Berlinale 2019. So Long, My Son, crítica

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So Long, My Son
(Xiaoshuai Wang en 2019).
El recuerdo contra el presente
Por Erick Estrada
Berlinale 2019
Cinegarage

La historia de una pareja que comienza en los años 80 en una China confundida con su futuro se une a la de otra que dejará que esa confusión la arrastre. Ambas, inevitablemente, terminarán en un lugar diferente. Alrededor de ello los ingredientes que usa So Long, My Son con una precisión asombrosa y un timing marinado en la lentitud de las transformaciones son la muerte, el cambio, la mentira, algo de traición y sobre todo el recuerdo que se enfrenta a un presente que no sabe a dónde se dirige para convertirse en futuro. Drama maduro.

La pareja en la que parece centrarse Xiaoshuai Wang en 2019 sobrevive los agitados cambios que China emprende en esos años tratando de ajustar su propio tiempo al nuevo mundo y ello los lleva a un choque de concepciones tremendo que se empata (la película de Xiaoshuai es cruel por momentos) con la muerte de su hijo.

Ahí, en el arranque de este viaje de años, la cámara de Xiaoshuai es lejana y hasta cierto punto fría, como si midiera el salto que vamos a dar, como encontrando a los personajes perfectos a seguir en este trance, como respetando la tragedia que se desenvuelve frente a nosotros pero incapaz de ignorar que ahí está el origen de todo lo que quiere contar.

Efectivamente así ocurre.

So Long, My Son nos lleva con calma y sin brusquedades a través de un drama inundado de humanidad. La pareja buscará entre la resignación y el recuerdo mantener vivo a su hijo en medio de un mundo que se asesina a sí mismo. Con encuadres imaginativos, plantados en una realidad confusa pero identificable al 100% la cinta demuestra la resistencia de esta pareja a un cambio cómodo. Ellos prefieren conservar, guardar, permanecer en contra de sus amigos que ha decidido dejarse llevar por un mundo ultracapitalista e insensible y en esa división la película encuentra con lucidez impresionante marcar el discurso que quiere entregar y, lo mejor de todo, sin juzgar a ninguna de ellas.

La familia que busca recordar, sin embargo, es la emisaria ideal. Un hijo muerto y una relación puesta a prueba danzan entre los recuerdos que nos lanzan a través de la pantalla y que si por un momento parecen aleatorios demuestran que no es así: son todos parte de un acomodo discursivo no lineal que provoca, claro, que los matices adornen a estos personajes y se nos abra la puerta de la empatía. Hacia el último tercio de la película, en consecuencia, estamos con ellos, dentro de ellos, interesados en su enfrentamiento a los nuevos tiempos.

Al final, con la aparición de la verdad que se ha escondido desde la muerte de su hijo hasta un siglo XXI que le ha quitado personalidad a todo el pasado, Xiaoshuai parece decir que esta pareja es de supervivientes porque se ha atrevido a guardar y a recordar en un mundo que le exige a sus incondicionales olvidar para poder “avanzar”. La secuencia del paseo por la nueva ciudad en la que no se reconoce nada y en la que lo viejo es demolido en pos de un “avance” irreal y superficial, es la última llamada de atención de Xiaoshuai antes de dejar caer su bomba final pues tras ese paseo, esta pareja en resistencia decide ir a visitar la tumba de su hijo, una tumba que ahora mira a un paisaje que podría estar en cualquier lugar. Para ellos no es así porque ellos miran hacia atrás, al rostro de su hijo y al interior de la tumba, acto sacrílego en un mundo que nos exige ir siempre hacia adelante sin importar las consecuencias.

So Long, My Son es entonces y al mismo tiempo un poema interior que invita a resistir la mundialización y a recuperar el alma a través de los recuerdos, a ejercitar la pérdida con lo ganado tras ella y no con lo que se puede echar encima para dejarla pasar. Xiaoshuai entrega una película cálida y calma en medio de escenarios tormentosos, una receta para la reconciliación en el enorme cuadrilátero en que se ha convertido el planeta. Un canto del alma que recuerda, cuando el dragón capitalista pide que nadie jamás debe mirar atrás.

Si eso fuera poco, todo el dolor, toda la mentira, toda la traición y toda la calidez, todo el amor y el enfado, el torbellino y el lago tranquilo en que se desliza esta historia cambiante y alucinante por su inteligencia, se ve y se siente a través de los ojos de sus actores. Un regalo extra dentro de esta tremenda experiencia.

CONOCE MÁS. Esta es la crítica de Erick Estrada a The Golden Glove, vapuleada por la crítica alemana en la pasada Berlinale.

So Long, My Son
(Di jiu tian chang, China, 2019)
Dirige: Xiaoshuai Wang
Actúan: Yong Mei, Wang Jingchun, Xi Qi, Jingjing Li
Guion: Mei Ah, Xiaoshuai Wang
Fotografía: Kim Hyun-seok
Duración: 180 minutos.

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