El fantástico mundo de Juan Orol
La repetición como camino
Por Erick Estrada
Cinegarage
El fantástico mundo de Juan Orol es desde hace bastante una de las películas pendientes de estreno que más expectativa han generado en su propio público. La película fue dirigida por Sebastián Del Amo y es protagonizada sin nigún tipo de empacho por Roberto Sosa. Lo hace, percisamente, porque cuenta con el personaje central de la historia, el del extravagante director de cine hispano-cubano-mexicano Juan Orol, considerado uno de los peores en la historia del cine mexicano, pero recordado con afecto por muchos que han convertido sus películas en oscuro objeto de culto.
La película, sin duda, tiene logros espectaculares, desde el reparto hasta una producción impecable que, a pesar de no lucir las locaciones escogidas como muchos hubieran deseado, transporta a quien la ve a escenarios que a la fecha siguen sonando exóticos. La narración, lineal para no sacrificar la espiral en la que el mismo Orol cayó en el desarrollo de su vida y de sus películas, es hasta cierto punto efectiva.
Esa espiral llega a ser demasiado, sin embargo, cuando la fórmula de vida-trabajo del director llega a su tercer capítulo y cuando la película, inexplicablemente, pierde el conteo cronológico que ella misma había iniciado. Se entiende perfectamente que la repetición del patrón y del desarrollo del trabajo de Orol es justamente el vehículo que Del Amo quiso utilizar para alcanzar el clímax, pero creo que ese clímax se ahoga, precisamente, cuando uno sabe de memoria esa fórmula y ve venir los últimos dos capítulos de la cinta. Es decir, el guión se agota cuando nos acercamos a la tercera parte y el final, ya con Orol lamentando la pérdida de su trabajo (en una metáfora-hecho histórico alrededor del incendio de la Cineteca Nacional) se sale del marco sin dejarnos ninguna posibilidad de acomodarlo en ningún otro lugar.
Las ventajas –y los logros- son sin duda, fabricar una comedia mexicana a la mexicana, que habla de frente a su propia audiencia, que entrega a Roberto Sosa -en uno de sus mejores momentos- a un público que lo quiere y lo admira pero que pocas veces puede verlo en cintas como esta, que alcanzarán estreno comercial (o que deberían alcanzarlo) y que seguramente conectará con los cinéfilos mexicanos, necesitados inconcientemente de una película que los entretenga, les hable, les comunique y les narre situaciones que les competen directamente.
Si a lo largo de los años y en la tristísima cartelera mexicana nos dejamos ver comedias mucho menos consistentes (o incluso con la misa fuerza) de otros países, tener opciones nacionales y más naturales como El fantástico mundo de Jua Orol debe ser considerado un logro en medio de la necesidad, más cuando la cultura cinéfila nacional puede entrenerse con la trivia de la narración (hay que identificar a más de 5 personajes reales) y el gran público puede reír sin necesidad de estrellas tan lejanas como el Polo Norte. Muchas felicidades.
El fantástico mundo de Juan Orol
(México, 2012)
Dirige: Sebastián Vega del Amo
Actúan: Roberto Sosa, Gabriela de la Garza, Jesús Ochoa, Fernanda Romero
Guión: Sebastián Vega del Amo, Raúl Fernández Espinosa
Fotografía: Carlos Hidalgo
Duración: 94 min.