Mano de obra, crítica de Erick Estrada.

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Mano de obra

Las consecuencias del triunfo

Por Erick Estrada

Cinegarage

FICM 2019

Mano de obra tiene truco. Se trata de una película bastante más pesimista de lo que puede presumir en un primer vistazo.

Cuando Jorge Fons dejó en la pantalla ese golpe revolucionario que significa Los albañiles (México 1976) la propuesta fue tan cruda, tan valiosa, tan intensa, tan teatral y al mismo tiempo tan real, que el mundo tardó un poco en comprender que los personajes que el cine mexicano iba a utilizar como marionetas de comedias hiper machistas plagadas de albures, eran en realidad los elementos a través de los cuales deberíamos comenzar a leer las desigualdades e injusticias, los traumas y las heridas del país. Y sin embargo, revolucionaria como es (desde distintos enfoques) la esperanza que se depositaba a través de su lectura era la de una revolución que devolviera la igualdad a un país que incluso se vanagloriaba (y lo sigue haciendo) en sus desigualdades e injusticias.

Mano de obra, en los limpios encuadres de su propuesta, en su historia cambiante en la ruta del caracol, en el seguimiento que hace de un albañil oprimido moral, física y económicamente por el sistema que presume darle empleo y dinero, quiere que demos un paso extra.

Zonana nos presenta a Francisco, albañil que tras un accidente laboral que le afecta de manera directa y personal y que toca también a los derechos y necesidades de sus colegas, será el guía de esta travesía de lucha en la que buscará primero corregir la injusticia de ese accidente y después arreglar su propia situación que es, al mismo tiempo, la situación de millones de trabajadores en el país: ellos tienen que construir casas perfectas (el gusto es otra cosa) de las que nunca podrán ser dueños a pesar de que las suyas se caigan a pedazos; trabajadores que tienen que desplazarse decenas de kilómetros para trabajar en barrios en los que se les señala y prejuzga; trabajadores que nacen ya con desventajas sociales que sólo podrán librar -con suerte- saltando la barda que nos divide.

Saltar la barda.

Francisco se decide a hacerlo, a corregir el rumbo de lo ocurrido saltando la barda prohibida, “cruzando las líneas” que siempre se la ha dicho que tiene que respetar y encabezar una pequeña revolución que en la película comenzará como un drama urbano retratado con respeto -que a veces, muy pocas, raya en la distancia- y que se transforma después en un thriller de fondo violento pero justiciero. Resulta ahí increíble (y todo un acierto) que Zonana logre que empaticemos con Francisco, quien se ha convertido justo en todo lo que solía odiar para después sumergirse en un momento casi surrealista, un surrealismo de okupas amparados por nuestra aprobación. Increíble también que la apuesta de Mano de obra, tras esa conquista de un palacio individual (la casa en la que trabajan los albañiles) logre que nos cuestionemos los alcances de ese rompimiento, que nos haga cuestionar no la justicia del acto okupa sino todo lo que estaríamos dispuestos a soportar siendo beneficiarios de algo como eso.

La película no es, de ninguna forma, un ataque a la revolución encabezada por Francisco y todo lo que representa. Mano de obra cuenta con las sutilezas necesarias (apoyadas en el trabajo fotográfico de Carolina Costa) para llevar la atención al siguiente plano, ese paso extra tras la transformación que en su utopía proponía Los albañiles (película seminal de la que por supuesto salen muchas lecturas más): ¿qué es lo que ocurre, lo que podría ocurrir una vez que el cambio se logre? Si ese cambio es una mera apropiación, un simple cambio de nombres dentro de la misma estructura no podremos llegar más lejos (la casa en Mano de obra es desde el comienzo un símbolo de los espacios que conocemos y de los esquemas con que los llenamos) .

¿Nos toca tener otra utopía o abandonar su idea para quizá buscar una transformación distinta? Y sin embargo, la pregunta saldrá al final de todo: ¿qué ocurrirá al llegar a esa nueva/otra/distinta meta? Piensen en Granja de animales, en el círculo en que encierra a sus protagonistas, en su falta de luz hacia el final. Con tino y filo, Mano de obra es mucho más pesimista de lo que permite una primera lectura.

Este es un podcast que Erick Estrada realizó sobre la película con el director David Zonana.

Mano de obra
(México, 2019)
Dirige: David Zonana
Actúan: Luis Alberti, Horacio Celestino, Hugo Mendoza, Jonathan Sánchez
Guión: David Zonana
Fotografía: Carolina Costa
Duración: 82 minutos.

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