Los días más oscuros de nosotras, crítica

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Los días más oscuros de nosotras
La soledad enfrentada
Por Erick Estrada
Cinegarage

El dolor es secreto. Y los secretos a veces se pierden en la memoria. Ana busca algo. No sabe qué es. Pero sabe dónde hallarlo. Vuelve a Tijuana. Mientras trabaja en un mundo lleno de hombres se enfrenta a una aparición. Además del pasado inundado de desmemorias debe enfrentar a Silvia, una mujer que inexplicablemente quiere comprar la casa en la que Ana creció y en donde ella sabe encontrará ese dolor secreto que la ahoga.

Sus destinos quedan hilados por siempre.

Los días más oscuros de nosotras pareciera ser una descripción de dos renacimientos, el de Ana y el de Silvia. Ambas batallan para sobrevivir en un mundo diseñado y gobernado por lo masculino y sus necedades. Ana escapa de un pasado que apenas puede otear. Y también huye de un par de relaciones que no le han dado el espacio humano que necesita. Todo mientras debe imponerse en una construcción en la que funge como arquitecta. Silvia escapa de una relación abusiva y hacerse de una casa en Tijuana podría ser una primera puerta de escape. La casa de Ana es la ideal.

Ambas son silenciosas, vagabundas. Han sido calladas y orilladas por un mundo que las persigue. En los espacios vacíos de sus conversaciones la narración audiovisual de Astrid Rondero (autora del guion al lado de Lila Nieto y Fernanda Valadez quien también produce) encuentra poco a poco los gestos que se nos prohíben al entrar a la película. Pareciera que al inicio, en el comienzo de esta relación intempestiva e invasiva ambas se protegen escondiendo su lenguaje corporal, sometiéndose a la frialdad de la supervivencia.

La cámara las presenta distantes. Ana aparece casi por instantes a pesar de que sabemos que es a ella a quien el encuadre quiere capturar. Casi inexpresiva, contenida, apagada hacia afuera es sin embargo una hoguera por dentro. El misterio es que no sabemos lo que se consume en esa hoguera . Los close ups nos dicen poco de su exterior y son incluso engañosos. Respiramos alrededor de ellos con vistazos a una perra callejera que será al final símbolo de su rutina y su dolor, con miradas al mar frío de la Baja California. Vemos su casa, a la que observa con detenimiento.

Silvia apenas nos regala un perfil. Es poco reconocible de un momento a otro.
Ambas están ocultas en el montaje que las describe por instantes.

Rondero ha capturado nuestra atención. En algún momento los respiros alrededor de sus dos personajes casi desaparecen y ellas se dejan observar más. Entramos entonces a sus secretos.

La película ya no es la descripción de dos renacimientos sino el instante alargado en que los secretos de estas mujeres nos dejarán saber los dolores que las unen, su origen y los destinos que se transformaron en el encuentro.

Desprovista de cataclismos, narrada entre velos narrativos que empatan con los descubrimientos que Ana y Silvia hacen de ellas mismas entre ellas mismas y del descubrimiento que hacemos de ambas, Los días más oscuros de nosotras es una prueba más del sufrimiento que muchas mujeres deben esconder para sobrevivir carnal o espiritualmente en un planeta regido por las oscuridades de un sistema caduco y cruel que las manipula y las violenta.

Rondero entrega esa prueba sin estridencia. Tras lo aparentemente evasivo de su montaje las secuencias finales nos llevan al descubrimiento que Ana hace de su dolor y ese dolor se hace evidente precisamente por mostrarlo de forma evasiva. Descubrimos cuando ella descubre. Intuimos cuando ella intuye. Y lo que nos deja saber es al mismo tiempo la confirmación de su lucha y el inicio de un nuevo momento. ¿Luminoso? ¿Más vital? ¿Más optimista? No. Nuevo.

Visualmente la película está montada en una serie de secretos y con ellos descubrimos los que unen a Ana y a Silvia. Pero cuando los secretos surgen de la memoria dejan de ser dolorosos. Los días más oscuros de nosotras no evade el dolor. Lo procesa.

CONOCE MÁS. Esta es la crítica de Blanca Ashanti a la película de Fernanda Valadez Sin señas particulares.

Los días más oscuros de nosotras
(México, 2017)
Dirige: Astrid Rondero
Actúan: Sophie Alexander-Katz, Florencia Ríos, Adolfo Madera, Felipe Tututi
Guion: Astrid Rondero, Lila Nieto, Fernanda Valadez
Fotografía: Ximena Amann
Duración: 97 minutos.

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