Relic: Herencia maldita, crítica

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Relic
Terrores escondidos
Por Erick Estrada
Cinegarage

El cine de terror ha expandido sus alas. Al lado de la estupenda ola de películas de terror que abordan, estudian, exhiben y delatan el racismo en Estados Unidos hay un proto movimiento del género en el que se deshojan otros temas importantes en un siglo que muestra de manera cada vez más clara nuestra deshumanización: el deterioro de las relaciones familiares, la ignorancia y el descuido de las enfermedades mentales, y el individualismo atroz de nuestros días. La directora Natalie Erika James, por su parte, ha encuadrado sus historias en el cine de horror (esta película al lado de sus dos cortos anteriores lo prueban) para unirse a esta oleada en la que el susto fácil es tan fútil como la aparición caprichosa de la ouija o la ejecución de un exorcismo escandaloso.

El cine de horror que no camina esas rutas ha entregado reflexiones intensas, ha abierto discusiones y ha llevado al género a zonas en las que el discurso cinematográfico tiene más espacio para ejecutarse. Incluso este “otro terror” se da el lujo de recoger lo que el terror del espanto con muñecas endiabladas ha dejado botado en el camino por culpa de su pereza y falta de horizontes. Relic (de Natalie Erika James) es sin duda uno de los mejores ejemplos al respecto.

Abuela, madre e hija se reencuentran en la casa de la primera tras una inexplicable desaparición de su parte y una vez reunidas, con esa ausencia de días flotando en las interrogantes de sus pláticas, entramos a las esquinas de su relación. Dos de ellas Kay, la madre (Emily Mortimer) y Sam, la hija (Bella Heathcote) viven aisladas entre sí gracias al trabajo, los compromisos, la posibilidad de “justificar” las ausencias debido al sistema en que nos hemos acomodado, de trabajos exhaustivos y de llamadas de teléfono a las que siempre se debe atender. La tercera es Edna, la abuela (Robyn Nevin) quien en lo cotidiano revela un Alzheimer galopante que la transforma radical y brutalmente. Es su propio aislamiento, aunque involuntario.

Alejándose del drama azotado y auto expiatorio (al parecer Natalie Erika James está conectada personalmente con la enfermedad) la película amplía su alcance a través del género y la utilización audaz de sus instrumentos. Conforme la tensión entre estas tres fuerzas se intensifica la película hunde el colmillo en la yugular de las tres mujeres a través de un lenguaje onírico que pasa del temido sueño vívido (Kay parece absorber los dolorosos recuerdos de su madre a través de estos) a la experiencia pesadillesca en el mejor de los sentidos, en la ruta seguida con su estilo, enfoque e historia por Jacob’s Ladder (EUA, 1990) aunque la virulencia de ésta es apaciguada aquí gracias a una anécdota mucho más directa y un dominio distinto de las dimensiones de su pesadilla convertida en realidad.

La pesadilla es Relic, ese recuerdo, esa marca en el vitral de la puerta, señal inequívoca de los pecados cometidos que nunca nos abandonan; puerta de entrada de ese sueño vívido a lo surreal que se hará presente en cualquier momento. Relic, esa memoria escondida que se deja ver como un lunar feroz en el cuerpo de otros y luego en el de uno mismo; ¿señal de una maldición presente por un estilo de vida que nos ayuda a justificar el olvido de otros y de uno mismo?. Relic, esos pasillos siniestros detrás de las paredes en los que se esconden las verdades de las fotografías que solemos colgar ahí. Relic es a veces y con fuerza visual nada engañosa una película de terrores escondidos, de terrores olvidados, de recuerdos y escondites. Relic, como término, es casi sinónimo de memoria. La diferencia es que una memoria es invocada mientras que la reliquia aparece fortuitamente para hacer surtir su efecto.

¿Qué esconden estas mujeres? ¿Qué callan cuando cortan sus frases? ¿Quién ha abandonado a quién en este triángulo que el terror ataca desde dentro? ¿Quién lo recuerda?

El cuerpo decae. La mente decae. Y la gente suele abandonarse cuando eso ocurre. Relic es una tenebrosa alegoría de lo que abandonamos en las forma de vida actual priorizando cosas que no lo valen. Relic es una marca en la pared, un crujido vivo detrás de la chimenea, una nota tirada en el suelo que busca empatía, que nos recuerda que ese abandono lo hemos perpetrado desde siempre. Relic nos cuenta, nos muestra, nos sacude y nos corroe mostrando que en un mundo como el que hemos construido ese abandono se repetirá por generaciones. Su terror es real.

CONOCE MÁS. Aquí puedes leer la crítica de Erick Estrada a Bacurau (cinta brasileña de horror) y revisar la película.

Relic
(Australia-EUA, 2020)
Dirige: Natalie Erika James
Actúan: Emily Mortimer, Robyn Nevin, Bella Heathcote, Chris Bunton
Guion: Natalie Erika James, Christian White
Fotografía: Charlie Sarroff
Duración: 89 minutos.

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