El hombre de hielo, crítica

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El hombre de hielo
La oscuridad que entra a tu vida
Por Erick Estrada
Cinegarage

La carrera del director de El hombre de hielo, Ariel Vromen, es tan corta y tan insignificante que bien podría considerarse a ésta su ópera prima. No solamente lidia con un reparto verdaderamente sensacional sino que consigue darle al guión (que él mismo coescribió con el también principiante Morgan Land) un tono casi escondido pero que se hace presente conforme conocemos a su personaje principal.

A base de pequeñas historias -casi viñetas- somos introducidos al mundo de Richard Kuklinski, hombre dotado de nervios de acero y un rostro impasible, algo que para unos resulta amistoso y encantador pero que para su futuro trabajo resultará indispensable y ventajoso: se convierte en asesino a sueldo de uno de los mafiosos más poderosos de Nueva Jersey.

La tentación en la que normalmente caen quienes quieren entrar al difícil planeta de la mafia dentro del cine es la de seguir una línea cronológica y destapar de vez en cuando las referencias a Scorsese y a Coppola. Vromen (por valor o por inexperiencia) se decide por un montaje del personaje.

El lado luminoso de Kuklinski es el primero que detectamos, pero de vez en cuando realizamos pequeños viajes dentro de su personalidad (no en el tiempo) que nos dejan ver el lado oscuro (que no oculto, para eso su rostro prácticamente nunca se mueve), ese en el que la violencia se apodera de él llevándolo a niveles que inevitablemente lo harán caer en la locura.

Así, más que un recuento de los más de 100 asesinatos que cometió por encargo (estamos, aclaro, ante un caso de la vida real) Vromen nos dibuja el remolino que es la cabeza de Kuklinski, dividida, segmentada, presa de sí misma, y que cada vez gira más rápido.

Es por ello que más que extra violentar su discurso, Vromen de la mano de su personaje principal, nos da los elementos necesarios para entender y cuestionarnos por qué en su momento más débil decide seguir siendo asesino a sueldo en lugar de “enderezar” el camino. ¿Es acaso como los soldados de Kathryn Bigelow en Zona de miedo (EUA, 2008), incapaces de encontrarse en paz en un mundo en paz? ¿Es como los matones de Matándolos suavemente (EUA, 2012), adicto a la sangre y además todo un profesional? ¿Será que simplemente ese lado oscuro lo domina cada día más y no se ha podido dar cuenta?

Vromen no entrega ninguna de esas respuestas y creo que al hacerlo demuestra una falta de ambición que, curiosamente, le da a la película su valor, el de no juzgar ni provocar que lo hagamos.

El trabajo que se rescata de aquí es el del montaje del personaje, que nos deja entenderlo, el de los actores (Michael Shannon es realmente impresionante) y el de sembrar otra duda quizá más peligrosa a través de cierta veracidad en la narración: si esto es un caso real, ¿qué más se esconde debajo de las aparentemente perfectas familias típicas americanas?

Todo ocurre en una película anticlimática, pero ese anti clímax se perdona cuando recordamos que vimos a la oscuridad en persona entrar a la cabeza de este hombre, paso a paso, escena a escena.

El hombre de hielo
(The Iceman, EUA, 2012)
Dirige: Ariel Vromen
Actúan: Chris Evans, James Franco,  Michael Shannon, Winona Ryder
Guión: Ariel Vromen, Morgan Land
Fotografía: Bobby Bukowski
Duración: 103 min.

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