Infierno en la tormenta, crítica. “La destrucción de la familia americana”.

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Infierno en la tormenta
La destrucción de la familia americana
Por Erick Estrada
Cinegarage

En el Hollywood los años 80 apareció un buen número de películas, dramáticas y no, comedias y tragedias, que en el subtexto intentaron vender a su público un ideal de familia que ya desde entonces evidenciaba lo rancio de su estructura y que hacían eco -a veces de manera premeditada y otras no- del puritanismo que invadió a la vida común de los Estados Unidos y que alcanzó su esplendor con la presidencia de Ronald Reagan, semilla de la ideología que en buena medida acomodó a Donald Trump en la presidencia de ese país.

Y es eso, el subtexto. Por eso en ese apartado de películas pro familia tradicional caben tanto Footloose (EUA, 1984) como Poltergeist (EUA, 1982), La sociedad de los poetas muertos (EUA, 1989), Hechizo de Luna (EUA, 1987), Quisiera ser grande (EUA, 1988), Pretty in Pink (EUA, 1986) y si nos apuramos y ponemos un poco cínicos llegamos hasta Duro de matar (EUA, 1988). Por supuesto hubo respuestas -involuntarias y no- a esa racha y ahí podemos ubicar, aunque se trata de otro tema, a Educando a Arizona (EUA, 1987) de Joel Coen y a El resplandor (EUA-Reino Unido, 1980) que al lado de El imperio contraataca (EUA, 1980) inauguró la década con figuras paternas tóxicas y traumatizantes. Lo dicho, otra historia.

Ahora con Infierno en la tormenta podemos tomarnos las mismas libertades y nadar un poco más profundo en esta historia de desastres y animales enojados que podría tener más que una lectura ecologista que representaría un primer y baratísimo galardón a la película: los cocodrilos sueltos dentro de la típica casa americana amenazando la unión familiar en medio de una tormenta evidentemente fruto del cambio climático, ¿no son símbolo de una naturaleza que ejercita venganza sobre la descuidada humanidad?.

Ese “más allá” en la película tampoco está en la historia de supervivencia que vende Hollywood de unos años para acá con un descaro que, curiosamente, aquí tiene un toque más discreto. Y sin embargo es esa historia de supervivencia la que puede llevarnos a la muestra interesante que la narración de Alexandre Aja esconde sin muchas ganas. En medio de esa tormenta la película elabora un magnífico dulce de entretenimiento muy cercano en efectividad al que el propio Aja había mostrado (humor y todo en la fórmula) en Piraña 3D (EUA, 200) con guión de Pete Goldfinger y Josh Stolberg. Aquí con guión de Michael y Shawn Rasmussen (algo así como especialistas en persecuciones encerradas) logra un acierto a partir de un disparate y eso, como ejercicio de entretenedor debe ser considerado ya una cualidad, especialmente con la incontable cantidad de intentos fallidos que aparecen cada semana.

En ese acierto y con un par de secuencias que le cambian el tono para bien (las confesiones familiares y el ejercicio de hablar del pasado en medio de la amenaza) Infierno en la tormenta dibuja la figura de un padre que pierde la brújula en su obsesión por convertir a su hija en un ser humano alfa, ganador y dominante, en una superviviente en toda forma y como dicta la tradición.

Efectivamente, la meta del padre se logra (hay que ver cómo nada Kaya Scodelario y cómo aguanta toda la película mojada sin sufrir un asomo de hipotermia) y el encuadre final de la película lo deja más que claro. Pero en el intento vemos cómo esa hija se deshace del tóxico pasado con su padre y comprende algo del egoísmo de su madre mientras en imágenes Aja muestra esquina por esquina una casa que se cae a pedazos ante el embate de la tormenta, desde el tétrico sótano (hogar casi natural del terror interno gringo) hasta el ático (que es donde los recuerdos de la familia americana se guardan celosamente), pasando por el quicio en el que cada año se marcan los centímetros que crecen los hijos (esos buenos tiempos). Todo se viene abajo, todo se destruye, los secretos salen a a luz y aunque alimentan la razón para sobrevivir, dejan ver también que esa forma de familia muestra ya de forma innegable sus debilidades ante el embate de todo lo que hay afuera.

En pocas palabras, debajo de la muy americana historia de los supervivientes está la de las familias tradicionales incapaces de soportar esas formas, rotas, agrietadas; la necesidad de derrumbar esa casa típica o mejor aún, la imposibilidad de mantenerla en pie.

¿Estoy nadando en el chapoteadero creyendo que es la fosa de clavados? Quizá, pero si en estas películas uno no lo hace termina devorado por los cocodrilos. Como diría un superviviente alfa: “hoy no es el día”.

CONOCE MÁS. Esta es la crítica de Erick Estrada a Cuernos, películas dirigida por Alexandre Aja.

Infierno en la tormenta
(Crawl, EUA, 2019)
Dirige: Alexandre Aja
Actúan: Kaya Scodelario, Barry Pepper, Ross Anderson, Anson Boon
Guión: Michael Rasmussen, Shawn Rasmussen
Fotografía: Maxime Alexandre
Duración: 87 minutos.

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