TIFF 2018. The Load, crítica

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The Load.
El desecho de Europa
Por Erick Estrada
TIFF 2018
Cinegarage

Es la guerra. La Guerra otra vez. Serbia es bombardeada antes de terminar el siglo XX como una muestra de la imbecilidad política que vaga por el mundo. En ella y a través de ese pequeño viaje en el tiempo al que nos forza Ognjen Glavonic, veremos a la creación como salvación en un mundo que a veces olvida que cuenta con esas salidas.

A lo lejos la ciudad es bombardeada y en el famoso último encargo (notamos que esto lo ha hecho no una sino innumerables veces) Vlada tiene que llevar un misterioso cargamento de Kosovo a Belgrado. Su trailer es pesado pero no sabe y parece que nunca sabrá lo que lleva ahí, no del todo, no todo el tiempo.

En su tránsito accidentado por la guerra (barricadas, puentes bloqueados, caminos destruidos) Vlada tendrá inevitables cruces con personajes a los que Glavonic presenta como accidentes. En un lenguaje seco, punzante, gélido, doloroso en la falta de colores ¿naturales?, la película comenzará a comunicar una incomodidad dura y tensa, como los caminos que Vlada debe recorrer, incapacitado por su extraño trabajo para congeniar con quien sea. Este trabajo, además de todo, se realiza en medio de una guerra.

En ese tránsito, uno llega a pensar incluso en la mortal tarea que los choferes del camión suicida en El salario del miedo (Francia-Italia, 1953) tienen que llevar a cabo. Vlada siente ese miedo, está forzado a trabajar en lo que hace y ganarse la vida y ese miedo se retroalimenta de la secrecía de sus cargamentos, que a veces pesan demasiado y otras apestan a corrupción y muerte, las mismas que aceitan el engranaje en guerras como la que Vlada transita.

La película, en su montaje de personajes -que supedita al montaje de la película- pinta entonces en estas carreteras derrumbadas a un país que sobrevive traficando con desechos, con lo que nadie quiere ver, con los resultados de la guerra en un país que es a la vez  un desecho de Europa -la guerra es el indicador-, un país utilizado desde siempre y con una historia siempre manipulada por otros.

Depresión. Pesar. Determinación como la única salida. La película es entonces un reclamo a la orgullosa Europa que esconde sus desechos en él y en países similares para poder vender al mundo la idea de un progreso a la sombra del gran capital. ¿En qué momento la película se transforma de descripción en montaje? Cuando Glavonic cambia el rostro apesadumbrado y amargado de Vlada, quien después del encuentro con un fantasmal rockero hambriento y muerto de frío, escucha su música (silenciada por los ruidos de la guerra) y a través de ella se comunica con el hijo que lo espera entre impaciente y adolorido por su ausencia.

En la reacción del hijo de Vlada, una sorpresa florida en medio de la desolación congelada de The Load, está el reclamo poético de la película. El hijo es el depositario indirecto de lo que hemos transitado (con y sin Vlada), en él se acomoda toda la información, toda la emoción, toda la frustración pero también las posibilidades de sumarlo todo.

Esa única luz en la tundra citadina bombardeada por los aliados de occidente, ese destello de voz encabronada y adolescente, ese retumbar de las palabras que surgen de lo que hemos visto en estos ocres encuadres, es el reclamo de una gente que sabe lo que pasa, pero que no siempre puede cambiar sus circunstancias, dominadas por una guerra llena de intereses ajenos a esa gente.

Sin querer, The Load es probablemente la mejor descripción del alma punk que ustedes vayan a encontrar en mucho tiempo. Sumen que es una estupenda película.

CONOCE MÁS. Esta es la crítica de Erick Estrada a Cold War, película de Pawel Pawlikowski también presentada en el TIFF 2018.

The Load
(Teret, Serbia-Francia-Croacia-Irán-Qatar, 2018)
Dirige: Ognjen Glavonic
Actúan: Leon Lucev, Pavle Cemerikic, Tamara Krcunovic, Ivan Lucev, Igor Bencina
Guion: Ognjen Glavonic
Fotografía: Tatjana Krstevski
Duración: 98 minutos

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