Mapa a las estrellas
Las cicatrices ocultas
Por Erick Estrada
Cinegarage
Las mentiras de Hollywood: los cigarros electrónicos entre ellas.
Los actores de Hollywood que hacen todo y de todo para sobrevivir(se).
Los narcóticos, las medicinas, las “drogas” “legales”.
Los fantasmas y los malos recuerdos.
Las corbatas que hacen películas para gente sin corbatas.
“Less than Zero” y sus historias de cocaína que se cree nieve.
La revuelta de Cronenberg al cine industrial gigantifílico, robotofílico, enamorado de la testosterona y de los héroes de cabellos largos e ideas cortas con martillos voladores y disfraces de aceros rojos, para desarrollar en Mapa a las estrellas una película que olvida los tan manoseados “daddy issues” (esos temas pendientes con la figura paterna tan freudianos como pasados de moda) y que se centra en el otro espectro, el de los “mommy issues”: los problemas de una protagonista marcada de cicatrices con su madre quien, a su vez, tiene problemas con su hijo y el resto de la familia.
No se trata, aclaremos, de una película psicoanalítica hacia la figura femenina, pero sí de una disección precisa de un Hollywood que es madre de cientos y cientos de productos llenos de hipocresía disfrazada de rebeldía. Rebelarse contra el padre parece lo usual, pero en Mapa a las estrellas ese personaje de cicatrices se rebela ante su madre y Cronenberg, a través de ello, se desmarca de nuevo de la madre Hollywood, gigantifílica y robotofílica.
Agatha Weiss (Mia Wasikowska) aparece de repente en Hollywood para visitar a su familia, una pareja de padres sacados directamente de “Flores en el ático” y que han decidido olvidarla en el no menos super(arti)ficial Miami y Cronenberg, a través del guión de Bruce Wagner (a quien Hollywood ha orillado deportivamente desde siempre, quizá también de manera voluntaria) la convierte en el vehículo que poco a poco retirará el maquillaje de ese mundo al que muchos idealizan e idolizan gratuitamente.
Los problemas con la madre se hacen aún más evidentes cuando Agatha, antes de enfrentar a su madre, a su padre y a su hermano convertido en niño prodigio soportado por ser niño prodigio, se convierte por el simple hecho de ser amiga de Carrie Fisher, en asistente personal de Havana Segrand (Julianne Moore) quien está a punto de devorar a su madre en una especie de cura del complejo de Electra en reversa: su próximo papel en el cine podría ser aquél que su madre interpretara hace varios, varios años, antes de morir.
En ese apartado Cronenberg se acurruca primero en el casi elegante pero no menos banal tema de estudio planteado por Oliver Assayas en Nubes de María (Francia-Suiza-Alemania, 2014) y el enfrentamiento de una actriz/personaje/persona común y corriente que se llama Juliette Binoche para dspués enmugrarlo en el mejor sentido del término (especialmente si de Hollywood se habla) en el nivel de Mamita querida (EUA 1981) aunque con los papeles invertidos. ¿Cómo? Digamos que las cicatrices de Agatha, acomodadas en su cuerpo a partir de un negrísimo capítulo familiar son eso que el Hollywood más superficial e hipócrita -de narcóticos, medicinas y drogas legales, de psicólogos masajistas y teléfonos descompuestos- quiere ocultar. Por ello, Cronenberg hace que Agatha oculte sus cicatrices durante toda la película, una especie de guiño a quien conozca su inclinación por las heridas y lo viscoso de que por el momento eso quedará en el nivel de lo tácito, ahí donde se esconde lo que o avergüenza o incomoda (¿en el ático?). Y por lo mismo, es venenosamente reconfortante que cuando Agatha decide mostrar sus cicatrices, cuando los guantes y las medias finalmente enseñan sus marcas, esas que incomodan a la madre Hollywood, sea también una representación de su liberación y una estocada a la industria cruel y fría.
Todo un mapa de estrellas vacías y doloridas que sonríen a cámara como a un dios no menos caníbal que sus adoradores. ¿Es por eso que antes de su liberación final (o quizá como el comienzo) Agtaha se acerca a la cámara y llenando el encuadre lo/nos mira directamente y la/nos golpea hasta que la sangre salpica su rostro y sus manos llenas de cicatrices? ¿Es el golpe final de esta cruda narración contenida al encuadre que conecta a Hollywood con nosotros y a nosotros con Hollywood, materia prima –además- de toda película que se precie?
Tratándose de una cruda narración contenida los niveles de lectura se multiplican con cada revisión, y eso es para agradecerse.
Los charlatanes en la tierra de la charlatanería.
Los fantasmas elegantes de un director inspirado.
“The Carrie Fisher Connection”.
Las cicatrices cronenbergianas ocultas debajo de negros guantes.
Lo que en una película convencional sería material de thriller familiar, David Cronenberg lo convierte en una comedia de velos negros, violenta y sonriente.
Mapa a las estrellas
(Maps to the Stars, Canadá-EUA-Francia-Alemania, 2014)
Dirige: David Cronenberg
Actúan: Mia Wasikowska, Julianne Moore, John Cusack, Robert Pattinson
Guión: Bruce Wagner
Fotografía: Peter Suchitzky
Duración: 111 min.
Que basura de pelicula desde que termine de verla la tire a la basura pero me asegure de volverla. Pedasito antes que mis hijo vea algo asi tan horrible
Para un conocedor de Cronenberg esta seria la peor cinta que ha hecho .la critica a la condición humana desde las enfermedades hasta lo psicológico ,dobles vidas ,violencia y ahora culto a las celebridades concluye en esta cinta de forma trágica.guión predecible ,pésimos efectos visuales ….
Pesima y presuntuosa critica que ademas arroja spoilers del filme