Diente por diente, crítica

0

Diente por diente
A patear traseros
Por Erick Estrada
Cinegarage

Debería sonar sintomático. Dos películas de dos países distintos ponen en la pantalla -el mismo año- a un vigilante pateador de culos. La diferencia es que mientras Estados Unidos opta por un Kick Ass 2 (EUA, 2013) en el que la violencia estalla en las cuatro esquinas del encuadre a la vez que se desata una aguda balacera en contra de las mega películas y las secuelas sin sentido, en México Diente por diente decide sumergirse en lo más gris de las ciudades, en un esquema más atemporal, menos explosivo más, digámoslo, de género.

Poniendo un poco de atención extra a esta magnífica coincidencia (Diente por diente comenzó a escribirse en 2008) las dos películas reunidas podrían comunicar cierta desconfianza de la gente común y corriente (nosotros) hacia los instrumentos que imparten justicia, hacia los vigilantes verdaderos (y legales); algo de aire estancado se detecta en ellos como para que de repente se voltée a héroes más humanos de lo acostumbrado y en consecuencia, más vulnerables de lo necesario.

Miguel Bonilla, director de Diente por diente, decide lanzar esa crítica a los tiempos que se viven no a manera de voz que ordena tomar las armas y lanzarse a cazar malhechores, sino en la forma de un oscuro thriller urbano que no fabrica a un héroe sino que adopta a Kramsky, un escritor/periodista de nota roja que, atorado en la también gris rutina de un trabajo atrapado en el tiempo (de ahí que físicamente esta historia sea casi atemporal, entre un steam punk montañes y un retro-casi-película-de-época), proyecta todas sus frustaciones en un mini héroe justiciero que, más que buscar el bien común, consuela con sus actos de violencia al propio Kramsky que, en retibución, registra todo en el periódico en el que trabaja.

Casi cine de género, esta grata pero un tanto desbalanceada comedia negra, toca para apoyarse a la famosa meta realidad de cintas curiosamente parecidas, Adaptation (EUA, 2007) y Más extraño que la ficción (EUA, 2006), aunque carece de su osadía quizá en pos de un tono más mortecino, más verdosamente enfermo que resulte, eso sí, cercano a su propia gente, hundido en una realidad menos fantasiosa que la del público de Estados Unidos, pero no por ello menos confusa.

Por ser ésta una realidad confusa Kramsky es a veces el sumiso trabajador de un periódico de escádanlos, a veces un vecino ejemplar o escurridizo (ya veremos) y otras tantas, la furia desatada desde la impotencia de no saber quién debe pagar los platos rotos en este país… y sin embargo, sabe a poco y a mucho. Poco porque la reflexión casi nunca rebasa a la anécdota que, sin embargo, parece en ocasiones demasiado violenta para lo que teníamos como precedente y otras, tremendamente tímida ante las posibilidades que da la meta realidad. No se trataba de no dejar títere con cabeza como en This is not a movie (México, 2011), pero sí de, a través de ella, sacudir más a los culpables de que en una sociedad como la mexicana la frase “diente por diente” suene más a deseo a veces masivo que a un juego de palabras y de justicias que deberíamos haber superado hace mucho.

Es, sin embargo, digno de resaltar el esfuerzo para que el cine de género reaparezca en las pantallas; que la (meta)realidad mexicana domine nuestra estética en las películas; que el humor negro sea el conducto para comunicarnos en un país que presume de ser festivo las 24 horas del día; y que los personajes de nuestras películas se decidan a patear culos y no a que se les llame “Kick Ass”.

Diente por diente
(México, 2011)
Dirige: Miguel Bonilla
Actúan: Poncho Borbolla, Fernando Becerril, Vanessa Ciangherotti, Darío Ripoll
Guión: Miguel Bonilla
Fotografía: Ricardo Villarreal

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *