Fachon Models, crítica.

Fachon Models
Baja costura
Por Erick Estrada
Cinegarage

¿Cómo se vinculan el nombre de esta película y su propio contenido? Será un misterio que deberá resolverse conforme más gente se lo pregunte porque si hemos de conformarnos con que “El Charal”, personaje de Héctor Jiménez (desaprovechado), se presente un par de veces como “actor y modelo”, sabe más forzado que los chistes machistas que le acomodaron a manera de parlamentos.

¿Cuántos cabos sueltos pueden dejarse en una película? Todos si seguimos el patrón sobre el cual está montada está comedia liviana que quiere narrar el proceso a través del cual Ulises, un actor de infomerciales, encuentra de repente inspiración en una antigua amiga del colegio (Carolina), ello mientras comienza de repente una carrera contra su propia obesidad, se enfrenta a un actor (Edgar Vivar, desaprovechado) que dice lo inspiró para convertirse también en uno y llegar al teatro, pero que cuando lo pierde Ulises decide enfocarse de nuevo en Carolina pues aunque ella lo declara un caballero él se la folla estando borracha (es decir, un acto nada caballeroso) en una casa que él comparte con su madre (aunque después la madre desaparece de la narración); Carolina está enfrascada en una especie de dilema pues trabaja sin querer para un político sin escrúpulos al que nunca vemos en acción (es decir, siendo un sátrapa) pero sí en una fallida secuencia en la que nuestro personaje ¿central? cree que su musa se acuesta con su jefe y por ello él decide dejar de comer mierda y adelgazar (por segunda ocasión) aunque un monólogo en el que vacía sus vacíos tiene como tema central el gran orgullo que le trae su sobrepeso.

Por si un enredo de estos tamaños –que nunca se resuelve- fuera poco, hay ahí una secuencia que ejemplifica a la perfección cómo se puede mal filmar el show de una banda, en este caso el de las más que fotogénicas Ruido Rosa a las que vemos casi por accidente entre las torpezas de los encuadres de una secuencia de fiesta en la que todo, absolutamente todo, es gratuito.

En semejantes aglutinamientos de ideas y de historias que saben más expiatorias de lo que quisiéramos, la gramática visual es tan primitiva y su montaje tan accidentado que los personajes una y otra vez nos dicen lo que sienten en lugar de que podamos detectarlo nosotros, hay desplantes de pre adolescentes en personajes de treintaytantos, ninguno de los involucrados en la historia demuestra en realidad necesidades económicas lo cual echa por tierra el hecho de que tengan que trabajar en el mundo del infomercial y de los sátrapas políticos, el amor a primera vista es el recurso más utilizado en esta historia y -para rematar- la materia prima del gag final.

Si se iba a hablar de la telebasura había que acercarse a El día de la Bestia (España, 1995), del esperpéntico Álex de la Iglesia y comprender la vuelta que le da al tema en medio de una cinta de horror y humor negro. Y eso para empezar.

Si se iba a filmar una comedia mexicana había que ver la manera como Nosotros los Nobles (México, 2013) se acercó en el siglo XXI a un público que despreciaba la comedia mexicana y, claro, remitirse a los clásicos. Los tonos de Pardavé y de los Soler podrían haber encajado aquí de haberlos conocido y estudiado.

Si se iba a contar la historia de un loser (como llaman a Ulises en la fallida secuencia de fiesta) tenían a cinco en la serie Friends y a una comedia que rebota entre lo ácido y el slapstick televisivo con buen tono y simpatía.

¿Cuántas veces tendremos que seguir diciendo que hacer comedia no debe tomarse a la ligera? Por lo menos se hará después de ver Fachon Models y de confirmar que Jorge Arvizu, que aparece en la película, fue también desaprovechado.

Fachon Models
(México, 2013)
Dirige: Rafael Montero
Actúan: Eugenio Bartilotti, Adriana Louvier, Héctor Jiménez, Alejandra Adame
Guión: Gustavo Moheno, Ángel Pulido, Valentín Trujillo Sentíes
Fotografía: Horacio Marquínez
Duración: 94 min.