Hijo de Dios, crítica

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Hijo de Dios
La crucifixión otra vez… otra vez
Por Erick Estrada
Cinegarage

De todos aquellos a los que no nos gustó nada La pasión de Cristo (EUA, 2004) de Mel Gibson quizá ninguno pensó revalorarla e incluso agradecer los excesos que la convirtieron en un festival gore debajo de un discurso anti semita  y poco tolerante. Rebanando para deshacernos de esa cerrazón de cabeza que la hacía completamente descabellada y reaccionaria, ahora nos quedaríamos con esos desplantes visuales que la llevaban a terrenos más pertenecientes al terror que a la de la reflexión alrededor de la crucifixión de un hombre inocente.

Pues bien, hoy esas imágenes y esas luces casi extraterrestres, tan poco divinas y tan cercanas a la ópera delirante saben a imaginativas e incluso propositivas ante la total falta de imaginación visual y argumental (comenzar con Adán y Eva no resulta inoportuno sino exagerado) de Hijo de Dios, de Christopher Spencer que, además de no esforzarse absolutamente nada para despertar interés en una historia que se nos ha contado hasta el cansancio, extiende el discurso doctrinal a niveles de catecismo escolar, como queriendo convertir a los comedores de palomitas que se sienten a ver (o sobrevivir) una propuesta tan frágil.

El propio Mel Gibson pecó de un maniqueísmo atroz en su película. Prácticamente todas las películas sobre la crucifixión de Cristo han caído en ese tremendo y retrógada bache; la unica que se salva es la maravillosa La última tentación de Cristo (EUA-Canadá, 1988) de Martin Scorsese. Y sin embargo, Hijo de Dios marca aún más los acentos y lleva ese maniqueísmo a extremos que ni Gibson ni Miguel Morayta en El mártir del Calvario (México, 1952) sospecharon alcanzar.

La razón de que ese maniqueísmo sea más evidente, que el ritmo de la narración se atore en anécdotas que al final aportan poco al tema de una película de crucificados (la crucifixión en sí y en el caso de Jesús el tema de su resurrección) es que además la película no hace un balance de lo que necesita contar para vendernos su final (un regañón repaso al nacimiento del catolicismo en el mundo). Así, pasajes importantes –como el del juicio- quedan reducidos a viñetas diminutas, mientras que otras, como las famosas tentaciones del desierto, son ilustrada casi palabra por palabra. Cuenten a los guionistas y se darán cuenta de lo revuelto de las ideas: cuatro para narrar una historia lineal y universalmente conocida.

En resumen, el acercamiento mil millones a la anécdota se hace con tan poco tacto que la famosa pasión se traslada a la sala de cine y somos nosotros los que sentimos volver a la vida una vez que la proyección ha terminado.

Hijo de Dios
(Son of God, EUA, 2014)
Dirige: Christopher Spencer
Actúan: Diogo Morgado, Amber Rose Revah, Sebastian Knapp, Greg Hicks
Guión: Richard Bedser, Christopher Spencer, Colin Swash, Nic Young
Fotografía: Rob Goldie
Duración: 138 min.

Comments (4)

  1. No se porque me esperaba algo como los Diez Mandamientos o Rey de reyes… Quizás por la nostalgia o quizás por ver por fin una obra del cine de arte, bien lograda por los cineastas de hoy. Seguimos esperando.

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