Con el Diablo adentro
(Ojalá tuviera al Diablo adentro)
Por Erick Estrada
Cinegarage
El hecho de que un departamento de la Paramount haya sido creado para recoger, promover y exhibir este tipo de películas que supuestamente se arman a partir de material encontrado en video (Paramount Insurge), ya debería darnos una idea de que lo que veremos no será muy honesto. Es, ante todo, un mercado que surgió tarde (el tiempo que separa a todas las Actividades Paranormales y a esta cosa que tenemos enfrente de la gran y oportunísima El proyecto de la Bruja de Blair, es simplemente abismal) y que busca aprovechar una ola para cobrarnos la entrada con trucos cada vez más baratos y cada día más paralíticos.
La historia a final de cuentas es lo de menos pues para llegar a lo que una cinta de exorcismo debe mostrar (el exorcismo, claro) hay varios caminos. Uno es generar tesión y atmósfera, mostrar las armas de ambos bandos (el Bien y el Mal, Dios y el Demonio) para luego entregarnos un Super Bowl de vómitos verdes y cabezas que se retuercen (cómo echamos de menos a El exorcista, de verdad). Otro es poner al guionista en transe de tequila y hacerlo escribir situaciones que no tienen nada que ver una con la otra, “hiladas” con frases que tampoco quieren (ni podrían) decir nada.
El asunto aquí es que optaron por la segunda vereda y es ahí donde el espectador sale perdiendo. Un cinéfilo mínimamente apto para saber que una historia debe contar con, por lo menos, una historia, debería notar lo transparente del truco de Con el Diablo adentro. Así como suena. Estamos ante una cinta llena de sinsentidos que no es capaz siquiera de volverse surrealista. Un falso documental que, para estas alturas, ya debería haber aprendido las casi inexistentes reglas de contar todo a partir de “material encontrado previamente” y de la inevitable ridiculización del lenguaje cinematográfico que sale de ello. Una historia que quiere ser de terror y que no arriesga ni coloca nada nuevo sobre la mesa, que apela al susto barato para audiencias intranquilas, a las que cree capaces de pagar por un susto infantil que se olvida apenas se llega el corte. Se echan de menos incluso los cortes a comercial.
Si creen que no se puede caer más bajo esperan al final, un falso final, un final inexistente, un “se nos acabó la cinta” al más puro estilo de estudiante huevón que llega sin la tarea hecha porque no encontró hojas para imprimir, un insulto a la fidelidad de las audiencias. Si para conocer el desenlace de una película tenemos que entrar a internet y ver ahí lo que sucedió, deberían advertirlo. Netflix ofrece mucho mejors opciones, legales y más baratas.
Con el Diablo adentro
(The Devil Inside, EUA, 2012)
Dirige: William Brent Bell
Actúan: Fernanda Andrade, Simon Quarterman, Evan Helmuth
Guión: William Brent Bell, Mathew Peterman
Fotografía: Gonzalo Amat
Coincido totalmente con la crítica.
La´película PÉSIMA, no te asusta ni por un segundo, incluso te dan ganas de dormirte a la mitad, por lo aburrida que es. Después de que chocarón y pasarón los créditos finales dije: “A la chingada, que bueno que acabo esta mierda”, pero la mayoría del público parecía como estúpido, se quedo sentado e inmovil, esperando algo más jajajaja no podían creer que ese era el final ¡ingenuos! ¿Cómo esperaban mejor si la película entera fue un BODRIO?
No tiren su dinero a la basura.