LAN. Festival audiovisual obrero, es una propuesta de creación de una plataforma, que visibilice, y ponga en valor, proyectos audiovisuales que recojan el sentir de la clase obrera; sus rasgos identitarios, su estética, su entramado social y asociativo, su arquitectura, su capacidad de lucha y adaptación y, sobretodo, la memoria histórica y colectiva.
La margen izquierda de la ría de Bilbao ha sido escenario de las transformaciones industriales más importantes en el desarrollo del territorio y de su entramado social. El siglo XX se caracterizó por las dinámicas de transformación a través de la minería, la siderurgia, la metalurgia y la industria naval, y que de forma paralela sucedía en otros lugares de Europa. Todo ello generó un ecosistema propio en múltiples niveles y con diferentes estratos: la arquitectura, la economía, la educación, el ocio, la cultura, la política, el tejido asociativo… Fueron forjando un carácter, una forma de funcionar, unos valores, una estética… Una identidad colectiva, en definitiva, que permanece hoy en día.
En días pasados, del 13 al 17 de mayo de 2019 se llevó a cabo la segunda edición de LAN Festival Audiovisual obrero y el éxito fue mayúsculo.
LAN 2 trailer from itxaso diaz on Vimeo.
Este 2019 LAN trabajó en tres formatos.Una exhibición realizada en la Sala Etxepare – Bizkaia Aretoa llamada La marcha de hierro y que presentó trabajos realizados por parte del alumnado del Máster de Arte Contemporáneo, Tecnológico y Performativo de la Facultad de Bellas Artes de la UPV/ EHU, como ejercicios de apropiación de “Tras la marcha de hierro”.
Catorce proyecciones en la Sala Art House Zinema de Bilbao.
Una conferencia en el Hika Ateneo llamada El relato del presente con la presencia de Edorta Jiménez y Sonia González.
Sobre los resultados de este año y sobre la extensión de LAN llamada LAN Tour, Cinegarage recogió algunas declaraciones de Itxaso Díaz, co-directora de LAN.
“Sobre la exposición agradecemos la colaboración de las siete personas que realizsron el trabajo de apropiación del archivo en video de La marcha de hierro, que fue la marcha que realizaron los trabajadores de Altos Hornos en el año 92 con la intención de impedir que se cerrase esa fábrica y se despidiese a los 2000 trabajadores que al final se despidieron.
“Para ellos ha sido un ejercicio de acercamiento al territorio y a la historia pues ninguna de ellas es de Euskadi. Hay una portuguesa, una italiana, una extremeña, una gallega y un madrileño. Además todas estas personas nacieron después del año 92 con lo cual han tenido que empaparse bien de la historia de este territorio y de la casuística de la desindustrialización, algo que les pilla un poco más lejos.
“Luego tuvimos el programa de proyecciones. Tres días en Bilbao arte donde se vieron 10 de las películas de la Sección Oficial y dos películas invitadas, Los últimos mineros (de Nahuel Ojjioni) y Machines (de Rahul Jain), un documental duro sobre las condiciones precarias de trabajo en una fábrica de diseño de tejido en la India.
“En la conferencia los dos escritores invitados hablaron sobre el pasado industrial y lo que supone tanto la desindustrialización como la postindustrialización en el territorio.
“La mirada de LAN fue al final muy femenina y muy feminista. Más del 50% de lo proyectado o expuesto fue realizado por mujeres.
“Ahora toca iniciar el LAN Tour, un pequeño viaje a rincones y pueblos de Euskadi para que conozcan a LAN. Hay cuatro piezas de la Sección Oficial que quedaron ya pensando en el contexto rural. Una película seleccionada por ejemplo habla sobre pastoreo y ovejas que queremos llevar a Carranza, en donde hay un colectivo llamado Mutur Beltz que se encarga y trabaja el tema de las ovejas de cara negra, autóctonas del Valle de Carranza y que ahora se encuentran en peligro de extinción.
“Preparamos entonces esa sesión en Carranza, otra en Orduña, una en Gasteiz y siguen surgiendo propuestas para llevar LAN a otros contextos”.
Erick Estrada sobre LAN Festival Audiovisual Obrero.
Javier San Martín, profesor de Bellas Artes y crítico de arte le comentó a Itxaso Díaz, co-directora de LAN “Sólo con ver la palabra ‘obrero’ proyectada en la pantalla yo soy feliz”. No podría estar más de acuerdo.
En estos años en que se ha decidido otorgar el grado de “historias” a películas gigantescas
fabricadas para el consumo y el desecho, pretendiendo ser el todo del todo y que buscan que olvidemos todo lo que hay fuera de la sala de cine mientras el show se mantiene, siempre se sentirá uno seguro de que algo queda en el ser humano más allá de discursos de destrucción para el consumo al encontrarse con proyectos como LAN, un ejercicio experimento discurso diálogo puerta de entrada a historias que lo son de verdad y que además, como fue el caso de esta edición, buscaron y lograron apropiarse de la historia en sí.
Rafirmar identidades o incluso recrearlas y reubicarlas es un proceso necesario en tiempos de una globalización cada vez más alejada de lo humano y de lo cercano. Nada de malo hay en la conexión con los de allá siempre y cuando las identidades que conectan sean sólidas pues sólo al serlo serán propositivas e incentivarán diálogos e intercambio de ideas. Proyectos y trabajos como LAN recuperan y fortalecen identidades a partir de la actividad y el ejercicio artístico, igualmente olvidado por la globalización homogeneizante.
Es a través de la actividad artística real que se puede resistir ante el mono discurso de los grandes medios, de un mainstream que dicta sin escuchar. Debajo estamos todos, individuos con identidad personal y compartida, capaces de dialogar y generar discurso a través de la actividad artística, tan personal como el autor y tan universal como sus lenguajes. Si como en este caso esas identidades son las obreras, figuras a las que el gigante mono discursivo quiere desde siempre dejar sin voz, el esfuerzo el doblemente loable y la recompensa inconmensurable.
Es una nota gigantesca de esperanza, un alimento para la resistencia lo que LAN propone, genera y dispone para nosotros. Tenemos que aprovecharlo.
