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50/50
La incorrección política como tema
Por Erick estrada
Cinegarage

“Oh yeah, can you see them,
out on the porch?
Yeah, but they don’t wave
I see them ’round the front way
And I know, and I know I don’t want to stay at all
I don’t want to stay”

Yellow Ledbetter. Pearl Jam.

Son dos amigos, uno de ellos tiene cáncer y el otro de alguna manera debe tratar de ayudarlo en el camino hacia nadie sabe dónde. La diferencia es que probablemente el director de esta pequeña pieza mecánica anti sensiblería y políticamente incorrectísima, Jonathan Levine, sí que lo sabe. El plan es alejarse lo más posible de los tonos casi pastel de Terms of Endearment (a la que se menciona pero al hacerlo se le niega la entrada como referencia) para entrar más a los paisajes ocres de Seattle, salpicados de su lluvia casi permanente pero también de los distorsionadores de guitarra omnipresentes en la ciudad. A pesar de estar basada en un hecho de la vida real no había mejor locación para narar esta divertidísima y casi agria buddy-movie, la película de los carnales, de los amigos, de los colegas.

Para tratar de fundamentar lo anterior, recuerden la facilidad con que las mujeres salen por la ventana en casi cualquiera de estas que podamos recordar, desde la aquí improbable A.T.M.: ¡A toda máquina! (México, 1951) hasta la hilarante El desesperar de los muertos (Shaun of the Dead, Reino Unido-Francia-EUA, 2004) que al final se convierte en ello habiéndose planteado como otro tipo de película. Aquí ocurre lo mismo: ellas están siempre al margen, en la orilla, y si no, ahí son acomodadas sin miramientos. No se trata sin embargo de una película sexista, todo lo contrario. Sin necesidad de apelar a sentimientos rosas y secuencias de lágrima forzada, Levine les prohibe el encuadre sin tocarse el corazón, de la misma manera que Kyle (Seth Rogen) quita del camino de su amigo con cáncer, Adam (Joseph Gordon-Levitt), todo lo que pudiera restarle tiempo de calidad ahora que ambos saben que está enfermo.

Es también una cinta anti nerd, sin respeto hacia la cultura pop más banal (Frodo, Voldemort e incluso Schwarzeneger y su Total Recall reciben muy mal tratamiento), algo que quizá defina un poco más el toque de Levine, que viene de una cinta de terror y sangre también bastante inteligente (All the Boys Love Mandy Lane), en la que hace referencia a autores igualmente populares pero menos vapuleables. En pocas palabras, una buddy-movie anti nerd que termina, de esa extraña manera, siendo muy real y bastante más profunda de lo que se pudiera detectar en una revisión elemental.

A esa sensación de realidad contribuye la forma, una selección de momentos, retratos de instantes en la vida de Adam, que se nivelan y se equilibran gracias a un guión que sabe que contar una historia depresiva no equivale necesariamente a hacerlo tocándose el corazón, de ahí la incorrección tan aparentemente fuera de lugar para estos temas, pero que aquí inyecta potencia y refresco.

El retrato de Adam queda dibujado desde su interior, uno que quiere moverse, que requiere otros panoramas, quizá otro cuerpo pues el de él está destinado por varias, diversas pero poderosas convenciones sociales, a recibir lástima y calidez casi prefabricada (¿a la Terms of Endearment?). La salida, quizá la única para una persona como él, es el alejamiento de todo para retomar la perspectiva, la pausa que aquí equivale a la ausencia y que, con un pequeño empujón, se convierte en universal, asimilable aunque uno no se encuentra tan enfermo como él.

El enojo, la tristeza, la frustración, el dolor, las palabras, la necesidad del cambio, todo llega sin filtros pero con varias sorpresas que seguro harán que el corazón se reacomode, como cada vez que se escucha “Yellow Ledbetter” de Pearl Jam, porque cada vez que se escucha es en el momento indicado.

50/50
(EUA, 2011)
Dirige: Jonathan Levine
Actúan: Joseph Gordon-Levitt, Seth Rogen, Bryce Dallas Howard, Anna Kendrick
Guión: Will Reiser
Fotografía: Terry Stacey
Duración: 100 min.

Comments (4)

  1. Lo único que no entiendo es cómo le dan la mayor parte del crédito a Jonathan Levine si en realidad todo el tranajo es de Will Reiser y en parte de Seth Rogen. ¡Muy mal muy mal! Por eso nadie pela a los guionistas.

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  2. Algo que realmente atrapa es el increíble soundtrack, las canciones indicadas en el momento preciso. Te ayudan a meterte de lleno en la historia.

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