La Mujer Maravilla, crítica. Película de la semana

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La Mujer maravilla
Por el bien de todos
Por Erick Estrada
Cinegarage

Ante la insistencia de los hacedores de películas de super héroes de narrar una y otra vez el origen de los mismos (una estrategia de mercado intergeneracional que les ha dado frutos gordos y gigantes) nos vemos orillados a aceptar en pleno siglo XXI a pueblos enteros de personajes (en este caso se trata de las Amazonas) vestidos como si el Renacimiento jamás hubiese ocurrido con discursos que por supuesto suenan fuera de lugar.

Sin embargo, hay que hacer un poco de memoria y ejercitar el desprecio ante este subgénero para, lejos y vacunados contra trivias y multiversos (aquí se nos dice que el señor Bruno Díaz es parte fundamental de lo que pueda ocurrir en la secuela) podamos entrar a un historia que muy bien podría haber surgido de la imaginación que nos regaló joyas opacas de entretenimiento como lo fue Conan el bárbaro (EUA, 1982). Es decir. La clave para ver películas de super héroes en un mundo saturado de ellas es verlas –a las que se dejen- como se vio a Conan e incluso como se vio a Star Wars en sus primeros años: fábulas de extraños personajes parecidos a los de nuestro universo pero que en realidad son de uno alterno.

Ese desplante nos deja libres para entrar a la anécdota que desarrolla La Mujer maravilla de la sorprendentemente experimentada (a pesar de su corta filmografía) Patti Jenkins a partir de un guión de Allan Heinberg surgido, eso sí, de la historia de cuatro cabezas entre las que está la de Zack Snyder, también productor de la cinta.

Librada de la carga super heroica La Mujer maravilla se convierte en la narración de la vida de una aventurera -muy al estilo de la Moana (EUA, 2016) de Disney- que construirá paso a paso y en una anécdota simple y llana (la película no cuenta ni con acciones paralelas ni con subtextos ocultos) el punto de vista femenino que a través de esa descontextualización sacudirá ligeramente al famoso “mundo de los hombres”, uno al que estamos tan acostumbrados que probablemente muchos tomarán como afrenta este simpático ejercicio.

Basta recordar a varios de los extraños, extraterrestres o desmemoriados –El bulto (México, 1992) es incluso una buena referencia para esto- o renacidos en el futuro o en el pasado para entender el verdadero plan de Diana (que es como se llama nuestro personaje) en esta historia. Efectivamente, su misión como ocurre siempre en el cine de super héroes es la de salvar al mundo. Pero como aquí hemos despreciado ese enfoque en pos de disfrutar más de la aventura, no tardaremos mucho en darnos cuenta que la misión real de Diana es cuestionar el mundo que los hombres han hecho para sí ignorando desde siempre su lado femenino y eliminándolo así del planeta.

Todo arranca, de hecho, muy pronto. Cuando Diana conoce a Steve, un espía de la Primera Guerra que ha estrellado su avión en su isla, a quien tras contemplarlo desnudo, le pregunta “¿qué es eso?” mientras Jenkins le regala al mundo un medium shot de Chris Pine completamente desnudo que mira hacia abajo. Estando ellos en una isla donde solamente hay mujeres el pensamiento falogocentrista llevará el chiste a donde la película quiere: todos pensaremos que con la palabra “eso” Diana se refiere al pene del soldado desnudo. No. En un ritmo de comedia que el resto de las películas de DC no han querido practicar -precisamente por su masculina solemnidad- Diana reformula y este soldado que sigue pensando lo mismo que nosotros lo hace también para soltar la respuesta que ajusta el tono de la comedia que tendremos presente (afortunadamente) el resto de la película: “no, es… un reloj”.

Diana se ha referido todo este tiempo a un reloj al que este hombre supedita sus actividades, absolutamente todas. “Entonces”, prepara Diana su remate volviendo al doble sentido, “¿tú dejas que esa pequeña cosa te diga todo lo que hay qué hacer?” y Steve, cuando con esta nueva frase de la amazona todos hemos vuelto a pensar en el pene, responde “sí”.

Es ahí donde esa comedia de descontextualización se moverá grácilmente mientras Diana, en un discurso que en medio del mundo de los hombres suena ingenuo pero no por ello menos posible (el reparto ha dicho hasta el cansancio que parte del mensaje grande de la película es el de comunicar amor) busca rescatar al mundo de una de las guerras más crueles que la humanidad haya padecido (la Primera Guerra).

Y es que ésta es también una película pacifista precisamente porque se opone desde la óptica de su heroína a las guerras sin honor y a la idea (hoy también atacada frecuentemente) de que “los soldados están hechos para morir”. Ante frases de este estilo, en un mundo que ha querido que nos acostumbremos al rugido del macho alfa como orden a obedecer a ciegas, Diana responde siempre con su visión destestosteronizada de la vida bajo la que ha sido educada.

Si esto suena familiar no se trata de un error. La Mujer maravilla pone en palabras mucho más sencillas el discurso humano y femenino (incluso feminista) que ya había desarrollado (ahí sí con un lenguaje cinematográfico más complejo y también más disfrutable) El despertar de la fuerza (EUA, 2015) y su otra elegida, Rey, quien igual que Diana tiene que sacrificar, luchar, sudar, pelear y aprender antes de llegar a la meta final.

Desde ese punto de vista la película entrega un mensaje que tardó años enteros en llegar desde DC pero que ahora, si pensamos en particular en el público infantil, cae como anillo al dedo.

Al remate, dos puntos que aquí se enfrentan primero al cine de super héroes y después muy en particular al de DC. Primero, esta historia, el tono en que se manifiesta, su celebrable falta de solemnindad, maneja con destreza (y sin ser una película perfecta) las situaciones que en orígenes super heroícos jamás pudieron dominar primero El Capitán América (EUA, 2011) -atrapado en la siguiente Guerra a la que aquí nos presentan- y después El hombre de acero (EUA, 2013) de Zack Snyder, así como el paso de ambos de situaciones muy en el pasado, a lo contemporáneo.

Segundo y adentrándonos de nuevo en Superman, aquí, con giros humanos, frases que incluso caen en el lugar común, La Mujer maravilla logra que su invulnerabilidad no estorbe como estorba y aburre la del Hombre de Acero, simplemente porque, alejada del esquema de vida y de guerra ultra masculino en el que vivimos, ella se preocupa por los demás. De nuevo, aquí la ingenuidad de la idea juega a favor del personaje y la vemos golpeada por dentro a causa del sufrimiento de los demás, sabiendo que (como esto es un flashback de 2 horas y 20 minutos) no la veremos jamás lastimada por fuera, algo que Snyder nunca descubrió en sus eternas peleas entre seres inmortales.

El cierre, sin embargo, barre con buena parte de lo que ligera pero clara e incluso afiladamente propone La Mujer maravilla: en su conclusión, justo en el momento en que se trataba de cerrar nudos y lanzar la botella al agua, la película vuelve a los pecados más obvios y absurdos de DC y nos entrega “momentos Zack Snyder” en los que evidentemente Zack Snyder tuvo que ver a juzgar por la acentuación de la paleta de colores y del tono de las voces: los héroes levitan, los combates que antes ocurrían en espacios confinados con esgrima y artes marciales se realizan a ahora a puñetazos y en grandes áreas en donde los combatientes se arrojan todo tipo de armatostes mientras gritan frases que nos hacen dudar estar viendo la misma película, todo mientras se suceden explosiones monumentales; por supuesto, la destrucción y las muertes colaterales son parte del combo y uno se da cuenta que, con todo el camino que recorre La Mujer maravilla, falta mucho para que un mundo como el que generó mentes creativas como la de Zack Snyder, abandone la idea de tener siempre la última palabra para echarlo todo a peder en cuestión de 6 minutos.

Si eso es un símbolo de la actual lucha por levantar las voces femeninas que suelen ser calladas a gritos de falo contrariado no hay que verlo sino como eso, una señal de que los tiempos deben cambiar y están cambiando. Pero también de que la lucha para que el falo finalmente guarde silencio debe mantenerse -aunque suene ingenuo- por el bien de todos.

La Mujer maravilla
(Wonder Woman, EUA, 2017)
Dirige: Patty Jenkins
Actúan: Gal Gadot, Chris Pine, Elena Anaya, Robin Wright
Guión: Allan Heinberg
Fotografía: Matthew Jensen
Duración: 141 min.

Comments (3)

  1. Hola Cinegarage! Tengo 24 años y siempre espere una película de una heroína que fuera más allá se ser la figura ¨bonita” del mundo de los superhéroes , sé que son pocas las que han logrado hacerlo ( solo puedo pensar en Rey de Star Wars y sé que tal vez me falten muchas películas por ver donde aparezcan este tipo de figuras). Quedé muy satisfecha con el resultado de Mujer Maravilla aunque personalmente hubiera preferido que en el punto clímax en la pelea final al sacar todas sus fuerzas no las hubiera obtenido de ver a su “amado” en problemas, me hubiera gustado que la moviera más su necesidad de querer justicia y paz ( que para mí era el discurso que venía manejando desde el inicio), esto lo comenté con la persona con la que fui a ver la película y su respuesta fue que no todo quiera verlo desde el punto de vista feminista. A mi parecer creo que es importante que se vea desde ese punto de vista y sigan haciendo este tipo de películas, tal vez no sea perfecta ( aun no escucho su programa en Puentes) pero fue un respiro dentro de todo el cine de superhéroes que hacen las mismas historias con los mismos personajes y más importantes creo que pueden venir propuestas muy interesantes de mujeres heroínas ( no necesariamente con súper poderes). Saludos desde Matamoros, Tamps!

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  2. Bernardo Ulises Pineda · Edit

    Estaba muy emocionado con todo lo que estaba viendo, no era jubilante pero me parecía una película realmente bien hecha haciéndome recordar a Nolan con la trilogía de Batman, más específicamente al Caballero de la Noche, hasta que después de enterrar su espada “mata dioses” a Luddenhorf, ahí era el momento para terminar cerrar con broche de oro ayudar a los humanos sin tanta faramalla y guerra de efectos especiales como lo fueron esos últimos minutos de la película , que hasta me son difíciles de ver, se cae estrepitosamente al ver a Sir Patrick desenmascarse , la verdad una desilusión muy palpable de lo que pudo ser…

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