Relatos salvajes, crítica de Erick Estrada

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Relatos salvajes
¿Irías a la cárcel?
Por Eick Estrada
Cinegarage

¿Es bueno, justificable e incluso plausible ir a la cárcel por algo claramente ilegal y violento pero de lo que no te arrepientes en absoluto?

Por esa vereda parece circular la película capitular de Damián Szifrón, una cadena de cuentos oscuros y violentos que en un buen experiento entregan a la perfección un estado de ánimo, una idea, una piedra en el zapato. La cereza en el pastel es darse cuenta -justo antes de que cierre la cadena- de que se trata además de una serie de pequeñas historias que juega con un humor adulto, necesario y refrescante en un cine universal que por meras razones comerciales cobija a sus cuentos en la complaciente firma de “Apto para todo público”.

Las historias, tratando de resumir la propuesta de Szifrón, son curiosamente lo de menos. Todas surgen del panorama cotidiano aunque con un despegue incómodamente parecido al de la fórmula tan bien explotada por la emblemática Dimensión desconocida, versión de cine incluida.

Las historias que con los altibajos naturales de la fórmula desarrolla casi (estoy diciendo casi) quirúrgicamente Szifrón ocurren todas en márgenes estrictos y asfixiantes, con personajes presas de mecanismos y convenciones sociales opresivas y por supuesto caducas, en las que varios de los personajes ahorcan sus propios escapes al tratar de guardar las apariencias o, todavía mejor, escapan de esos pasadizos al romperlas o trastocarlas.

Hay sin embargo dos capítulos sobresalientes y claro, me deslindo desde ahora del que se desarrolla en una boda no sólo porque se vuelve reiterativo y opta por la comodidad resolutiva en su último capítulo, sino porque por ello resulta precisamente menos adulto, en especial si lo comparamos con los dos que nos interesan.

El primero ocurre en un café de la carretera argentina, esos escenarios que han servido tantas veces para narraciones extravagantes con extraterrestres o ángeles caídos o para aquellas con asesinos en serie o justicieros enamorados, todo en la tradición del cine de los Estados Unidos.

Szifrón usa la comodidad de un lugar tan particular y universal a la vez para narrar un cuento negro, de venganza, sordo y palpitante que sin obviedades nos devuelve a la pregunta inicial de este texto. Surcando esas aguas hay sublecturas sutiles e incómodas (bien por ello) acerca de las diferencias sociales, del pésimo acomodo de las sociedades contemporáneas y, si hablamos de humor adulto, la eterna pero aquí oportuna pregunta del: “¿usted qué haría?”.

El segundo es el que casi sin dudar ocupará los titulares del público: “Bombita”, la historia de un hombre atrapado emocionalmente en los engranes del sistema que poco a poco van demoliendo su entereza y su aguante.

La explosión del también típico “angry man” es no solamente épica sino literal y este cuento de Szifrón redondea la idea de que mucho de reclamo social y crítica política subterránea hay en sus personajes, a veces completamente kafkianos, otras muy enraizados en los rostros de los hermanos Coen aunque sin alcanzar jamás sus alturas.

El último giro admirable de la película es el matizado de los personajes. Mientras ocurre, quien ve Relatos salvajes tiene la opción y a veces la obligación de escoger a uno de los muchos seres despreciables de la película, un juego en el que otros tantos se sentirán incómodos… y esa es la idea.

Del lado malo, al ver el capítulo de la cocina uno se pregunta si no habría valido más la pena un riesgo mayor y más profundo al desarrollar una sola historia en lugar de varias, al despojar de ese aroma a Dimensión desconocida a su comienzo, un estupendo mini capítulo introductorio pero que sirve de anestesia para todo lo que viene. Exigir un poco más de su propio público le vendría mejor -y no lo contrario- a la película.

De todos modos, si alguien busca humor negro, violencia explícita, buenos diálogos (el capítulo de la boda se lleva ahí las palmas) y un ritmo que aunque facilita la lectura evidencia una gran mano en el montaje, se trata de la película adecuada.

Relatos salvajes
(España-Argentina, 2014)
Dirige: Damián Szifrón
Actúan: Liliana Ackerman, Rita Cortese, Ricardo Darín, Nancy Dupláa
Guión: Damián Szifrón
Fotografía: Javier Julia
Duración: 122 min.

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