X-Men: Dark Phoenix, crítica.

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Dark Phoenix
Apocalipsicodelia
Por Erick Estrada
Cinegarage

Las películas sobre o con superhéroes cumplen, a pesar de los millones que siguen recaudando por el morbo de sus casi incondicionales consumidores, el destino que hace ya casi cuatro años anunciara Steven Spielberg: su fin.

No significa que nadie vaya a verlas al cine. El fin tampoco significa que los estudios no quieran seguir haciendo dinero con ellas y en consecuencia les reduzcan los presupuestos. Inmersos como estamos en una era de desbordado capitalismo y de historias que se ven en el cine todas de uso y desecho (la “conversación” alrededor de Avengers: Endgame se apagó en más o menos diez días), los estudios y los productores van a querer siempre inyectar más dinero buscando más taquilla y no contar mejores historias que generen, tratando de verlo desde su óptica, nuevos consumidores y quizá más exigentes sobre aquello que consumen. Por lo menos hasta ahora.

Habiendo mencionado ya a Endgame muy cerca de ella aparece otro ejemplo de este agotamiento en la oferta superheroica que indica que por mucho que crezcan los números lo que hay dentro implosiona y desencanta más, cada vez más. No extraña (de hecho es de considerarse) que esta nueva entrega en el globo de historias compuesto por los X-Men (que algunas buenas películas nos regalaron) sea el debut en dirección del productor de buena parte de las anteriores, un Simon Kinberg a quien el algoritmo/focus group le dijo que una buena pelea final era suficiente para emocionar a los fans de esta serie de historias, todos 20 años más viejos que cuando esto comenzó. Sí, Kinberg también es el guionista.

Esos son, en pocas palabras, los pecados de Dark Phoenix, que se olvida de las buenas herencias de sus antecesoras e incluso de sus defectos, primero para tratar de alcanzar metas decentes, errar en la búsqueda de todas y después y por increíble que parezca inventarse sus propios errores.

Los X-Men, caracterizados siempre por defender a los diferentes siendo diferentes, tienen ahora entre sus filas a una casi invencible Jean Grey con una pesadilla psicológica tremenda que tiene origen en la muerte de sus padres (así abre la película regalándonos además una buena secuencia de choque que sin embargo no es más que una buena secuencia de choque). Sin embargo, para “protegerla” de tan nefasto pasado y mantenerla en sus filas (y a su servicio) el Profesor Xavier le hace creer (usando sus poderes) algo que en realidad no es pues de otra forma Jean sería capaz de buscar su propio camino y abandonar a los X-Men a quienes Raven -enfadada por el poco reconocimiento a la división femenina de la hoy emérita institución aceptada por el gobierno y la sociedad- quiere cambiar el nombre a X-Women.

¿Dónde está el discurso metafórico X-Men pro gay, pro diferencias, pro descastados que no quieren ser aceptados por el sistema que lo ha rechazado siempre sino transformarlo para bien de todos y de todas? ¿El arrebato de Raven era una sugerencia de un discurso pro femenino? Eso que hace el profesor Xavier ¿no es sólo misógino sino un acto de gaslighting brutal, un tema interesante que podríamos tratar?

La cosa se pone peor porque a pesar de sugerir estos puntos la película los abandona en el acto (es decir, al final son temas que no le interesan), se enfoca en enfrentamientos sin finalidad, nos enreda en discusiones del nivel “tus emociones te hacen débil” … “al contrario, mis emociones me hacen más fuerte” y se dirige a toda caña a una secuencia de pelea en un tren que nunca sabremos de dónde surgió pero que es, en efecto, la parte más atractiva de esta ola de pretextos para llegar hasta ahí.

Después, más flashes y un enfrentamiento entre villana y heroína que vaticina la destrucción del mundo pero que en el peor remedo del peor final de una nada buena película de superhéroes (ese desenlace del Caballero de la noche asciende de don Christopher Nolan) se transforma en una especie de batalla apocalipsicodélica (rayos, luces, colores y colorines, ojos brillantes y cabellos de fuego amenazando a la Tierra) que nos inunda de colores quizá buscando decir que nada de la historia de los X-Men queda ya a pesar de que aquí quieren contar una; que nada de la simpatía de sus miembros ha permanecido a pesar de que aquí están casi todos; que nada hay que ofrecer sino colores ya vistos, voces ya escuchadas, situaciones ya resueltas, peleas de mimos agitando los brazos en el aire, guiones con poco fondo, amasijos que más que insatisfechos nos dejan indiferentes.

La secuencia del tren. Nada más… Quizá Jessica Chastain.

CONOCE MÁS. Esta es la crítica de Erick Estrada a Logan, parte de la serie de películas de X-Men.

Dark Phoenix(EUA, 2019)
Dirige: Simon Kinberg
Actúan: Sophie Turner, Jennifer Lawrence, Jessica Chastain, James McAvoy
Guión: Simon Kinberg
Fotografía: Mauro Fiore
Duración: 113 minutos.

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