GIFF 3, Aronofsky y Palmarés.

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GIFF 3
Bordeando el desastre
Por Erick Estrada
Cinegarage

El tercer día del GIFF en Guanajuato (antes de conocer ganadores) tuvo de todo para todos eso sí, si evitamos los programas de cortometrajes que de tan disparejos resultaban realmente aburridos, unos con pretensiones monumentales, otros con alcances reales y sinceros; unos con un nivel de realización infame, otros con mucho cuidado en el desarrollo de sus imágenes.

Una noche antes, sin embargo, se llevó a cabo la proyección de Él, en el marco de la conmemoración de los 30 años del fallecimiento del director Luis Buñuel, en las escalinatas de la Universidad de Guanajuato, un festejo por todo lo alto no solamente por la solidez de la película y por lo controversial del tema que desarrolla como pocos en pantalla, sino por la celebración de la gente de Guanajuato que vió y se vió en pantalla en el capítulo de la historia dedicado a esta ciudad. Entre muchas de las funciones del cine se encuentra precisamente esa, la de darle la oportunidad a la gente de conocerse y reconocerse en las películas y con la proyección de Él el festival dio oportunidad de que esto ocurriera además con un gran pretexto.

El resto, como dije, fue un paseo por lo que un festival en realidad debe ofrecer comenzando por la película mexicana Más amaneceres, decorosa película de Jorge Y. Leyva Robles que en una historia corta y de lenguaje parco nos muestra un poco del choque del mundo de un niño contra el universo revuelto de los adultos mientras un cumpleaños le pone cierto sabor al asunto. Mucho mérito en el hecho de descentralizar el discurso, de llevarnos al norte de México para enmarcar esta narración dura; pero quizá un mejor desarrollo de su lenguaje, un ritmo no tan afectado y pasivo habría enriquecido la propuesta que en un principio se antoja fresca pero que se atora inexplicablemente en su segunda mitad. A pesar de ello, es de lo mejor que se vio en cuestión de cine mexicano.

El resto del viernes estuvo dedicado a revisar las películas de Darren Aronofsky de quien se proyectó su incomprendida El luchador en el Teatro Juárez y La fuente de la vida en las escalinatas de la Universidad de Guanajuato. Enfrentarse de nuevo a una película en un festival de cine es siempre un ejercicio sano y que debe realizarse tan frecuentemente como se pueda, especialmente si el director ofrecerá una conferencia al día siguiente como ocurrió esta vez.

Lo que sí es que las proyecciones callejeras como las realizadas en las famosas escalinatas podrían contar con mejor producción en bien siempre del público (que aguanta todo pero que no merece que por ello las instalaciones cumplan apenas lo mínimo necesario en cuestión de comodidad y modernidad). Una vuelta a estas pantallas en la calle (y a la de otros festivales) puede darle a los productores de Guanajuato una idea de cómo esas ideas se han modernizado y su realización se ha perfeccionado.

Cerca de la media noche, en el panteón, el público de Guanajuato pudo ver Juego de niños, esa extraña adaptación que Makinov hizo de la película española de terror ¿Quién puede matar a un niño? En ésta versión mexicana todo ocurre en el Caribe y es quizá lo cercano de la geografía lo que le da a esta versión sus momentos más emocionantes aún dentro de su discurso más psicológico que evidente. Lo he dicho antes, de manera personal habría preferido algo más de violencia explícita y ciertos toques en el guión que hacen de la versión española algo aún más perturbador, pero es grato ver que el buen cine de terror mexicano (igual que Ahí va el Diablo de Adrián García Bogliano que se proyectó una noche antes) camina por esos terrenos en lugar de buscar el susto barato.

Al día siguiente se proytectó el documental Rosario, probablemente de los momentos más afortunados en la programación del festival, un estupendo trabajo de Shula Erenberg que con ojo certero y sin grandilocuencias que habrían resultado contraproducenrtes, documenta la figura, la historia y la trascendencia de una mujer (Rosario Ibarra viuda de Piedra, que ha encabezado numerosas luchas a favor de los derechos humanos en México) que debido a las circunstancias políticas y sociales en las que se encuentra este país, corre (o corría) el riesgo de perderse en el horizonte.

Erenberg entiende la importancia de Ibarra pero quizá también intuye la fragilidad en la apertura política de la que ahora adolesce la sociedad mexicana. Por ello se enfoca a concretar un retrato inteligente, sin pasiones pero también sin datos inútiles, sin consignas pero con mensajes claros y entrega un recuento del caso de la señora Ibarra puntual, ágil y sobre todo centrado, que sortea la figura de la “mujer loca” en la que desgraciadamente muchos acomodan a doña Rosario, para dejar claro que su causa, su historia y su trabajo es el de muchos.

Erenberg no nos construye una heroína, pero tampoco quiere hacerlo. Su retrato de esta mujer es sencillo pero profundo y nos deja ver a un ser humano inteligente y entregado, mucho más comprometido con su país que muchos políticos que dicen serlo y, por supuesto, con un peso histórico que debría estar ya marcado.

Aplausos.

Antes de la entrega de premios y de la clausura del festival, Darren Aronofsky finalmente se presentó en el Auditorio del Estado para llevar a cabo su Conferencia Magistral, una en la que se presentó dispuesto y de buen humor ante el lleno total del lugar. Sin embargo, conforme la “entrevista” que se le realizaba en el escenario se tornaba más extraña y alejada del tema cinematográfico (“¿De dónde sacaste estas preguntas?, ¿alguien quiere hablar de cine aquí?” cuestionó sonriente a su interlocutor), Aronofsky cambió el humor a uno mucho más ácido y duro, quizá para defenderse del resto de las preguntas que le llegaban a bocajarro de parte del público.

Entre la insistencia de los fanboys (poco cinéfilo ahí, por lo que se detectó) que preguntaban sobre la trascendencia del ser humano, sobre la reencarnación, sexistamente sobre la posibilidad de ligarse a Natalie Portman en el rodaje de El cisne negro, sobre por qué sigue filmando) y sumado a la casi total indiferencia de su entrevistador en el escenario que se negaba incluso a traducirle las preguntas que el público realizaba en español, y que a fuerza de no se sabe qué inspiración insistía en preguntas sobre el misticismo y las fuerzas de la natraleza, Aronofsky hizo todo lo posible para llevar todo a buen puerto, lució una paciencia inaudita, respondió preguntas que ya se había realizado y salvó una plática que bordeó el desastre minuto a minuto no sin quejas de su parte (“¿Vas a desaprovechar la oportunidad de decir algo para pedirme un autógrafo? Adelante”; “¿Un póster de Réquiem por un sueño es tu inspiración diaria? Esa es tu bronca”; “Esa fue una de las peores maneras de terminar este evento”).

Esperemos que después del incidente se revise lo ocurrido con fines de autocrítica pues un festival internacional de cine no merece descuidos tan grandes que la directora del mismo tenga que resolver ahí mismo, en el instante y frente a tanta gente.

Esperemos que lo mismo se haga frente al descontrol total de información en el departamento de prensa (donde nunca nadie pudo resolver dudas), ante lo devaluado de la acreditación al festival (donde cualquiera obtiene un gafete que, por otro lado, no otorga ninguna ventaja o facilidad para realizar nuestro trabajo), ante la imposibilidad de encontrar a las cabezas poseedoras de información, ante la ya larga lista de correos sin responder en los que uno, como medio que cubre el festival, solicita ayuda o información y, claro, ante la brutal impuntualidad de las funciones (que a veces comienzan una hora más tarde de lo programado) y que en un fecto dominó provocan que la agenda diaria se trastoque monstruosamente apenas comienza la jornada.

El final estaba cerca, solamente faltaba la lista de ganadores, misma que les dejamos a continuación no sin agradecer al Festival Internacional de Cine Guanajuato la invitación a su edición 16.

 

Mejor Ópera Prima mexicana
Potosí
Dirige: Alfredo Castruita

Mención honorífica: Más amaneceres, de Jorge Y. Leyva Robles

 

Mejor Cortometraje Mexicano
Porcelana
Dirige: Betzabé García

 

Mejor Ópera Prima internacional
Fruitvale Station
Dirige: Ryan Coogles

Mención honorífica: Nada malo puede suceder, de Katrin Gebbe

 

Mejor Documental Mexicano
El árbol
Dirige: Gastón Andrade

Mención especial: Miradas múltiples, de Emilio Maillé

 

Mejor Documental Internacional
Un mundo que no es nuestro
Dirige: Mahdu Fleifel

Menciones honoríficas: Mejor Fotografía, Julián Schwanitz por El invierno de Pablo; Mejor Edición, Ann Fabini por Más que miel; Mejor Director, Saúl Shuart por Narco cultura.

 

Mejor Cortometraje Animado Mexicano
El ruido del mundo
Dirige: Coke Rioboo

 

Mejor Cortometraje Guanajuatense
El cielo en el lago
Dirige: Ruy Portillo

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