación. Martin, el ángel de la muerte los evidencia para dejar claro que su castigo es hacernos vivir con ellos, sabiendo que están ahí y que parece que nunca desaparecerán.

Yorgos Lanthimos lo deja claro en extremo en el encuadre inicial de su película . Esto será una operación a corazón abierto. Nuestro corazón abierto. ¿Sobreviviremos la intervención?

CONOCE MÁS. Aquí encuentran el avance más reciente de El sacrificio del ciervo sagrado.

El sacrificio del ciervo sagrado
(The Killing of a Sacred Deer, Reino Unido, 2017)
Dirige: Yorgos Lanthimos
Actúan:  Colin Farell, Nicole Kidman, Alicia Silverstone, Barry Keoghan
Guión:  Yorgos Lanthimos, Efthymis Filippou
Fotografía: Thimios Bakatakis
Duración: 109 min.

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