Suburbicon. Bievenidos al paraíso. Crítica.

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Suburbicon.
Bienvenidos al paraíso
Por Erick Estrada
Cinegarage

Los suburbios americanos viven bajo amenaza. Una amenaza que no es ni la integración racial, ni la mezcla de religiones, de preferencias sexuales o la amenaza de la inseguridad ante la llegada de vecinos “nada normales”.

La amenaza sobre estos vecindarios homogéneos que demandan que nadie salga de ese aire homogéneo, es el enfoque crítico, agudo, violento y mordaz de dos de los autores más importantes de nuestro tiempo: Ethan y Joel Coen. Esa amenaza este año lleva por nombre Suburbicon que es además un vehículo en el que el sello Coen se distingue desde el primer momento.

La llegada de una familia afro americana al vecindario conocido como Suburbicon desata la furia de sus habitantes en el Estados Unidos previo a la conquista de los derechos civiles para la comunidad afroamericana y para muchos que venían detrás. Ese “desequilibrio” desata en la casa de la familia de Gardner, un burócrata modelo, un hecho tremendamente violento que cambia su vida para siempre.

El vecindario se incendia y quienes riegan la gasolina son los hermanos Coen dirigidos por un no menos mordaz George Clooney que, a pesar de lo que digan otras críticas más enamoradas del profundo sentimiento norteamericano, logran ladrillo a ladrillo una fotografía en rayos X de las frustraciones más profundas de los norteamericanos, expuestas burdamente en los años 50 que retrata Clooney y traída de nuevo a la superficie por el desastre de la política Trump, supremacista y conservadora.

Con un ritmo envidiable y con una agilidad más que sorprendente, la película muta y transmuta hasta convertirse en un dragón que arrasará con los ideales y los sueños que el american dream deposita y consolida en la idea del suburbio, sueños que van de lo económico a lo político, pasan por lo racial y se adentran incluso en lo económico; un retrato que, por cierto, incomodará a muchos de sus compatriotas por lo certero del disparo, por la ausencia de compasión en la descripción de estas cocheras y avenidas prístinas que esconden tantos fantasmas que sería imposible hablar de ellos en una sola película.

Consciente de ello la película orilla lo más posible el conflicto racial y se centra en la telenovela pulp alarma roja que ocurre en la casa vecina, una suerte de crimen pasional que primero cita con elegancia brutal al Vértigo (EUA, 1958) de Hitchcock para después, propulsado por esa idea, volverse vulgar en medio de la elegancia narrativa del guión, imbécil debajo del espíritu brillante que le inyecta Clooney, contradicciones que después de la radiografía disectan los miedos rancios de la sociedad de Estados Unidos, tan miedos y tan rancios que hoy siguen vivos e incluso habitan en la Casa Blanca.

Con dos historias en paralelo, una oculta dentro de la otra, renovando sorpresas sangrientas llegadas desde un guión cambiante y tremendamente competente, la película sorprende y ataca, señala y denuncia, entrega esperanza pero provoca reflexión ante el miedo de la actualidad de estos otros miedos, de su renacer y de su vigencia.

Brutal y rabiosa, desafiante e inteligente, un llamado de atención que dejará inquietos a los hijos de suburbia. Humor negro políticamente propositivo.

Suburbicon, bienvenidos al paraíso
(Suburbicon, EUA, 2017)
Dirige: George Clooney
Actúan: Matt Damon, Julian Moore, Oscar Isaac, Josh Brolin
Guión:  Joel Coen, Ethan Coen, Geroge Clooney
Fotografía: Robert Elswit
Duración: 105 min.

CONOCE MÁS. Este fue el avance final de Suburbicon, bienvenidos al paraíso.

CONOCE MÁS. Este es el episodio desde el FICM en el que Erick Estrada y Oscar Uriel hablan de la película escrita por los hermanos Coen.

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