La mañana no comienza aquí, crítica.

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La mañana no comienza aquí
El día y la noche
Por Erick Estrada
Cinegarage

Montaje puro y elemental. El juego que propone Iván Ávila Dueñas en La mañana no comienza aquí es el de la yuxtaposición, dos historias ligerísimas y cotidianas que al acomodarse una detrás de la otra, una encima de la otra, una delante de la otra, terminan por hipnotizar el ojo sin necesitar jamás explotar el morbo o trastocar efectistamente su propio ciclo.

Dos mundos, dos territorios, dos materias que se trenzan poco a poco primero en un rollo casi silente, en que los ambientes abiertos y campiranos de uno chocan sin ruido con las paredes vacías y urbanas del otro.

Silencios que desaparecen conforme estos dos mundos se retocan frente a nostros y se enciman cada vez más de prisa frente al ojo rendido ante el aparente vacío que en realidad es tiempo encapsulado.

De un lado una chica que no tiene nada más que la mirada con que recorre el campo en el que vive. Del otro otra chica que no tiene nada más que la música con la que se gana la vida como DJ.

Iván Ávila irá a una y regresará a la otra, tapizando la pantalla con capas de estos dos mundos que nos comunican un algo casi indescriptible, placentero y primitivo pues primitiva (que no es un defecto) es la manera, el fondo y la forma de lo que camina en esta serie de fotografías en moviemiento.

A veces se piensa en El hombre de la cámara (Unión Soviética, 1929) de Dziga Vertov, y otras en Berlín: sinfonía de una gran ciudad (Alemania, 1927) de Walter Ruttmann; por ello es claro decir que no se trata de un experimento nuevo y probablemente por ello es que sea al 100% una buena idea: ejercitar con el montaje, sin palabras y a golpe de encuadres que se trenzan y se superponen, el discurso de la imagen en cine, siempre la suma sublimada de sus partes. Agreguen el balanceo de la banda sonora, que pasa de los ritmos de la chica DJ, matemáticos, cibernéticos, a los ritmos del campo y los atardeceres en que vive su contraparte complementaria.

En uno de estos mundos bucólicos anochece para que nazca el siguiente, el que vive en la noche urbana: lluvias, rejas, puertas, se espejean en ambos universos para generar una tercera sensación, indescriptible pero experimentable.

El cine es montaje. El montaje surge de la cópula de dos mundos/imágenes contrarios… que dejan de serlo cuando copulan cada uno desde su pantalla.

El gran acierto de La mañana no comienza aquí es recordarnos que eso todavía existirá cuando amanezca, aunque ese amanecer signifique el anochecer de otro mundo.

La mañana no comienza aquí
(México, 2014)
Dirige: Iván Ávila Dueñas
Actúan: Denisse Calixto, Laura Esquivel, Isaac Montecillo Veloz, Mauricio Santiesteban
Guión: Armando López, Pedro Jiménez, Iván Ávila Dueñas
Fotografía: Iván Ávila Dueñas
Duración: 87 min.

La mañana no comienza aquí
(México, 2014)
Dirige: Iván Ávila Dueñas
Actúan: Denisse Calixto, Laura Esquivel, Isaac Montecillo Veloz, Mauricio Santiesteban
Guión: Armando López, Pedro Jiménez, Iván Ávila Dueñas
Fotografía: Iván Ávila Dueñas
Duración: 87 min.

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