Yo, Frankenstein, crítica

5

Yo, Frankenstein
El catecismo monstruoso
Por Erick Estrada
Cinegarage

Una de las moralejas (o antimoralejas) del “Frankenstein” de Mary Shelley era aquella que castigaba la soberbia de quien creía manipular a la naturaleza y romper las fronteras entre la vida y la muerte, dos universos separados en prácticamente toda cultura que se precie de serlo. Pocos han sido los que la han adaptado al cine de manera efectiva pues es una novela compleja en sus alcances, muy crítica con su época y con el ego del ser humano como especie; además cuenta con un aire de desolación que el cine alcanza pero de formas muy distintas. Hasta donde recuerdo además, poco de católico y de pecado hay en la novela

Si alguien pensaba resumirla en un prólogo de menos de tres minutos para a partir de ahí narrar las futuras desventuras del famoso monstruo creado por el Dr. Frankenstein, y creía que esos tres minutos bastarian para vender un tercer universo que no es el de los vivos ni el de los muertos, debió revisar primero la imaginería vampírica y después la revuelta comercial que hizo de ella Inframundo (Reino Unido-Alemania-Hungría-EUA, 2003). Bueno, de hecho Yo, Frankenstein está hermanada con Inframundo en más de un sentido pues Kevin Grevioux (generador de la historia y de algunos personajes inframundianos) es además de co-guionista y autor de la supuesta novela gráfica en que está basada ésta película. Él es también co-productor de la película al lado de los nombres que hicieron aquella saga posible.

Inexplicable resulta entonces que Yo, Frankenstein carezca no solamente del erotismo CGI y de las peleas e imaginería convertida en artillería de Inframundo. De todos modos, parte de la culpa podemos depositarla en el más que novel director Stuart Beattie que, acertaron, también participó en éste revueltísimo guión de un monstruo descastado que de repente se da cuenta que existe, que se ha convertido en el botín de una guerra interdimensional entre el cielo y el infierno por razones tan extravagantes como los desplantes protofascistas del demonio mayor (que sin embargo no es Luzbel) y los intereses de una científica rubia que de buenas a primeras puede ayudar al monstruo a entender la mayor de sus preocupaciones: “¿por qué estoy solo?”.

Regresemos a Mary Shelley. Entre las múltiples lecturas de su novela, el monstruo que aprende a leer y a comunicarse desde los balbuceos infantiles de sus primeros días hundidos en el lodo hasta aquellas noches en que decide tomar venganza de su creador, y una de sus molestias mas graves era sí su propia naturaleza, pero también la vigencia de la misma, su fecha de caducidad, la necesidad de saber cuándo dejaría de estar del lado de los humanos sin serlo y pasar al de los muertos, que es de donde lo arrancaron. Buscarse compañía era el vehículo de su venganza y de su búsqueda.

Yo, Frankenstein olvida todo ello y convierte al monstruo en un ente lloriqueante que por un momento (sólo el necesario) es motivado a ir a donde tenga que ir (porque le cambian la jugada cada 15 minutos) porque se siente solo, porque es el único en su especie.

Mientras tanto, nos llueve una dosis eterna de catolicismo alrededor del monstruo, cálices en escritorios, dioses que vigilan y aleccionan, que perdonan pero no consienten, discursos de perdón, expiación, pecados, y almas recuperadas, maldades infernales, ascensos y descensos que más que empujar la historia la convierten en algo más confuso aún. Extraña uno a esa parafernalia católica que le juega al paganismo del primer Hellboy (EUA, 2004) de Del Toro.

El remate, un apocalipsis a la Matrix: por un instante uno jura que verá la pelea de Neo y Mr. Smith del Matrix recargado (EUA-Australia, 2003) en lo que es ya un batido espectacular de saltos y peleas animadas por computadora que deben simular un duelo definitivo para la raza humana… y encima emocionarnos. El batido, sin embargo, es tan espeso y masudo que ni el milagro más escandaloso del catecismo que es desde el comienzo Yo, Frankenstein podrá disolverlo.

Osaron escribir el nombre de Mary Shelley en los créditos de la película como “creadora de los personajes”. Cuestiones de derechos, podemos suponer. La pregunta es entonces ¿con qué derecho?

Yo, Frankenstein
(I, Frankenstein, EUA-Australia, 2014)
Dirige: Stuart Beattie
Actúan: Aaron Eckhart, Bill Nighy, Miranda Otto, Yvonne Strahovsk1
Guión: Stuart Beattie
Fotografía: Ross Emery
Duración: 93 min.

Comments (5)

  1. “Yo, Frankestein” es una pelicula completamente estupida. Simplemente no se me ocurren otras palabras para describirla. Los efectos especiales son muy buenos y la historia de las gargolas es muy original, pero entre dialogos tontos y el argumento principal siendfo tan pobre, esta pelicula se desarrollo de una mqla manera.

    Reply
  2. Mala, pésima.
    Hummm
    Hay libros de novela paranormal que están englobados dentro de lo que se llama novela romántica paranormal que son estupendos guiones para hacer una película de este tipo. A ver. Dark Hunters…Carpatianos…Hermandad de la daga Negra…Cazadores del gremio – esta es la única que sigo regularmente- con un mundo gobernado por arcángeles servidos por vampiros y con un gremio de humanos que se dedican a cazar los rebeldes, con un subgénero de fantasía y novela negra. Las razas arcanas otra serie de Thea Harrison. Digo yo, ya que iban a hacer un bodrio, por qué no usar una novela de estas con mejor argumento y muchas veces mejor estilo. Acá la excusa era usar el 3D y niente piu. La secuencia es tan rara, los diálogos tan básicos. Desperdicio de dinero del productor y el nuesto.

    Reply
  3. Mmmmm… Lea la obra de Shelley de nuevo señor Estrada no coinciden sus alcances de la pelicula con la obra, y con respecto a la pelicula se sabe que es asquerosa y de acuerdo en ello

    Reply
  4. Eesta pelicula para ser honestos desde que vi el primer poster pegado en el cine dije : “Que mierda es esto?”,
    un mounstro que parece reptil y me quedaba la duda de si ese era “El moustro ” o contra eso se enfrentaria el moustro o de que diablos iba, cuando lei un poco sobre ella, resulta estar basada en una “novela grafica” y que ese del poster no era el Mounstruo …

    El termino novela grafica y comic van de la mano pero la primera debe tener una profundidad mayor para poder ponerle ese apelativo ” novela grafica”. y es este el problema principal, que ahora en estos vertiginosos tiempos en donde semana a semana escuchamos de un comic adaptado o un super herore que visita la gran pantalla, veo la poca seriedad que se le da al cine que cada vez mas se hunde en el bullicio de explociones por CGI e incongruencias temporales , atempòrales y me atrevo a decir que en este caso literarias¿? con tal de adaptar cosas que no merece ser adapatables.

    como siempre, a mi parecer un acertado analisis critico del señor estrada

    Reply

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *