La noche del demonio capítulo 3, crítica

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La noche del demonio capítulo 3
El amor lo puede todo
Por Erick Estrada
Cinegarage

Cuando la pandilla de James Wan comenzó a taladrar la gruesa pared que separa a los que hacen cine en Hollywood de los que no, la sorpresa no fue menor. Saw (o El juego del miedo, como pésimamente se le llamó en México) hizo pensar a muchos que el horror encontraba una nueva veta y que las historias de violencia aterrizaban por fin en el siglo XXI.

Eso en parte fue cierto.

Con juegos macabros como el que plantea esa saga el mercado respondió inmediatamente y los estudios vieron el pasillo despejado para poder patinar con cuartas o más partes que desvirtuaban lo que a medias había construido Wan: un poco de mal gusto y de disgusto en películas pertenecientes a un género visto como de mal gusto porque tiene que generar disgusto.

Luego la situación cambió.

Al nacer el proyecto Insidious (o La noche del demonio como también pésimamente se le bautizó en México) las esperanzas renacieron y después incluso se nos hizo creer que ese terror de los años setenta, con propuesta dramática y discurso visual estaba de regreso también con propuestas hermanas como El conjuro.

Fantasmas detrás de la puerta.

Si bien la promesa se cumplió a medias, ese primer Insidious y su particular secuela pecaban paradójicamente de miedo. Bien planteadas, bien desarrolladas, la solución final a sus problemas sobrenaturales era siempre la más sencilla y en este caso, la más familiar: el amor filial, la unión de los miembros del clan.

El conjuro, tan enfocada a los aires del clásico El exorcista, caminaba en el mismo sendero pero, igual que las anteriores, olvidaba aquél trágico, incómodo y violento desenlace para hundirse con el fantasma que ronda al mundo en estos años: el de la corrección política a ultranza que para estos efectos, exige dejar a la audiencia tranquila, relajada, a pesar de haber jugado con ella a lo largo de 90 minutos.

Olviden La masacre de Texas (EUA, 1974), olviden los temores e implicaciones políticas de La profecía (EUA-Reino Unido, 1976) y olviden por supuesto el fraticidio en defensa propia que cierra pero no apacigua el discurso desarrollado en El resplandor (EUA-Reino Unido, 1980).

Ahí precisamente está La noche del demonio capítulo 3.

El planteamiento es tan decente que -incluso con ciertos destellos del tipo de terror que se avecina- se toma el tiempo y describe y se describe, plantea y replantea e incluso matiza presentando personajes que parecían pasajeros y que después tomarán cierta importancia en el conflicto: un espíritu maligno extremadamente poderoso al que, de paso, le gusta espantar a quienes viven en este edificio de departamentos, siempre a la caza de cualquier persona que demuestre alguna debilidad o, como en el caso de esta película, “haya dejado una puerta abierta en busca de algún otro espíritu”. Quinn Brenner está en busca de su madre recién fallecida y en ese intento se deja ver ante ese espíritu que ahora la busca para su propio placer.

Referencias al trabajo previo de Wan que, aclaremos, no es el encargado de esta película. Un juego parecido al de las econdidas en El conjuro (con el personaje estrella de esta aventura bien ambientada, Ellise Rainier, perdida en un especie de sótano en donde se encuentra con su alter ego de ultratumba). Escenarios que sí se inspiraron en El resplandor (el propio Leigh Whannel me lo contó en los primeros días del rodaje en Los Angeles) y diseños de escenario con detalles que no se ven pero se sienten. Sorpresas visuales que aunque nos saquen de tono trabajan bien en ese piso de ese edificio lleno, sin que se abuse nunca, de hielo seco: atmósferas, digamos.

Pero al final, la resolución también cojea. Ellise Rainier bien elaborada por la verdadera estrella de esta serie de terror cinematográfico (Lin Shaye, enamorada del personaje como también ella misma me confesó en esa visita al set) y la víctima en cuestión (interpretada por Stefanie Scott) primero dudando de la situación y después y sin explicación dominándola incluso en la oscuridad más profunda (si los personajes no se sorprenden no podemos sorprendernos nosotros, si los personajes no se emocionan la película comunica aburrimiento y lentitud) y reaccionando como si supieran lo que viene escrito en el guión.

Horror 100% americano, la casa embrujada en mezcla psicodélica con rostros lastimeros y sonidos desconcertantes, pero detrás, la complacencia de un final en el que la buena onda y la fraternidad son suficientes para iluminar la sala y dejarnos tranquilos, tanto como para considerar a ese edificio homenaje a Kubrick como un sencillo y probablemente demasiado elemental castillo de naipes.

La noche del demonio capítulo 3
(Insidious: Chapter 3, EUA, 2015)
Dirige: Leigh Whannell
Actúan Dermot Mulroney, Lin Shaye, Stefanie Scott, Hayley Kiyoko
Guión: Leigh Whannell
Fotografía: Brian Pearson
Duración: 97 min.

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