Berlinale 2019. I Was At Home But, crítica

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I Was At Home But
¿La actuación que no miente?
Por Erick Estrada
Berlinale 2019
Cinegarage

Ganadora del Oso de Plata a la Mejor Dirección en la Berlinale 2019 I Was At Home But busca que busquemos y lo consigue en apenas un par de minutos.

Elaborada en lo que muchos podrían considerar un ritmo contemplativo, de tomas largas, muy pronto queda claro que las actuaciones que su directora Angela Schanelec busca deberían surgir de una naturalidad frontal, algo que ella a mitad de su película define por completo como la no mentira.

Un perro callejero se enfrenta a un conejo muerto al que termina por devorar en una casa abandonada, habitada solamente por un burro que mira por la ventana alejando su atención del carnívoro en acción, realidad que Schanelec quiere mostrar como cruda o como verdadera, naturalidad que al mismo tiempo podría ser tremendamente inspiradora o dejarse ver ya como un ejercicio formal pues muy pronto y sin aviso saltamos de esta pequeña coreografía animal al caso real de la película: tras la desaparición de un adolescente que luego reaparece transformado y enfermo terminalmente, su madre que primero lo buscó y después lo reencuentra sufre una confrontación interna entre lo que es real y aquello que nos miente o nos puede mentir.

Schanelec se acerca a esta contradicción con un ejercicio formal que en un principio abre puertas a la reflexión: ¿las imágenes de los animales eran reales o nos parecieron reales? ¿El chico miente sobre lo que le ocurrió o nos han enseñado a no creer a la primera este tipo de historias? ¿La muerte a la que se enfila es real por inevitable? Dónde queda entonces la vida, ¿en una enorme mentira?

Sin embargo, el ejercicio formal da un paso innecesario ante las sugerencias que había despertado en primera instancia y, peor, la película se vuelca literalmente a explicarnos en una secuencia insultantementre obvia lo que pretende hacer en su propio futuro: la madre atormentada ante un par de hijos que no sabe (o no lo recuerda) si son los suyos (real, no real) y sufriendo un exageradamente metafórico contratiempo (acaba de comprar una bicicleta inservible a un extraño hombre sin voz natural), ataca a un pobre personaje para explicarle (y explicarnos) las insufribles contradicciones de quien actúa (su hijo participa en una puesta teatral escolar de Hamlet: “ser o no ser”) para llegar a la conclusión de que los actores viven de mentir y que en consecuencia los actores deberían no actuar para poder contar la verdad.

Dicha así esa explicación se convierte en la razón de los planos alargados y letárgicos de I Was At Home But. No conforme con ello Schanelec (obviando otra vez su discurso) deja clara ahí la inacción de sus actores, sus miradas al horizonte, la inmovilidad de sus rostros, pero también la pretensión del ejercicio. Forzar todo a la quietud, comenzando con la cámara y terminando con los actores, sabe aquí mucho más a una rabieta formal que a una propuesta existencial, justo a donde sí llegan otras apuestas igualmente atrevidas como Ghost Town Anthology (Canadá, 2019) que también comienza su historia con la desaparición de un chico y que desde ahí nos lleva a ejercicios internos mucho más trascendentes y menos necesarios de auto explicación.

Si en esta película los actores no actúan o están forzados a no moverse para tratar de comunicar otras verdades la película comete ahí un pecado más, el de querer o creer ser la poseedora de su propia verdad, una que se nos debe explicar para no ser interpretada o sentida de otra forma, arrogancia extrema en una película que fuera de ella misma se agota en la falta de un discurso alterno, incluso cuando ese sea el no-discurso. Es decir, al querer elaborar un no-discurso la película cae en su propia trampa al tener que ser encapsulada en una forma discursiva ultra literal, fracasando como tal (se nos explica todo) y negándose la desaparición como propuesta real. Si su idea viaja entre lo real y lo que no lo es, ser no era una opción pues lo único real (aquí cuestionado al extremo) debería ser lo que no es, incluida ella misma.

Denis Côté quizá corre un riesgo menor al ejecutar una dirección cercana al anti discurso y entregando una película de inspiraciones y puertas abiertas. Angela Schanelec corre un riesgo mayor pero I Was At Home But, al ejecutarse y explicarse, al querer radicalizar su propuesta y no lanzar una alterna o por lo menos contradictoria (cosa que Côté sí descubre y utiliza: hablar de algo sin mostrarlo nunca) no sabe más que a una rabieta formal que como todas las rabietas termina con respiración acelerada y un enorme vacío que sabe a resaca de la mala.

CONOCE MÁS. Esta es la crítica de Erick Estrada a Ghost Town Anthology, presentada también en la Berlinale 2019.

I Was At Home But
(Ich war zuhause aber, Alemania-Serbia, 2019)
Dirige: Angela Schanelec
Actúan: Thorbjörn Björnsonn, Esther Buss, Martin Clausen, Lucas Confurius
Guion: Angela Schanelec
Fotografía: Ivan Markovic
Duración: 105 minutos.

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