Un holograma para el rey, crítica

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Un holograma para el rey
Corre Tom, corre
Por Erick Estrada
Cinegarage

En un lugar entre la ciencia ficción y su (in)existente tecnología y la Edad Media; un sitio entre la abundancia renovable del mar y la negación de todo en el desierto, un océano fallecido; en un momento que puede verse lleno de oportunidades o atascado de su negación Tom Tykwer (aquí director y guionista) ubica a un hombre al que el futuro le fue negado de una forma tan común que lo hace particular. Alan (Tom Hanks) es un casi inventor en cruza afortunada con vendedor de puerta en puerta del nuevo milenio: él se lanza a viajes improbables para tratar de vender cosas que quizá todavía no existen a clientes que de tan potenciales también parecen fantasmas, como el rey saudí al que persigue durante toda esta historia para tratar de cerrar un trato que le permita (a Alan) salir del hoyo emocional y financiero en que se encuentra. Él mismo es una especie de holograma.

Si bien la historia de Tykwer está salpicada de momentos a los que Hanks saca un brillante provecho y si bien el engaño del título sirve (y bien) para mantenernos dentro de la lluvia de promesas que Alan lanza -ya sea a su hija, al equipo que lo acompaña en el desierto, a sus socios que necesitan buenas nuevas del otro lado del mundo- muy pronto caemos en cuenta que el rumbo de la narración está tan perdido como los planes de este vendedor y como, desgraciadamente, su propio futuro.

¿Vemos la historia de un perdedor en la nueva tierra de las oportunidades? ¿Esta comedia rala se convertirá de golpe en un caldo del absurdo cuando Alan dice en tono de broma y en medio de tierra santa musulmana que es un agente de la CIA? ¿O se transformará en una comedia romántica cuando una misteriosa doctora le diga a Alan que el padecimiento que lo llevó hasta ella puede ser mortal o simplemente intrascendente? ¿Estamos promoviendo turísticamente a los Emiratos Árabes?

Tykwer parece no decidirse y duda en jalar el gatillo como duda Alan, a quien su extravagante chofer ha llevado de paseo de fin de semana, perdido bajo un cielo tan vacío como adornado, y quien estuvo a punto de convertirse en la estrella de la noche al intentar terminar con la amenaza del rebaño de ovejas que por un momento queda bajo su guardia.

Si bien en esa escena (y que se perfilaba como la mecha que encendería este desierto de promesas que es Holograma) el mensaje llega fuerte y claro (aguanta, da oportunidad, la presa no está siempre en primer plano), el tino de Tykwer no cuenta con la misma suerte y su propuesta divaga saltando ahora al humor de una bacanal en medio de un país que no se permite el uso del alcohol, luego al enamoramiento fugaz y largas escenas tan marítimas como escapistas que rellenan el final de nuestra historia con algo que desarrollado con más honestidad pudo haber entregado emociones distintas aunque más sólidas.

Capítulos. Los capítulos de Holograma no logran cohesionar y la película sale irremediablemente disparada para convertirse en un índice aspiracional que con un poco menos de interés de parte de su reparto (parece que sólo Alexander Black quiere enfrentar a un siempre cumplidor Hanks) se habría dejado caer envuelto en frases vacías y sin sentido.

Afortunadamente no ocurre así y precisamente es la escena debajo del cielo nocturno y desértico la que podría salvar la apuesta. Venimos de un pretendido thriller laboral salpicado de comedia de choque cultural y a partir de ella llegaremos al enamoramiento fugaz (que por otro lado se adivina como un home run, desde que se escucha a la pelota golpear la madera), pero el ligero aunque también fatuo mensaje de mantenerse y soportar, de aguantar y resisitir, de huir del prejuicio y del saber cerrar la boca, está ahí. Muy en la superficie, pero ahí.

El problema es la envoltura, el manojo de rostros que esta película arroja a la mesa, la lluvia de historias de las que Tykwer parece enamorado pero de las que al mismo tiempo parece querer escapar sin saber cómo concluirlas y mucho menos cómo servirlas en el mismo plato.

Si Tykwer va a escapar de ellas nuestro consejo es que corra, que corra y no se detenga un sólo instante.

Un holograma para el rey
(A Hologram For the King, Reino Unido-Francia-Alemania-Estados Unidos-México, 2016)
Dirige: Tom Tykwer
Actúan: Tom Hanks, Alexander Black, Sarita Choudhury, Tracey Fairaway
Guión: Tom Tykwer
Fotografía: Frank Griebe
Duración: 98 min.

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