El artista y la modelo, crítica. ES.CINE

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El artista y la modelo
Trueba de nuevo
Por Erick Estrada
Cinegarage

En la Francia fronteriza con España, en el verano del final de la Segunda Guerra Mundial, un artista vive una etapa contemplativa combinada con un atasco mental que lo tiene sin trabajar. Es escultor, famoso, sin problemas económicos pero que vive en un país ocupado por los nazis. En una mañana su esposa, modelo también, encuentra a Mercé, una chica que parece abandonada a su suerte en ese pequeño pueblo francés. La lleva a su casa y le propone convertirse en la modelo de su esposo a cambio de techo y dinero.

A partir de ahí, en su historia, Trueba explora la relación del artista con la chica, claro, pero en la primera oportunidad profundiza y con el tempo del escultor -escenas largas y casi silentes, lenguaje cinematográfico con buen pulso y encuadres magnificamente labrados- comienza un discurso callado en el que vemos el nacimiento del proceso creativo, lo difícil de la lectura y del arte y, siendo Trueba, la atrabancada y muchas veces dolorosa relación del artista con la obra.

A lo lejos, terrenos que le conocemos muy bien: una guerra que oprime apenas haciéndose presente, estando allá del otro lado o del bosque o de la montaña, y la sexualidad a flor de piel y vista con una naturalidad abrumadora. Pero se trata también de una película expiatoria, dedicada al hermano muerto de Trueba (también escultor) y de esa parte extrae un tono algo agrio y desencantado, que cuenta los minutos faltantes para completar la obra que el artista consulta con la modelo en sus formas y en sus tonos, en la “consulta con la naturaleza” como se dice en la cinta.

Cierto, no es una conexión tan tormentosa como en La bella latosa (Francia-Suiza, 1991), en donde el artista prácticamente se comunicaba con dolor para luego pasar a otras expresiones. Sin embargo, sí hay una cuenta regresiva que nos deposita en un estado de ánimo lo suficientemente claro para comprender que un artista muere un poco al terminar su obra, que debe dejarla ir y que ese dejar ir incluye seguramente la despedida de personas e influencias importantes. Crear duele pero el dolor no significa llanto. No llorar, sin embargo, no quiere decir que el trabajo sea sencillo. El artista y la modelo camina ese sendero y sorteando un par de obstáculos de tono (y un final anunciado y por lo mismo redundante) lo hace con seguridad y éxito.

El artista y la modelo
(España, 2012)
Dirige: Fernando Trueba
Actúan: Claudia Cardinale, Götz Otto, Jean Rochefort, Aida Folch
Guión: Fernando Trueba, Jean-Claude Carrière
Fotografía: Daniel Vilar

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