TIFF 2019: Zombi Child, crítica de Erick Estrada.

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Zombi Child
La revolución zombi
Por Erick Estrada
TIFF 2019
Cinegarage

En un principio el “engaño” podría hacernos pensar que en esta película de Bertrand Bonello estamos frente a una nueva historia alrededor del sistema educativo francés en el que a través del desconcierto llegado desde algunos mecanismos del terror entraremos a los temas de ese universo escolar o al despertar a la vida de nuestros personajes tras cruzar un pantano de experiencias bizarras y dolorosas. Zombi Child en parte es eso e incluso hace pensar en Grave (Francia-Bélgica-Italia, 2016) de Julia Ducornau, pero es su atrevimiento con la yuxtaposición de sus historias lo que la dota de un discurso muy diferente, tremendamente actual, impresionantemente necesario, perspicaz y del que nunca se dice una palabra literal. Montaje puro y duro.

Son dos historias las que comienzan a trenzarse en la película y cada una de ellas, sobra decirlo, cuenta con su propia dosis de intriga, con su trenzado personal. Por un lado vamos directo a Haití en la década de los 60 para conocer a Clairvius Narcisse (esta historia, de hecho, ocurrió en realidad) un hombre zombificado que tras su “muerte” fue obligado a trabajar en una plantación de azúcar.

Tras entrar a esa historia Bonello nos trae a la Francia actual, a un colegio de élite, en el que conoceremos a dos nuevas amigas, Fanny y Melissa, esta última llegada a París tras la muerte de su familia en el terremoto de 2010 en Haití. Melissa despierta la curiosidad de Fanny quien la introduce a su secreto club de lectura en la escuela y en donde poco a poco comienza a indagar en ese pasado que a ella le parece misterioso y que satisface cierto morbo adolescente no ausente de interés personal.

Entre estos dos frentes Bonello va y viene para destapar con paciencia ese tema central que toma forma frente a nosotros no sin generar cierto terror. No el terror de la historia del zombi esclavo que poco a poco tiende sus ligas hacia Melissa y Fanny, sino el terror de que Fanny -que personifica a la Francia burguesa de nuestro tiempo- comienza a adueñarse de las historias de Melissa, que a estas alturas se ha mostrado ya como símbolo de la colonización Francesa y que a través de la historia del zombi llega al continente europeo sólo para darse velada cuenta de su condición de “colonizada”.

Y no es que Bonello muestre una relación ríspida entre las chicas, ni que la historia casi sobrenatural arroje sobre ellas una maldición indescriptible. Lo que desata la ansiedad ante el trenzado de todos estos elementos es que esa apropiación de la cultura de Melissa de parte de Fanny contrastada con lo que Clairvius aporta a la distancia, ocurre con una naturalidad pasmosa, brutal.

Una vez que las historias están estrechamente atadas Zombi Child parece olvidar sus aspectos políticos, atrás parece quedar la frase que lanza un profesor de Fanny, “queremos creyentes, no pensadores” (que se aplica tanto al sistema educativo actual como a los hechos sobrenaturales en Haití alrededor de la cultura criolla y los zombis). Entran entonces elementos más dignos del cine de terror casi sobrenatural, las ligas verdaderas de Melissa con ese Haití oscuro, pero también la necesidad creada de parte de Fanny de entrar a ese mundo casi sobrenatural por una especie de capricho que sólo le otorgará beneficio a ella.

No es la primera vez que Bonello hace uso de múltiples capas tanto en forma como en fondo para lanzar un discurso distinto a sus elementos pero irremediablemente atado a él. En Zombi Child usa estos nada políticos rasgos de la cultura haitiana (colonia francesa hasta 1804)  para establecer ante nosotros el vínculo político entre sus personajes. Lo que dice mientras utiliza instrumentos de terror (esa ceremonia vudú en la que Fanny deposita todo, la leyenda del zombi) son temas tan necesarios como las cicatrices contemporáneas de la colonización (que muchos insisten en negar) y la apropiación cultural (que es precisamente una de las consecuencias de la colonización).

Es decir, Bonello lo ha hecho de nuevo. Dos amigas (una de ellas goza indirectamente los beneficios de la colonización, la otra los padece a pesar de estar en la misma escuela que la otra) en unión casi sobrenatural nos cuentan la historia de un zombi legendario para poner en la mesa temas incómodos como la apropiación cultural como una especie de neo colonialismo, aunque éste esté disfrazado de amistad.

CONOCE MÁS. Esta es la crítica de Erick Estrada a Grave (Voraz) dirigida por Julia Ducornau).

Zombi Child
(Francia, 2019)
Dirige: Bertrand Bonello
Actúan: Louise Labeque, Wislanda Louimat, Katiana Milfort, Mackenson Bijou
Guión: Bertrand Bonello
Fotografía: Yves Cape
Duración: 103 minutos.

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