12 horas para sobrevivir: el año de la elección. Crítica

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12 horas para sobrevivir
El año de la elección
Por Erick Estrada
Cinegarage

Ante el estruendoso aterrizaje forzado de la película anterior en esta nueva serie cinematográfica, era necesario el replanteamiento y reorientación de un proyecto del que Hollywood estaba reclamando cosas que no podía entregar, como de costumbre.

Ante la sorprendente primera parte que rescataba lo mejor de la serie B en ciencia ficción y terror al mismo tiempo y sin abusar de ninguna de las dos, la ambición se apoderó de los productores provocando que ese encierro se rompiera en mil pedazos convirtiendo la propuesta en una más de las historias que a sus originales les piden “lo mismo” pero “más grande y más ruidoso”. Error fatal que despreció a sus propias audiencias y que hundió en el olvido a esa mezcla de acción, cine de persecusión y mística no lo suficientemente alocada como para convencernos de nada.

Hoy, sin embargo, parece que el rumbo se corrige, claro, con la idea de prolongar tanto como se pueda a esta serie que aparentemente ofrece caminos infinitos (cosa que de verdad espero no suceda).

En un mundo en el que por un lado en sitios como Texas se aprueba una ley en la que quien lo desee puede ir armado (“por protección” dicen) a la universidad; inundados los notcieros de balaceras producto de discusiones y enfrentamientos que terminan con altas cargas de violencia cuando todo comenzó con argumentaciones verbales, no es extraño que una película que narra lo que ocurre cuando el gobierno “permite” todo tipo de delitos durante 12 horas seguidas cada año, parezca oportuna afianzando todo eso cuando además ubica la historia de este año en una hipotética contienda electoral de los Estados Unidos.

No resultará sorprendente que, más producto de un ojo entrenado que de coincidencias oscuras, esta nueva historia ubique de un lado a un candidato a la presidencia perteneciente a lo más bizarro y despreciable de la ya de por sí postura conservadora que además va en alza en el mundo, y del otro lado nos presente a una candidata liberal que busca eliminar del calendraio nacional la famosa Noche de la Expiación por causas más personales que éticas, podríamos incluso cuestionar.

En medio de ello, sin embargo, la película no se lanza a cavar más y quizá, tras el tropiezo anterior, haya que agradecerlo pues en cambio entrega una historia que sabe a resistencia (política y física) ante el desfile de personajes lo suficientemente interesantes como para mantener viva la película y que se da el lujo de dar un par de giros inesperados que condimentan divertidamente lo que pudo haber sido una persecusión eterna con final conocido.

Aterrizando con ligereza están los personajes atrapados en el enorme peso que esta práctica anual les impone, el rechazo (que debe ser tácito) a este Halloween forzado y violento con tintes curativos tan falsos como prefabricados, el choque entre los intereses de las élites (fervientemente retratadas, y con razones que de nuevo vemos en los noticieros de nuestra dimensión, como las defensoras de esta práctica pretendidamente expiatoria) y los de las clases desprotegidas.

¿Será incluso que la película se refiere a las guerras que periódicamente aparecen por aquí y que destapan atascos económicos y sociales con el consetimiento de quienes no se atreven a explorar más en la información?

No lo sé. Lo que sí se detecta en la película son unas ganas terribles de refrerirse al cine de acción y resistencia (social y física de los personajes) de los setenta y ochenta (esa pelea a navajazos qué bien encaja aquí) y eso, en las alturas en las que nos encontramos ahora, es una cualidad gigantesca. Están los personajes que adoptan el sacrificio, los que magnetizan la pantalla, los que catalizan el enojo, secuencias tan extrañas como aquella misteriosa, y pantanosa misa nuclear en Regreso al planeta de los simios (EUA, 1970) y que le dan a esta película un pequeño halo de refresco que en medio de películas, de nuevo, más escandalosas y grandes, hay que agradecer y celebrar.

Si a esta historia la sacaron de su encierro de la primera parte, por lo menos que sea para hacer una película casi retro, casi apocalíptica, sabrosamente distópica (aunque muchos la considerarían casi documental) como esta.

Veremos qué nos cuenta el futuro.

12 horas para sobrevivir: el año de la elección
(The Purge: Election Year, EUA-Francia)
Dirige: James DeMonaco
Actúan: Frank Grillo, Elizabeth Mitchell, Mykelti Williamson, Sparrowhawk
Guión: James DeMonaco
Fotografía: Jacques Jouffret

 

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