Taxi Teherán, crítica. Película de la semana. Vean aquí la película.

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Taxi Teherán
El conductor cineasta
Por Erick Estrada
Cinegarage

Tras prohibírsele filmar en su Irán natal Jafar Panahi sale convertido en chofer de taxi a recorrer las calles de Teherán para a su vez elaborar esta propuesta en la que el cine voltea a ver al cine a través del registro de lo que sería un día en la vida de este taxista que, al no poder filmar con toda libertad, sale a cazar historias tan reales como las que puedan ocurrir frente a sus propios ojos.

Necesita que sean así, reales, pues la ley en Irán tiene un lineamiento sobre lo que debe tener una película para ser “distribuible”, una serie de leyes tan precisas y absurdas como las impuestas por el código Hays en Estados Unidos o el realismo socialista de la Unión Soviética.

Los pasajeros suben y bajan, uno de ellos incluso reconoce al cineasta tras el volante y el falso documental entra en un mundo surreal de espacios reducidos y reflexiones sobre la creación y sobre lo que es importante narrar. La narración hace referencias a otras películas de Panahi, a la importancia del cine como registro de lo que nos acontece, lo que nos duele, lo que nos gusta, pero también deja claro que la realidad en primer lugar es idefinible y al ser indefinible es imposible querer mantenerla intacta.

Tras momentos en los que con una simpleza abrumadora Panahi deja claro lo manipulable de la verdad (ese pequeño cuento del niño basurero y el dinero que se encuentra en la calle) y la imposibilidad de controlarla más allá del lenguaje cinematográfico, llegamos después a una vuelta extra al darnos cuenta, muy cerca de la mitad de este sueño retorcido de obviedades que en realidad no lo son, que estamos también viendo una narración a partir de material generado y no de material encontrado y que con ello, leemos sin querer (pero con toda la intención del director) un manifiesto político de altos vuelos, sobre la libertad, sobre la creatividad, sobre los sueños y sobre la futilidad de la existencia humana.

Entre ello, a manera de remate, lo estremecedoramente fiel que es la cámara con la que este taxista cineasta registra todo y lo enternecedoramente colorido de la cámara con que, por su parte, su pequeña sobrina registra trozos de este cuento real, adormilado, venenoso y de fuerte carga política.

Una rosa depositada frente al espectador-cámara es la confirmación del amor de Panahi por el cine, con el que aquí juega como si fuera la última vez. Esperemos no lo sea.

CONOCE MÁS. Esta es la crítica de Erick Estrada a Tres rostros, película dirigida por Jafar Panahi.

Taxi Teherán
(Taxi, Irán, 2015)
Dirige: Jafar Panahi
Con: Jafar Panahi
Guión: Jafar Panahi
Fotografía: Jafar Panahi
Duración: 82 min.

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