Cannes 2015-3. Al cine con Del Toro… y los Coen

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Cannes 2015-3
Al cine con Guillermo del Toro… y los Coen
Por Aurélie Dupiré
Enviada
Cinagarage

Hoy el Festival de Cannes dio una nueva prueba de por qué se considera el festival de cine más grande del mundo al ofrecer un abanico que va del entretenimiento a lo ultra glamoroso, pasando por el descubrimiento de nuevos talentos. Anunciada desde ya hace varias semanas, Mad Max: furia en el camino de George Miller llegó a Cannes ante festivaleros con alma adolescente, francamente contentos de poder descubrir esta cinta de acción post-apocalíptica en condiciones técnicas de ensueño.

En el Grand Théâtre Lumière ya empieza el showtime, retumban las bocinas, arrancan las persecuciones y los tonos anaranjados llenan los ojos asombrados de algunos periodistas que echan porras después de las escenas de más tensión. Unas horas después llega Charlize Theron a la Croisette y termina de convencer a quién dudaba de su estatus de súper estrella.

Otra súper estrella, otro tono. Salma Hayek robó cámaras en conferencia de prensa de Il racconto dei racconti, la película de Matteo Garrone. Hayek contó entre risas y con la complicidad de sus co-protagonistas Vincent Cassel y John C. Reilly, unas anécdotas del rodaje, como la vez que se cayó al tratar de saltar de un punto a otro, llevando puesto el vestuario de treinta kilos y que a falta de grúa, la tuvieron que rescatar tres hombres. La buena vibra que irradiaba Salma y todas las alabanzas del elenco hacia el director hicieron sentir la verdadera emoción del cine. Finalmente más tarde pude ver Our Little Sister, la cinta japonesa que había perseguido sin éxito al día anterior. Minutos antes de entrar al Grand Théâtre Lumière, me encontré en el pasillo con Guillermo Del Toro y los hermanos Coen, quienes se disponían a analizar la cinta que compite para la Palma de Oro.

Sentada quince filas delante de ellos, pensé que de una u otra forma ya se había cumplido mi sueño de ir al cine con ellos. La cinta, que nos narra la historia de tres hermanas muy unidas que a la muerte de su padre descubren la existencia de una hermanita adolescente, me decepcionó por recurrir a un estilo cercano al telefilme, con música melosa y personajes forzados. Kore- Eda nos había acostumbrado a guiones más finos, actuaciones más sinceras y sobre todo más elegancia en la puesta en escena.

Ya eran las 10 de la noche cuando decidí entrar, de nuevo a ciegas, a la última función del día. Se proyectaba Saul Fia (El hijo de Saúl), primer largometraje de un director húngaro de treintaiocho años llamado Nemes Lazlo, única ópera prima en competencia oficial para la Palma de Oro. Desde los primeros planos, la magia operó y se podía detectar que estábamos frente a una obra única. La cinta inicia con un cartón que nos explica que en algunos campos de concentración de los nazis (en ese caso, el de Auschwitz), ciertos encarcelados tenían un estatus especial a cambio de un poco más de comida y un ilusorio “mejor” trato. Ellos trabajaban para el campo, lo que les otorgaba un respiro de unos días más antes de ser ejecutados. Tal es el caso de Saul, un tipo que seguimos casi siempre de cerca y casi siempre con cámara en mano, un hombre que deambula como fantasma y al que le asignan las tareas más crueles como la de limpiar el piso de las cámaras de gas después de la exterminación de un grupo de judíos. Al descubrir entre los cadáveres el cuerpo de un adolecente quien pretende que es su hijo, Saul decide hacerle una tumba y no dejar que lo quemen. Esa nueva obsesión le regresa un poco de vida y de dignidad a un hombre roto y ya muerto en vida. La cámara de Lazlo casi nunca está quieta y no le quita los ojos de encima a este tipo que por más que esté a cuadro en casi todos los planos, se vuelve más y más enigmático.

Narrar el horror sin caer en el morbo, estar tan cerca de la realidad y aun conservar al personaje principal en total misterio, eso es el tour de force de Lazlo. Me voy a dormir exhausta, mientras empieza a caer una fina lluvia sobre Cannes. No importa si mañana no sale el sol, yo estaré en el cine.

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