FICUNAM 2019. Titixe, crítica

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Titixe.
El tiempo y la muerte
Por Erick Estrada
FICUNAM 2019
Cinegarage

Con planos largos que acentúan un tiempo real calmo y de velocidades bajas, todo saturado de colores que de tan reales parecen salidos de una imaginación sobrenatural, Tania Hernández nos introduce al mundo de Titixe, un documental-carta de amor-baúl de los recuerdos que se transforma poco a poco y al mismo tiempo en una propuesta visual natural y exaltada y en una narración interna, sin explosivos que nos distraigan del interior de quienes nos regalan sus palabras y sus memorias.

Y es la memoria precisamente el primer ingrediente de este brebaje de llantos que cantan y de nubes que parecen dejar de viajar para escuchar esos cantos. Desde su muerte, la última voluntad familiar antes de vender el terreno en el que toda su vida trabajó como agricultor es cultivar una vez más la tierra de ese abuelo que siempre quiso transmitir sus conocimientos de la siembra y la cosecha. ¿Es para recordar al abuelo o para no empezar a olvidarlo? En ese medio, en ese campo de posibilidades y de vacíos es donde se mecen los pensamientos que Titixe regala.

La muerte debe transcurrir lenta, o por lo menos eso parece sugerir la película. Los tiempos de los vivos no son los tiempos de los muertos y probablemente por ello es que esas tomas del campo, del cielo, de la tierra, de las semillas que tardarán meses en convertirse en cosecha (close ups extremos que huelen a memoria de infancia en la destreza de su ejecución), son de estancia larga, de resistencia ante el corte fácil que nos llevaría a una dimensión menos inspirada. Ahí, negando el tiempo de los vivos en sus planos que se mantienen hasta siempre es donde Titixe parece sugerir ser narrada por el abuelo ausente que escucha las voces de quienes van a trabajar su tierra y no por la hija y la nieta, que viven en otro tiempo y que van a trabajar con animales y polvo y agua, con lodo y contra el granizo, para celebrar con ello una ceremonia de reencuentro que al mismo tiempo sabe a despedida.

Y debajo, todavía más atrás, un símbolo irresistible que le agrega peso al documental, la sugerencia desde quienes ayudan en esta última cosecha de que lo que muere también es el campo, el trabajo de la tierra, mal pagado, esclavizante y tiránico por los modos de un país que parece querer olvidar a su tierra y a sus campesinos. Pero todo así, sugerido, susurrado, como escuchado en el sueño en el que el muerto nos sopla sus reclamos al oído.

Titixe es entonces eso: una elegante figura que reclama que México abandone todo lo que no es ciudad y un inspirado testamento con los colores de una imaginación sobrenatural, la sonrisa del abuelo que, ya lejos, escucha a su mujer, a su hija y a su nieta mientras se despiden de él, que se encuentra ya en donde el tiempo no es parecido al de los vivos, sino al del paso de una nube en una tarde sin viento.

CONOCE MÁS. Esta es la entrevista de Erick Estrada a Abril Alzaga, Directora Ejecutiva del FICUNAM 2019. Ahí están todos los detalles para aprovechar este festejo.

Titixe
(México, 2018)
Dirige: Tania Hernández Velasco
Con: Abel Velasco Calixto, Yolanda Velasco Juárez, Abel Velasco Orea, Valentín Velasco Orea
Guion: Tania Hernández Velasco
Fotografia:  Tania Hernández Velasco
Duración: 63 minutos.

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