Texto ganador del 5o Concurso de Crítica Cinematográfica del Festival Internacional de Cine de Los Cabos 2021.

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Queridxs lectorxs. Como ustedes seguramente ya lo saben por quinto año consecutivo el Festival Internacional de Cine de Los Cabos realizó un Concurso de Crítica Cinematográfica y por quinto año consecutivo en Cinegarage participamos como medio aliado para el concurso además de que Erick Estrada fungió de nuevo como uno de los mentores en las sesiones que durante el concurso lxs finalistas realizan con gente relacionada con la crítica cinematográfica.

Durante la ceremonia de clausura del Festival realizada ayer por la noche se dio a conocer el nombre de la ganadora de este 5o Concurso de Crítica Cinematográfica. Ella es Karime Rajme Méndez. Como premio recibirá un pase anual de Cinemex, la publicación del texto en los medios aliados que presentan el concurso y un sitio en el curso Cinegarage que ella elija en el futuro.

El jurado compuesto por Alejandra Arrieta (Tecnológico de Monterrey), Andrea Sánchez Rendón (Girls at Films), Arturo Magaña (Cine Premiere), Arturo Rendón Shoup (Tecnológico de Monterrey), Erick Estrada (Cinegarage), Fabiola Santiago (Lumínicas) y Rafa Paz (Butaca Ancha). Su mensaje respecto al texto ganador fue: ”Elegir una película y desarrollar una crítica propia a partir de ella implica un riesgo. Este texto supo asumirlo para comunicar ideas e inquietudes propias que evidenciaron un franco progreso a lo largo del concurso y que lanzan una invitación a quien lee a adentrarse en la película y en el debate alrededor de ella”.

Se otorgaron dos menciones especiales a los textos de Juan Ramón Ríos Trejo y Romina Hernández Espinoza.

Este es el texto con el que Karime Rajme Méndez ganó el 5o Concurso de Crítica Cinematográfica del Festival Internacional de Cine de Los Cabos. El texto está hecho alrededor de la película Distancia de rescate de Claudia Llosa. Muchas felicidades.

Distancia de rescate: habitar el peligro
Dir. Claudia Llosa
Para D.
Por Karime Rajme Méndez.

A partir de la catástrofe nuclear y la evidencia del terror que dejó la Segunda Guerra Mundial existe un mecanismo simbólico llamado The Doomsday Clock que mide, desde 1947, qué tan cerca se encuentra la humanidad del fin del mundo. El reloj fue creado por El Boletín de Científicos Atómicos; la organización busca generar conciencia de los diferentes problemas, ecológicos o sociales, que representan una amenaza para continuar habitando el planeta. El dispositivo se actualiza cada año y desde el 2020 se mantiene a una distancia de 100 segundos para la medianoche: el punto de las manecillas que indica el final. A pesar de la cercanía, el reloj se mantiene positivo ante el destino obviando que el fin del mundo no es un evento fijo en el futuro, sino eso que nos impide pervivir en el presente. El fin del mundo nos atraviesa el cuerpo, se inscribe alrededor de nuestros afectos y nuestra historia; no son los minutos, son los pocos pasos que se necesitan para que algo se quiebre.

En Distancia de rescate (2021) de la directora peruana Claudia Llosa se prestan las imágenes a la novela homónima de la escritora Samanta Schweblin para recrear una historia y un paisaje donde se pone de manifiesto la dificultad de generar vínculos en medio de un mundo roto. A través de un relato íntimo, que se construye en una polifonía de voces narrativas, percibimos la delicada relación que existe entre la naturaleza y la humanidad; tema clásico, pero que en la cinta escapa de la convención de enfrentar un polo y otro, representándolos más bien como paralelos e indisociables. La trama se desenvuelve por medio del recuerdo de Amanda (María Valverde), quien decide viajar desde España y veranear junto con su hija Nina (Guillermina Sorribes) en un pueblo argentino. Allí conocen a Carola (Dolores Fonzi), una local que tiene una tensa y distante relación con su hijo David (Emilio Vodanovich). Amanda y Carola se acercan conforme transcurren los días, hasta que un episodio doloroso y misterioso en la vida de Carola siembra la duda de una amenaza para las visitantes.

Entre el dorado resplandor de un horizonte lleno de trigales y el frondoso verde de un bosque mágico, las imágenes en pantalla cobran una belleza que contrasta con lo que escuchamos como espectadores. Una voz joven, pero firme, nos une a la vida de Amanda y nos advierte de prestar atención ante algo terrible: “lo que ves tú, lo veremos todos.”De inmediato nos sumergimos en un universo donde es difícil fijar los límites para advertir el peligro. Así como nos fusionamos con la protagonista, la construcción de figuras híbridas se vuelve esencial para la película: desde el comienzo en que el plano detalle de una oreja se compara con un gusano o esa magnífica escena a contraluz en la que se recrea un centauro entre el cuerpo del actor Germán Palacios y un caballo semental. Lo salvaje y lo sutil conviven, el deseo y la ternura, la vida y la muerte, la naturaleza y las personas; los opuestos son solamente ilusiones. Todo está conectado en un juego distinto a la armonía, pero con el mensaje contundente de que cada detalle es relevante.

Sin hacer uso de un discurso catastrofista o un bien intencionado activismo, la cinta Distancia de rescate logra transmitir la fragilidad ecosocial en la que nos situamos: ese terreno acuoso donde intentamos cuidar, amar, desear. Hace un tiempo que el Doomsday Clock debería marcar la medianoche, pues todos los días nos movemos a tientas entre el riesgo que se cuela silencioso en nuestros cuerpos; transitamos el peligro porque la medida para evitarlo es ya incalculable. Cabe preguntarse si aún se puede salvar el espacio que nos separa de los demás, si aún podemos recuperar algo, o si, de la misma manera que David y Nina, debemos cambiar de forma para sobrevivir y aceptar que la pérdida es también una posible distancia de rescate.

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