Spider-Man: lejos de casa. Crítica.

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Spider-Man: lejos de casa
La necesidad de creer
Por Erick Estrada
Cinegarage

Spider-Man: lejos de casa es, simplemente, una alegoría de la experiencia de ser adolescente. La anécdota del superhéroe que a veces no quiere serlo lo lleva de vacaciones con sus amigos de la escuela en un viaje de fin de curso en el que recorrerán Europa. Tras ese planteamiento pareciera que su director Jon Watts (El payaso del mal, Cop Car) y sus guionistas Chris McKenna y Erik Sommers (Spider-Man: regreso a casa, The Lego Batman Movie) comprendieron a la perfección la combinación de fórmulas que deberían realizar (esto a final de cuentas es cine industrial) y llevan a Lejos de casa desde la comedia juvenil de secundaria y equívocos menores ya probados y eficaces, hasta una especie de domesticación del humor desenfadado y explosivo de las series vacacionales que nos regaló National Lampoon’s. Enorme acierto.

Sin embargo la película no puede separarse tanto de las otras fórmulas, las que demandan las multitudes de fanboys a las que parece hablar cuando la película reconoce haberlas abandonado en pos de la comedia juvenil y entonces provoca que uno de sus personajes exclame en un momento decisivo “hay que llevar esto al nivel Avenger”. Los errores del cine de superhéroes aparecen y lo hacen escandalosamente: las ciudades recuperan su ritmo a pesar de haber sido escenarios de destructivas peleas entre seres que gruñen y encapuchados que manotean al aire, la tecnología resuelve todo con una mano en la cintura, el discurso visual se violenta acercando sus cortes y digitalizando personajes y movimientos de cámara.

Los errores, sin embargo, no son del todo imputables a la película. Así es y así quiere funcionar el Universo Cinematográfico de Marvel y ante la petición del superhéroe (¿o de la película?) de mantener todo “a nivel de barrio, sin que esto tenga que ser otro fin del mundo”, la película deja clara una contradicción de tonos: uno certero y grato, el otro impostado y que se siente fuera de lugar. Ese choque da la impresión que Lejos de casa se cuestiona a sí misma y se dirige a su público incondicional (los fanboys) a quien le pide la retirada para que la dejen dialogar con su público natural: el de chicos y chicas menores de 18 años.

Imaginen una secuencia alucinante que parece una extensión de aquel capítulo en el que Luke Skywalker se encuentra con Darth Vader en una húmeda caverna. En su discurso adolescente de reafirmación de la personalidad Lejos de casa se permite una idea similar en una secuencia alucinante de realidades encontradas (y que es uno de los mejores momentos de la película) tras la cual salta la frase “en estos tiempos la gente necesita creer y están listos para creer en lo que sea”. Efectivamente, en el pasaje de auto aceptación del adolescente que es Peter Parker y que es el público que lo ve, eso es un mensaje directo a ellos. Pero en el choque de tonos de la película y en las circunstancias de la secuencia pareciera también un mensaje en el que se cuestiona el amor a la ilusión fugaz del actual cine de superhéroes. Avengers: Endgame se vendió como el capítulo final de una saga que se volvió monstruosa. En esa frase y seguramente sin quererlo Lejos de casa pareciera cuestionar la manera como ese cine de superhéroes (tenso, viejo, barbado, encapuchado, con capas inservibles y anticuadas, de voz impostada y miradas exaltadas) hizo que se creyera en sus historias. Y pareciera también sugerir que esa necesidad de creer en lo que sea, en esas formas, debe terminar.

Tomémoslo como un mensaje al aire, como una sugerencia lanzada de forma involuntaria, audaz si se quiere. Pero la frase está y Spider-Man, el adolescente fresco y dolorido tras su paso por una aventura “al nivel de Avengers” se siente feliz y aliviado de abandonarla. Eso debería hacer dudar a los fanboys de aquello en lo que creen y quizá hacerles ver que eso es lo que creen que quieren creer (así de bueno es el villano de esta historia).

¿Sugiere Spider-Man: lejos de casa terminar con esa ilusión, desprenderse? Es divertida, desenfadada, fugaz, pero cuenta con un lastre que no merece, que no le pertenece y mucho menos le beneficia. La señal del choque está incluso en la música, que pelea entre una muy divertida banda sonora (“Vacation” de The Go-Go’s retumba en medio de mambos italianos devolviendo el pensamiento al mejor National Lampoon’s) y una música incidental, grandilocuente, pesada, obtusa, ridiculizada incluso en una secuencia de -adivinaron- equívocos de películas de secundaria en la que Nick Fury es el ejecutor. Hay que pensarlo, aunque esa sugerencia llegue de manera involuntaria.

Mientras tanto, a disfrutar de una de las mejores comedias estudiantiles de los últimos veranos.

CONOCE MÁS. Esta es la videocrítica de Erick Estrada a El payaso del mal, dirigida por John Watts.

Spider-Man: Lejos de cada
(Spider-Man: Far from Home, EUA, 2019)
Dirige: John Watts
Actúan: Tom Holland, Marisa Tomei, Jon Favreau, Zendaya
Guion: Chris McKenna, Erik Sommers
Fotografía: Matthew J. Lloyd
Duración: 129 minutos

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