La caza, crítica. Película de la semana

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La caza
La verdad última
Por Erick Estrada
Cinegarage

Un profesor solitario está a punto de ver su vida completamente transformada para bien pero en un reacomodo de circunstancias todo se viene abajo. Una de sus alumnas en el k

inder (la hija de su mejor amigo) suelta una “pequeña e inocente” declaración: “él abusó sexualmente de mí”.

El pueblo entero estalla en ira y el profesor se convierte en la presa de una cacería despiadada (el linchamiento pasará por la cabeza de varios en el público) en la que la verdad y la mentira desaparecen para convertirse en una violenta narración kafkiana.

Vinterberg logra que la verdad se convierta en abuso en una película que desde el comienzo va al grano, habla de frente y nos describe sin posibilidad de que lo negemos, la manera de operar de las sociedades occidentales: doble moral, falso perdón, violencia oculta y sanguinaria reconciliación.

Muy a la manera de Haneke, Vinterberg entrega paisajes desolados de nuestras sociedades, en las que la ley es un pretexto para humillar y en la que la verdad es tan distorsionada como todos los pares de ojos que la contemplen. Su propia mirada aparece, sin embargo y sobre todo, cuando en su repaso de la vida cotidiana deja más constancia de la camaradería perdida, de la paz rota, del consuelo que se escapa, que de lo inevitable del puñal que corta a quien se le cruza en el camino, que es más el estilo de Haneke.

A pesar de ese repaso que podría ser considerado melodramático y suave, el tono de la cinta es duro, intenso, más por la impotencia del personaje al que castiga sin piedad en medio de un invierno eterno, que por la acción. Su cacería es más de intensiones y de deseos no dichos, pero que se pasean al acecho para sorprendernos: los deseos de venganza están en nuestra propia cabeza a pesar de que somos los únicos (nosotros los espectadores) que conocemos ambas versiones de la historia que ha desatado este infierno.

Entonces la verdad no existe y toma la forma del abuso; a falta de perdón Vinterberg parece ofrecer una reconciliación que, a fuerza de nutrir de nuevo a las dudas del caso, desaparece también para sugerir otra vez que los fantasmas en los sótanos de estas sociedades son gigantescos y que muchos sabe que están ahí.

En esta cacería sin final, cruda incluso en su conclusión, Vinterberg nos deja en las manos las armas de la sociedad, desde el perdón hasta la verdad, pero después de que nos ha mostrado lo que esas armas han construido es inevitable sentir que no se sabe qué hacer con ellas. La verdad última es la que dictamina quién es la presa, no por qué.

La caza
(Jagten, Dinamarca, 2012)
Dirige: Thomas Vinterberg
Actúan: Mads Mikkelsen, Thomas Bo Larsen, Alexandra Rapaport, Annika Wedderkopp
Guión: Thomas Vinterberg, Tobias Lindholm
Fotografía: Charlotte Bruus Christensen
Duración: 115 min.

Comments (2)

  1. Gran película, te amarra las manos desde el inicio, soporta cada escena, cada personaje en una acción de suma educación ante el telón de emociones que el espectador está viviendo y como cultura del arranque con la que nacimos, deseas que ocurran mil cosas, y al final nada de lo que deseas ocurre. Ahí está la clave del soporte y la continuidad. Me gusto mucho, mucho!!

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