La 7a de Cannes

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La 7a de Cannes
Premios y conclusiones
Por Joaquín Rodríguez (enviado). 

Uno nunca sabe por dónde va a saltar la liebre, y la verdad es que en esta ocasión el jurado de la Sección oficial, con el realizador italiano Nanni Moretti al frente, optó por una serie de premios hasta cierto punto predecibles, salvo la sorpresiva inclusión de Carlos Reygadas como mejor director por Post Tenebras Lux. Bien por México, y ya veremos cómo reacciona la audiencia nacional al momento de enfrentarse a su inclasificable obra. Por lo demás, era de esperarse el premio a Amour, de Haneke; incluso el premio a la cinta de Ken Loach, así como los premios a actor y actrices. Lo que tampoco debería de extrañar es el Grand Prix a una película italiana, ya que invariablemente el presidente del jurado se inclina por premiar algo que pertenezca a su país de origen. Y así, los premios en el Festival Internacional de Cannes correspondientes a la edición 2012 son los siguientes:

PALME D’OR.
Amour
(Love). Dir: Michael Haneke.

GRAND PRIX.
Reality
. Dir: Matteo Garrone.

PREMIO A LA MEJOR DIRECCIÓN.
Carlos Reygadas
por Post Tenebras Lux.

PREMIO DEL JURADO.
The Angel’s Share
(La parte de los ángeles) de Ken Loach.

MEJOR ACTOR.
Mads Mikkelsen
, por Jagten (La cacería), de Thomas Vinterberg.

MEJOR ACTRIZ.
Cristina Flutur
y Cosmina Stratan, por Dupa Dealuri (Detrás de las colinas), de Cristian Mungiu.

PREMIO AL MEJOR GUIÓN.
Cristian Mungiu
por Dupa Dealuri.

Al margen de los premios, el consenso general sobre lo proyectado ha sido que no fue un muy buen año para Cannes. Los primeros días del festival, con cintas sólidas, aunque con sus bemoles, como De rouille et d’os (Óxido y hueso), de Audiard; Reality, de Garrone; Lawless, de John Hillicoat; Jagten (La cacería), de Vinterberg, o Vous n’avez enconre rien vu (No han visto nada todavía), de Resnais; la cosa parecía prometer, o por lo menos mantener un nivel mucho más que decoroso. Y ni qué decir de las dos cintas que de alguna manera obtuvieron unanimidad en las críticas en cuanto a sus muchos logros: Dupa Dealuri (Detrás de las colinas), de Cristian Mungiu, a la que una buena reedición le ayudaría a pulir su ritmo; y Amour (Love), sin duda la cinta con mas alta calificación en esta ocasión.

Pero la segunda mitad del festival, con todo y sus ocasionales sorpresas, vino a dar al traste con las expectativas. Los plomos de Kiarostami, Andrew Domink, Walter Salles, Carlos Reygadas, el soviético Loznitsa, y por supuesto, Cronenberg, arrojan un balance deudor. Aunque ahí están también los muy dignos filmes de Ken Loach, The Angel’s Share, una agradable y lograda comedia en la vena de Buscando a Eric (Looking for Eric); Leos Carax, con un Holy Motors lleno de grandes momentos; Jeff Nichols cuyo tercer filme, Mud, bien vale la pena y comentaremos al momento de su estreno; o incluso placeres culposos como The Taste of Money, de Im Sang-Soo, y The Paperboy, de Lee Daniels, melodramas sobrecalentados que a pesar de sus excesos e inverosimilitudes -o quizás a causa de ello- se convirtieron en platillos muy disfrutables, de esos que uno ve con gusto un domingo por la tarde.

La falta de tiempo y el extenso número de cintas programadas en secciones paralelas hace imposible referirse con detalle a ellas, pero por lo menos las reseñas y los comentarios generales hacen llegar a la conclusión de que por aquellos lares ocurrió un poco lo mismo. Algunas joyas aisladas y mucho filme decepcionante. Tal fue el caso asimismo de Una cierta mirada, en donde triunfó la mexicana Después de Lucia, de Michel Franco, que a pesar de lo declarado por Tim Roth en cuanto a que la decisión fue muy difícil y que ninguna película los decepcionó (¡Ah, bendita diplomacia!), también adoleció de una consistencia respecto a la calidad de los programado. ¡Vaya, vimos cada cosa que no reseñé por la inutilidad que representa hacerlo!

Claro está, siempre estuvieron ahí para salvar el día los clásicos de Cannes Classics, confirmación nostálgica de que “ya no las hacen como antes”, y mucho menos cuando había platos fuertes firmados por Sergio Leone, Roman Polanski, Roberto Rossellini, Andrei Konchalovski, o Alfred Hitchcock, de quien vimos The Ring (1927), probadita del Proyecto Hitchcock, que presentará al mundo en los próximos meses las versiones restauradas de los nueve filmes silentes del maestro del suspenso que sobreviven.

Y un último comentario: la tercera de las cintas exhibidas fuera de competencia a la medianoche fue la nueva versión de Maniac, especie de “clásico” del horror ochentero dirigido originalmente por William Lustig, ahora reinventado por Alexander Aja y Franck Khalfoun, y protagonizado por Elijah Wood. Y la verdad es que fue una agradable sorpresa en la medida en la que nos topamos con una inspirada reelaboración que funciona en sus términos, con harto gore, muy buen ritmo, una realización incluso elegante, un buen desempeño del niño Wood, un score francamente recomendable, y una buena dosis de delirio y gusto enfermizo por la violencia. Uno se pregunta si no hubiera sido preferible ver otras dos o tres cosas por el estilo en la competencia en lugar de esos ladrillos pretenciosos que a toda luz no van a ninguna parte. ¡Si tan solo Cronenberg recuperara parte de ese delirio y virulencia!

Y hasta aquí con Cannes este año. Resta que cada una de estas películas vaya exhibiéndose en México y entonces platicaremos y ya evaluarán ustedes si uno tiene algo de razón, o ninguna. Mejor aun: ¿tendrán razón los jurados?

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