Cinco sangres, crítica.

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Después de aparecer como contenido anticipado para nuestros Patrons aquí les dejamos la crítica a Cinco sangres, la película más reciente de Spike Lee.

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5 sangres
La locura americana
Por Erick Estrada
Cinegarage

¿Quién ganó la guerra de Vietnam? A juzgar por los primeros minutos de la nueva película de Spike Lee Da 5 Bloods, la carne de cañón se fabricó a base de minorías que entregaron más de lo que se les pidió (la afroamericana una de las más presentes), pero fueron las grandes corporaciones quienes capitalizaron años (décadas) de enfrentamiento.

En apenas un par de secuencias Lee nos lleva al Vietnam contemporáneo al lado de cuatro veteranos que comenzarán una búsqueda enmarcada en otra, una doble misión en la que una mitad es ultra secreta. Estos hombres, todos afroamericanos si es que hay que destacar el punto, engañan al gobierno de ambos países haciéndoles creer que van en buscar de los restos mortuorios de un compañero caído en combate y que Lee presenta como una especie de Chico de la Motocicleta transfigurado desde el Rumble Fish (EUA, 1983) de Coppola. Detrás de esa misión está el secreto: van en busca de un botín en lingotes de oro que los saque de las distintas miserias en las que viven a pesar de ser considerados héroes en su propio país.

Lo que sigue en el discurso está debajo de un domo que mezcla los tonos de El tesoro de la Sierra Madre (EUA-México, 1948), las amenazas de Amarga pesadilla (EUA, 1972) y claro, los aromas de Apocalipsis ahora (EUA, 1979) cuyo logotipo se muestra con todas sus luces al lado de un anuncio gigantesco de Budweiser en una turística discoteca en la que estos veteranos celebran el inicio de su misión. Con ese toque obvio de pop modernista es que Lee anuncia a los vencedores de esta enredada guerra: las mega empresas sin rostro.

Esas mega empresas seguirán presentes de múltiples formas a lo largo de la historia que se desenvuelve ante nosotros casi en la forma de una misión de espionaje en la que nadie da la cara al 100%. Si bien esa es la manera menos complicada que encuentra la película de proporcionar giros de tuerca que empujan su narración, es probablemente la forma más lúcida de elaborar el otro discurso que parece interesarle: cómo se hizo, quién estuvo y cómo se movieron las piezas en esa guerra; ello tomando en cuenta que elabora el discurso de una situación compleja en tiempos en que nadie se embarca en un viaje a más de dos capas de lectura. Lee sabe en qué momento le habla a quienes les habla: a nosotros a inicios de la tercera década del siglo XXI.

Puestas así las cosas Da 5 Bloods comienza la disección de personajes que muestran su complejidad y sus matices impulsados por la presencia de los lingotes de oro y lo que representan. El Tesoro de la Sierra Madre y sus juegos de envidia y avaricia que hacen temblar al ejercicio de camaradería más sólido se presentan tan pronto el Sol golpea a los lingotes.

Detrás de ello se levanta un discurso desencantado que evade el camino fácil que representaría la postura antibélica para entrar en uno más matizado, el de la desesperanza ante la humanidad resultado de la avaricia y el trauma post bélico. Si la película deja claro el absurdo de la guerra también abre espacio para un retrato directo, puntilloso, burdo casi por necesidad (trabaja con matices en un mundo que ha decidido deshacerse de ellos) de la América contemporánea y sus locuras, paranoica y fuera de sí en su presente tras un pasado saturado de omisiones y mentiras.

En medio de ello hay un ejercicio formal muy atractivo por las interpretaciones que abre y no tanto por su aparente obviedad. El aspecto de la pantalla en Da 5 Bloods cambia de un histórico o tradicional a uno más oblongo y panorámico para hacernos viajar en el tiempo. Los flashbacks con los que Da 5 Bloods redondea y quita la rebaba de la aventura de estos camaradas se presentan en un aspecto cercano al 4:3, mientras que las situaciones contemporáneas aparecen en un aspecto 21:9 (excepto en una única y dolorosa ocasión). ¿Será que más allá del recurso narrativo se nos pide abrir los ojos hoy ante muchas cosas que se han ocultado en el pasado?, ¿extender el horizonte, ampliar el panorama?

Podría ser porque una vez jugadas las fichas de personajes casi salidos de Amarga pesadilla la película cuenta con los elementos necesarios para recrear un mini retrato -ese sí sutil y venenoso- de lo que fue y significó Vietnam. La larga y abusiva presencia francesa antes de la guerra (Jean Reno hace un gran trabajo) y sus acciones posteriores en busca de salvar su propia conciencia. El pueblo sacrificado en una esclavitud disfrazada de progreso llegado desde el exterior. Los inversionistas y delincuentes de cuello blanco que ante la oportunidad trafican todo lo traficable en una guerra (esa antigua y millonaria novia vietnamita que se ofrece a transportar “los restos del soldado perdido” y que despierta sospechas al estilo American Gangster de Ridley Scott). Los Estados Unidos egocéntricos y paranoicos que por conveniencia metieron las manos en donde no los llamaban. El saqueo de un país que terminó dividido en contra de su propio deseo (ese guía tutor que bien podría haberse presentado como víctima del Berlín post Guerra Mundial).

La Guerra de Vietnam fue trágica circunstancia en la pelea por los derechos civiles en los Estados Unidos, derechos que hoy lo vemos con vergüenza nunca se consolidaron. Hoy esos derechos están de nuevo en las mesas de discusión.

La historia americana ha ocultado u omitido la fuerte presencia de minorías en sus ejércitos. Muchos afroamericanos murieron y mataron en Vietnam, sufrieron en ella sin saber realmente lo que ocurría. Así como hoy se grita “Black Lives Matter!” en las calles de Estados Unidos, en el discurso de Da 5 Bloods se magnifica el grito hacia los combatientes afroamericanos en Vietnam (y en todas las guerras). Esas vidas negras también importan y también nos deberían importar. El sacrificio de afroamericanos ha sido largo y constante y Lee busca abrir el aspecto, expandir el horizonte, que la historia los reconozca para corregir el rumbo.

Una locutora de radio envuelta en colores cálidos aparece de vez en cuando rompiendo el plano mirándonos casi a los ojos. Tras sus palabras suena el soul más poderoso y entonces nos damos cuenta que a lo largo de la película el Marvin Gaye del “What’s Going On” se ha escuchado debajo de esta tormenta visual de referencias y símbolos. “What’s Going On” es el disco más político de Gaye, el que señala corrupciones y el que realizó pensando en su hermano recién llegado del frente vietnamita. Es el Gaye que se opone a la guerra y al jugo que muchos le sacan, que lamenta la(s) sangre(s) afroamericana(s) derramada(s) en ella. Es el redondeo ideal para esta construcción. ¿No será también que esa locutora de atmósferas cálidas es un guiño al oráculo trágico pero también musical de The Warriors (EUA, 1979)? ¿Es el señalamiento de Lee para decir que, como The Warriors, los héroes olvidados de Vietnam deben volver a casa antes que los lingotes de oro labrados con el logo de la guerra?

Quizá. Quizá por ello Martin Luther King Jr. cierra el recorrido, luminoso y lúcido ante su inminente tragedia, leyendo la locura americana que busca ahogar su discurso en nuestro presente saturado de ruido, un presente que busca reducir los horizontes, negar las amplitudes, cerrar el aspecto. Necesitamos abrirlo de nuevo a golpes y Da 5 Bloods ha puesto su gigantesco y estupendo grano de arena.

CONOCE MÁS. Aquí pueden leer la crítica de Erick Estrada a El infiltrado del Klan, dirigida por Spike Lee.

Cinco sangres
(Da 5 Bloods, EUA, 2020)
Dirige: Spike Lee
Actúan: Delroy Lindo, Jonathan Mayors, Clarke Peters, Norm Lewis, Isiah Whitlock Jr.
Guion: Danny Bilson, Paul De Meo, Kevin Wilmott, Spike Lee
Fotografía: Newton Thomas Sigel
Duración: 154 minutos.

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