Berlinale 2019. Mr. Jones, crítica

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Mr. Jones.
Orwell tenía razón
Por Erick Estrada
Berlinale 2019
Cinegarage

Mr. Jones inicia con un montaje que fuera de una apuesta industrial como esta (el reparto es parte de la confirmación) sabría incluso radical. Ese montaje, alucinante en sus ciclos, sabría intrascendente si, por el contrario, no estuviésemos frente a una película de Agnieszka Holland.

Esa será, acertadamente, la estructura de una aventura hacia la decadencia de un mundo (el nuestro) que probablemente ya sabía que se enfilaba al vacío. Por un lado conoceremos a Gareth Jones, un periodista que busca la historia que termine por inmortalizarlo. Pero extrañamente, el resto de la estructura se erige con citas e imágenes de la contundente “Rebelión en la granja” de George Orwell, pitonisa de ese abismo en el que vivimos ya.

Se trata de una historia real, con Jones dirigiéndose después a a la Unión Soviética de la que duda (como debe dudar un periodista) varios de sus beneficios especialmente con un hombre como Stalin al frente. Pero se trata también de la encarnación del fantasma previsto por Orwell en una de sus novelas más famosas, que anuncia los peligros del sistema en construcción con una fábula precisa e irrebatible.

Holland, a partir del guion de Andrea Chalupa (que debuta aquí y así), juega con los elementos del thriller político para contar la historia de Jones quien tras su entrevista a Hitler busca una nueva nota que afiance su carrera, misma que lo lleva a descubrir lo que a posteriori se conocería como el Holodor: la genocida hambruna ucraniana que el sistema de Stalin siempre negó y de la que aún hoy se discuten sus causas conociendo sus monstruosas consecuencias.

Lo que hace Holland alrededor de todo ello no es, a pesar del extenso capítulo dedicado al Holomodor, una forma de entender lo sucedido, sino que sirve para empujar un discurso que florece detrás.

En el paso del mundo de oriente al de occidente Jones explora todo tipo de terrenos que poco a poco van pareciéndose más, terrenos en los que los susurros de los esqueletos de Holomodor (de casas, de personas) aparecen de nuevo en un montaje sugerente para enfrentarse a la opulencia del Moscú de su tiempo, sin carencias ni quejas. Son también sin embargo los mismos terrenos que en occidente enfrentan a la esclavitud moderna (los bajos salarios, el trabajo infantil) con sus propias cúpulas de excesos y opulencias.

Holland no lo tiene fácil (quizá el guión malabarea demasiados elementos) y a veces tropieza en el ritmo del thriller que se desdibuja en algunos capítulos intermedios pero que finalmente resucita cuando reaparece esa “Rebelión en la Granja” insistente y demoledora. Al final el montaje de Holland comienza a sugerir lo innegable, algo que bulle debajo de la tragedia de un Jones empapado de imágenes brutales y vilipendiado por los periodistas pagados para desestabilizar todo aquello que no refleje una buena imagen de Stalin (¿fake news?): los dos mundos que conoce Jones se parecen demasiado, el capitalismo y el comunismo sólo tienen diferencias mínimas, ninguna sustancial. Pesimismo pleno que en la historia armada por Holland pasa de habernos mostrado los esqueletos del Holomodor a enseñarnos los esqueletos del capitalismo industrial: ambos son idénticos.

Citar a “La máscara de la muerte roja” de Poe no es un llamado menor de la película, decidida a mostrar la decadencia de una prensa vendida e ignorante de lo que ocurre en las calles. Lo mismo ocurre con políticos y burocracia, porque la idea de Holland es despojarnos de cualquier esperanza depositada en estos sistemas, en estos ejercicios de poder que, como ocurre en “Rebelión en la granja” se auto diseñan para auto perpetuarse. El gran logro aquí es haber sorteado los huecos del guion para lograr este pesimista cuadro dotándolos de tintes de thriller humano y atrevido, todo a través de un enorme montaje tan clásico como vanguardista: la confusión de imágenes genera significados diferentes pero comprensibles; sumado a ello está la aparente contradicción de historias, entre la animalidad de los responsables del Holomodor y el occidente autoengañado para negar la inevitable próxima guerra con tal de mantener a sus gobernados a raya. Dos sistemas encerrados en la historia de “La máscara de la muerte roja” que se desenvuelve a la par de “Rebelión en la granja”.

Holland lo deja claro con este pesimista, emocionante y lucidor choque de ideas y de historias, de fantasmas de un lado y del otro: no hay escapatoria, ambos son los mismo y no se ve un futuro.

Y las tinieblas, y la corrupción, y la Muerte Roja lo dominaron todo“. La máscara de la muerte roja. Edgar Allan Poe.

Los animales, asombrados, pasaron su mirada del cerdo al hombre, y del hombre al cerdo; y nuevamente del cerdo al hombre; pero ya era imposible distinguir quién era uno y quién era otro”. Rebelión en la granja. George Orwell.

CONOCE MÁS. Esta es la crítica de Erick Estrada a Ghost Town Anthology, presentada también en la Berlinale 2019.

Mr. Jones
(Polonia-Reino Unido-Ucrania, 2019)
Dirige: Agnieszka Holland
Actúan: Vanessa Kirby, James Norton, Peter Sarsgaard, Joseph Mawle
Guion: Andrea Chalupa
Fotografía: Tomasz Lazarkiewicz
Duración: 141 minutos.

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