Se presentó el libro Memoria Fílmica Mexicana 1983-1984

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Memoria Fílmica Mexicana. Luego del desmantelamiento de los aparatos estatales de producción cinematográfica, el cine mexicano en la década de los ochenta se dividió en dos ramas, una más prolífica que la otra: las películas realizadas por la industria privada, enfocada en las comedias para adultos de bajo presupuesto, y el cine independiente, con un número menor de producciones, pero con un alcance que continúa hasta nuestros días.

El tema se discutió en la presentación editorial de Memoria fílmica mexicana 1983-1984, que se llevó a cabo el 26 de febrero durante la 40ª Feria del Libro del Palacio de Minería. En el panel estuvieron Guillermo Vaidovits, director de desarrollo académico de la Cineteca Nacional; Leonardo García Tsao, coordinador del libro; Fernanda Solórzano, crítica de cine de la revista Letras Libres; Hugo Lara, director del sitio web CorreCámara y Erick Estrada, director de Cinegarage.

Memoria fílmica mexicana es una publicación de la Cineteca Nacional que continúa la labor de archivo de Emilio García Riera en Historia documental del cine mexicano, una colección que cataloga la producción de largometrajes mexicanos, de 1929 a 1976, con fichas técnicas, sinopsis y comentarios valorativos. El proyecto lo retomó primero Eduardo de la Vega Alfaro en Historia de la producción mexicana, en donde cubrió la etapa de 1977 a 1982.

“Es una labor como la planteó Emilio: crear el mapa del cine mexicano”, afirmó García Tsao. “¿Hacia dónde iba en los ochenta? ¿Hacia dónde se estancaba? ¿Hacia dónde se iba al barranco el cine mexicano?”. Debido a los fines puramente económicos de las productoras, los filmes estudiados en el libro son mayoritariamente comedias sexuales (“sexy comedias”) o cintas de narco y violencia fronteriza, géneros que no contaban con ninguna clase de intención artística.

“Fue muy instructivo pasearse por esta etapa”, comentó Fernanda Solórzano. En las películas, la autora de Misterios de la sala oscura (2017) encontró patrones de comportamiento preocupantes que se relacionan con problemas actuales. Por ejemplo, habló del sexismo en ciertas comedias donde “se da por hecho que los patrones van a abusar de las empleadas domésticas, a las cuales tratan de una manera horrible. Pero todos se ríen”, dijo.

CONOCE MÁS. En este episodio Erick Estrada habla con Fernanda Solórzano sobre su libro de ensayos Misterios de la sala oscura.

Sin embargo, de acuerdo con Hugo Lara, este periodo tan menospreciado tiene aspectos notables para el estudio. Las carreras de algunos realizadores de la Época de Oro continuaban, pero en condiciones de calidad precaria, como la de Ismael Rodríguez (“haciendo refritos de sus películas”) o Gilberto Martínez Solares (“haciendo cine de ficheras”).

El crítico contrastó con la mención de un grupo de cineastas independientes a los que calificó de “verdaderamente heroicos”: “en las condiciones más adversas, ya sin el apoyo estatal, con recursos mínimos, hacen películas independientes como Nocaut (José Luis García Agraz, 1984) y Deveras me atrapaste (Gerardo Pardo, 1985), que todavía son referentes de su generación ahora”.

Con la coordinación de García Tsao y la investigación de Solórzano, Lara, Estrada, Eduardo de la Vega Alfaro, Ernesto Diezmartínez, Rosario Vidal Bonifaz y Cecilia Pérez Grovas, Memoria fílmica mexicana 1983-1984 es el primer volumen de una serie que pretende llegar a la actualidad. “La investigación ya está entregada hasta el año 89”, confirmó Guillermo Vaidovits.

También queremos anunciar que, en un tiempo relativamente breve, además de la edición impresa, habrá una edición electrónica que contendrá más imágenes”, concluyó el académico. El título puede ser adquirido en la tienda de la Cineteca Nacional por un precio de 200 pesos.

Por su parte, Estrada comentó que la entrada de su generación de críticos e investigadores al proyecto de García Riera era una forma de cerrar o de “darle la vuelta” a un ciclo y mencionó que tuvo un cambio de perspectiva al revisar “con un ojo más profesional” películas que ya había visto “a escondidas, por error, por rebote o porque salían en la tele cuando uno tenía diez, doce años”.

“Volverse a encontrar con estas películas para mí ha sido bastante revitalizador. Especialmente las de esta época tan maldita, tan vilipendiada, tan mal comprendida, tan poco revisada, ¿no? Mucha gente dice: ‘Claro, las sexy comedias de los ochenta’. ‘Claro, el cine de ficheras’. Amigo, ¿cuántas has visto?”, afirmó.

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Memoria fílmica mexicana

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