Se está muriendo el siglo XX

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Se está muriendo el Siglo XX
Por Erick Estrada
Cinegarage

La semana pasada murió Roger Ebert, uno de los críticos de cine más populares e influyentes en Estados Unidos (y muchos otros países, claro). Unas semanas antes fue Harry Reems, el famoso doctor Young de Garganta profunda y uno no puede pensar que ya muy entrados en la segunda década del siglo XXI, final y trágicamente el siglo XX comienza a desvanecerse. Resulta paradójico e intrigante que sea el siglo que abrigó el desarrollo del cine y a quien el cine retrató de todas las maneras posibles el que se desvanezca para dejarnos sólo con las imágenes de figuras históricas que creó y recreó para alimentar la memoria de generaciones futuras y refrescar la nuestra.

Resulta igualmente paradójico que sea ya muy entrados en la segunda década del siglo XXI cuando el intercambio de imágenes en plataformas digitales y redes sociales ocurra casi de la misma manera a como lo hacía el cine en sus inicios. En la última década del siglo XIX el cine era un espectáculo que entretenía a la gente a base de pequeños cortos a veces llenos de humor otras simplemente registrando algo, desde un beso inocente hasta una pelea de box entre dos gatos, cortos que no excedían el minuto de duración. Durante la muerte del siglo XIX las cosas se contaban así.

Hoy, dándole la vuelta a la idea, una nueva herramienta nos devuelve a la idea y casi a la duración de esas micro películas. Vine nos da la oportunidad de registrar videos parecidos, reproducidos en bucle y compartirlos con conocidos y desconocidos en lo que puede llegar a ser buena parte de los registros que tendremos del sigo XXI.

Ese siglo que ha quedado registrado en archivos audiovisuales y en el que se ha dejado mezclar ficción con realidad comienza a desaparecer para ser recordado mayoritariamentre a través del cine, de imágenes en movimiento que cuentan historias.

Confuso ya es. ¿Cómo se recordará a Margaret Tatcher que murió esta misma mañana? ¿Será la villana eterna de la generación que padeció su visión retrógrada y ultra conservadora? ¿Será la mujer que salía en las fotos con Ronald Reagan, sembradores de las desgracias económicas que nos persiguen hasta ahora? ¿Está ya en los libros de historia? Porque el cine hace apenas 2 años quizo dibujar su imagen y nos entregó una mujer, casi loca, casi víctima de las circunstancias, en una película algo floja pero bien intencionada: La dama de hierro.

Casi al mismo tiempo el mundo se enteró de la muerte de una actriz embemática para el cine español y en buena parte del mexicano: Sara Montiel, uno de los primeros símbolos sexuales del cine, uno de los primeros iconos que mezclaron no solamente el canto, la música y el cine, sino de los que se dejaron abordar por su personaje para que inundara su vida personal y pública. Así como con Tatcher, ¿a cuál de todas las Sara Montiel recordaremos y recordará el cine? ¿A la que admiraban nuestros abuelos, también tan del siglo XX, que nos enseñaron a ver ese cine de música y canto en blanco y negro, esos melodramas sabrosos y joviales?

El fin de semana pasado también murió Bigas Luna, un cineasta abierto a la expresión sexual de sus personajes que si bien ayudó a que muchos espectadores vieran reflejadas ahí sus aspiraciones y no pocos de sus sueños (sus películas eran joviales y desenfadadas), forjó sin que nos diéramos cuenta mucho de la cultura popular que hoy consumimos día con día. Digamos que entre los talentos que descubrió están Javier Bardem, Penélope Cruz, Ariadna Gil, Verónica Echegui y Jordi Mollá. Mucho del sentir del siglo XX en su última etapa en España está retratado en sus personajes.

¿A qué Bigas Luna recordaremos? ¿Al director del que todos sus actores hablan? ¿Al cineasta que alcanzó la fama tardíamente e hizo sólo 18 películas? ¿Al que todo mundo señaló –unos para bien otros para mal- gracias a la sabrosa Las edades de Lulú? ¿Al Bigas Luna que hablaba a través de sus personajes? De nuevo, el cine y la vida, la realidad y la ficción entrelazados.

Curiosas semanas para el cine. Curiosa mezcla entre ficción y realidad que hoy nos parece tan natural o que, peor aún, nunca alcanzamos a distinguir. Curiosos y negros días par el mundo, que ha perdido en poco tiempo a muchos de sus personajes emblemáticos cumpliendo un ciclo del que la humanidad nunca ha podido escapar. El lenguaje cinematográfico se fragmenta como en sus orígenes más remotos mientras la realidad y la ficción se encargarán de armar nuestra memoria, misma que quedará guardada en películas. Curioso fin de semana en el que ya deberíamos empezar a darnos cuenta que se está muriendo el siglo XX.

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