Gloria Bell, crítica.

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Gloria Bell
El autoplagio
Por Erick Estrada
Cinegarage

Cuando los grandes maestros han decidido contar otra vez una historia vieja lo han hecho trayendo la sinópsis que una vez plasmaron en la pantalla a nuevos años o incluso a nuevos territorios. Lo hizo Alfred Hitchcock americanizando a la perfección la historia que ya había desarrollado más que satisfactoriamente en El hombre que sabía demasiado de 1934 para entregar un fenomenal thriller moderno del mismo nombre en 1956 protagonizado ahora por Doris Day y James Stewart. Lo logró también Michael Haneke cuando desde su Funny Games de 1997 despegó para aterrizar esa historia en 2007 con una nueva y distinta Funny Games ahora con los rostros de Naomi Watts y Tim Roth.

Gloria Bell, de Sebastián Lelio no cumple con las aspiraciones de estos dos ejemplos y no arriesga en absoluto al narrar en su hollywoodizada versión de 2018 las aventuras de su Gloria del 2013 .

Evitado la actualización y sobre todo una nueva contextualización, necesaria, indispensable en una historia que ya había dejado ver que era interna y llena de matices, Lelio confía demasiado en su guión original y lo calca con desgano absoluto en esta nueva versión que ocurre en el otro lado del planeta y que en consecuencia se desbarata irremediablemente por razones tristes y evidentes.

El ligue casual, la salida hacia la diversión moderna no sólo se ejercita de forma diferente en Chile, de donde sale y en donde se desarrolla la historia que reivindica a la Gloria libre y casi revolucionaria de la primera versión, sino que en Estados Unidos -en donde la película ha sido reubicada- es algo diferente y sobre todo significa y representa algo también diferente. Las relaciones que surgen de esos posibles encuentros casuales son también distintas, como distinto es el ejercicio de la soledad y diferente es la nostalgia (ingrediente que trasmina a varios de los personajes de la cinta original) y muy distintos los manejos dentro y fuera de los matrimonios. Es decir, la decisión de solamente cambiar los rostros de los personajes y de imitar a su propia película mostró no sólo una pereza creativa de parte de Lelio (y de una tremenda inexperiencia en el ramo de parte de Alice Johnson Boher que lleva el crédito de adaptación de la película) sino que elimina todo rastro de profundidad en su personaje central y barre con todos los matices que uno encontraba en cada página del relato primigenio.

Si hay aquí algo que ate esta anti propuesta, algo que otorgue algo de vida al autoplagio desprovisto de imaginación es sin duda el trabajo de Julianne Moore (productora ejecutiva de la película) único elemento vivo de esta narración que no narra sino que busca que la ósmosis cinéfila nos haga sobrevivir a esta película pensando en la anterior. Moore es el único motor activo de Gloria Bell, una película carente de identidad, de propuesta, de riesgo, de tiempo propio, una película que deja claro que el cine es también narrar la misma historia sin tener que ser la misma historia. Lelio parece no haberlo comprendido.

CONOCE MÁS. Esta es la crítica de Erick Estrada a Gloria, versión original dirigida por Sebastián Lelio.

Gloria Bell
(Chile-EUA, 2018)
Dirige: Sebastián Lelio
Actúan: Julianne Moore, John Turturro, Michael Cera, Brad Garrett
Guión: Sebastián Lelio
Fotografía: Natasha Braier
Duración: 102 minutos.

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